domingo, 21 de diciembre de 2014

RAZONES POLÍTICAS

Hay personas que piden esfuerzos cuando ya los han realizado, sacrificios cuando ya los han hecho y metas cuando ya las han alcanzado; son la excepción que confirma la regla. Son los primeros en ajustar sus intereses al beneficio de las normas establecidas, sin renunciar a cambiarlas, si es preciso, por las vías políticas de la razón en aras al bien común de las mayorías. Son amantes de su libertad y de la libertad de los demás, creyendo en la potencialidad del hombre.
También quiero dejar constancia que sin partidos (aglutinadores de tendencias parecidas) no hay democracia. Que ésta responde a los intereses de aquéllos para propiciar soluciones. Soluciones muy diversas que deberían pasan por el acuerdo entre los mismos, evitando que alrededor de sus líderes se aúnen los afiliados. Los partidos han de compartir los principios de Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad invocados en el Proyecto de Ciudades Ocupacionales de que nos ocupamos y propugnamos en este blog. Sus organigramas internos no pueden ser similares a los de otras sociedades que estén exentas de capacidad de respuesta por parte de sus bases; su electorado ha de soñar con la modificación, en tal caso, de invalidar la impostura de quienes se afilian con el sólo ánimo de ostentar un cargo de renombre. La  teoría cuadrangular es una medida ejemplar, de fácil aplicación ante prácticas equívocas de sus miembros. Abogar por la renuncia de un cargo, a veces, resulta un sacrificio; compartirlo, limitando su tiempo, no es doloroso por saberse de antemano. La plasticidad de las formas, la ductilidad de los principios, la regeneración de los hombres, son comprensivos acuerdos que han de contraponerse a las costumbres, las tradiciones o hábitos que no necesariamente son mejores.
A veces, los intelectuales (pienso en gran número de mis profesores de Universidad),  no conectan con la mayoría de la gente trabajadora, al interesarse en su discurso más por la pureza de su idea o por su estudio subliminal (que no da pan y a ellos nos les falta) que con la propia idea motivadora. Los trabajadores se retienen, permanecen en segundo plano, los consideran teorizantes, prepotentes y no acuden a sus conferencias. Tampoco participan en sus coloquios, creyéndose disminuidos o inferiores. Ser intelectual no es motivo suficiente para sentirse orgulloso; a no ser que sus métodos propicien puntos de encuentro o potencien formulas para concluir en prácticos acuerdos.
Una regla, sin embargo, encomiendo: Eludir las críticas contra los oponentes; ni siquiera en periodo de campaña electoral. Baste con legitimar las propuestas que se difunden, realizando la pedagogía adecuada permanentemente. Sean contrastarlas al final del mandato y, en su caso, arbitrar las medidas correctoras necesarias o asumir las responsabilidades contraídas. Un empresario, un consejero delegado, un director de empresa, siempre paga el precio de sus errores. Un político también ha de pagarlos.
Revisar la historia para responsabilizar al hombre. Al hombre privado. Al hombre público. Al hombre que, en definitiva, es el origen y la causa de los desvelos con que ocupamos el tiempo. Por citar los años más próximos, en España, en 1975 fue la crisis de las izquierdas; en 1980 la crisis del comunismo; en el 2010 las crisis del socialismo; ¿qué crisis nos aguardará en el 2015?
Ya he sabido que mi abuela materna enterró las ideas políticas de su juventud en la fábrica dónde trabajó, descubriendo que su lucha laboral era dirigida, con manos ocultas, por trepas sin responsabilidad alguna. Individuos que debían obediencia a una organización piramidal y comunista regentada desde Moscú.
Va siendo conveniente equiparar a las organizaciones (partidos, sindicatos, empresas u otras asociaciones) de Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad (HTR) para que su liderazgo emerja, desde abajo, con un plan, un proyecto, un ideario, un objetivo, una forma concreta y especifica de cómo realizarlo y abolir las practicas de agruparse entorno a un líder carismático, independiente o representativo de un poder que encumbre a sus seguidores. Un sistema colegiado, distinto al yo dirijo, yo mando, tú obedeces, que engaña a las bases moviéndolas como marionetas que, con seguridad, desprecia soberanamente.
Comprendo, no obstante, que cada hombre es una inspiración. Que nunca se termina de aprender. Algunas personas son referentes y la realidad es compleja en un solo tiempo para vivir. Quizá la historia sea un producto que no resuelve nada. El presente, a la hora de actuar, se encuentra sin memoria, se queda en blanco, amnésico, velado. 
Por último, mis reflexiones encubren la siguiente pregunta: ¿En estos momentos se están dando las circunstancias adecuadas para un cambio de Sistema?
Oí al señor Díaz Barrado de la Universidad de Extremadura decir en un Congreso celebrado en Noviembre de 2011 en Almería, que “la libertad es contraria e inversa a la igualdad”. Me escandalicé pensándolo. Comprendí más tarde que tenía razón. Su estudio era acertado. “A medida que ganamos en libertades la desigualdad aumenta”, dijo.
Leí al corresponsal de El País Antonio Caño, el siete de Diciembre de 2011 que “el presidente Obama llama a combatir la injusticia social en EEUU, pidiendo un acto contra la desigualdad”. Mencionaba “que el ejecutivo promedio de aquel país, hace una década, ganaba 30 veces más que sus trabajadores, hoy recibe 110 veces más”, haciendo alusión al discurso del citado Barack Obama, quien textualmente dice: “Esa clase de desigualdad nos perjudica porque la clase media ya no es capaz de comprar los bienes que producimos. Esa desigualdad distorsiona nuestra democracia porque le da una representación desproporcionada a unos pocos. Más importante, esa clase de desigualdad viola la promesa que radica en el corazón de América: que este es el país en el que, si lo intentas, puedes triunfar”.

Siempre hallaremos noticias optimistas. De lo contrario, habrá que fabricarlas para llevarlas a cabo.

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