sábado, 28 de diciembre de 2019

TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ


Para que exista la democracia, no hay duda: la ley ha de ser respetada.

Todos sabemos que la Constitución la hemos de respetar y prevé los medios y formas para que unos y otros, independentistas y republicanos, logren sus objetivos, pero en ninguna de sus líneas dice que los votos de los diputados sean distintos. Y si todos son igual de legales y validos, ¿por qué entonces para la formación de Gobierno, tan necesaria a estas alturas después de tanto tiempo, algunos osan criticar, desprestigiar, deslegitimar la validez de los votos separatistas, comunistas o fascistas? Permitan que en España haya intenciones y pensamientos diferentes y dejen de anunciar calamidades teniendo fe en la Constitución que es de todos y para todos. Modifíquenla como está previsto, dejen de vociferar y de meter miedo. Solo las dictaduras prohíben, coartan, reprimen, abusan de su poder y desean el pensamiento único.

Estaremos todos de acuerdo en que, desde que se instauró en España el Sistema democrático, con mayor o menor intensidad, con mejor o peor calidad y acierto, las leyes se han tenido que cumplir y, en su caso, adecuar por los cauces previstos. Nos guste o no, eso es lo correcto.

A través de la fuerza también se ejerce convertir el Estado en otras formas de gobierno. La rebelión, revolución, anarquía, golpe de estado, alta traición, sedición, desobediencia, pueden hacer que un país cambie de régimen o sistema político. Las manifestaciones, huelgas y más raramente la desobediencia civil, suelen darse cuando la ley brilla por su ausencia o esta se aplica de manera injusta a juicio de la ciudadanía y, por lo general, sólo es posible en un país democrático. La autodeterminación se da en pueblos sometidos, subyugados o tiranizados por otros pueblos más poderosos. 

En España saltarse la Constitución implica responsabilidades que nadie ignora y, más aún, los mandatarios encargados de su formulación. Una mayoría de representantes del  Parlamento catalán lo hicieron para independizarse y separar la comunidad del Estado al que pertenece.

Responsabilidades han tener igualmente los miembros del Gobierno de Cataluña que, presuntamente, no solo permitieron si no que incitaron al ciudadano a manifestarse con violencia para sembrar el caos y la barbarie con sus consiguientes costes materiales (cierre de comercios y transportes, barricadas y fuegos de contenedores, daños físicos y morales a personas, imágenes al exterior de desordenes  fascistas para hundir el turismo  y la inversión), además de una descarada hipocresía ordenando arremeter contra los mismos a los que animaron a provocarlo, poniendo en grave riesgo a las fuerzas del orden público que todos pagamos con nuestros impuestos para que nos protejan. No hay peor castigo para determinadas personas (y más siendo catalanes) que retraerlos el dinero del valor de todo cuanto han deteriorado. Pero no, los políticos y ciertos energúmenos seguidores de estos se irán de rositas sin que se lo detraigan de sus cuentas o nóminas, porque aquí solo pagan los de siempre, mientras otros gozan de impunidad y altos sueldos: Vergüenza ajena me da.

También me indigna que los Partidos Políticos velen solo por sus intereses y no por el general de España del que tanto alardean. Entiendo, sí, a los independentistas porque van de cara, como lo hicieron saltándose las leyes de todos por las que, como he manifestado, han de responder; pero no acierto a comprender los insultos, descalificaciones, superioridades de los miembros unos partidos sobre otros: todos tienen iguales derechos. Tengamos la fiesta en paz.

martes, 3 de diciembre de 2019

QUE EL PASADO DE ESPAÑA NO REGRESE AL PRESENTE


“Un diplomático alemán murió en París asesinado por un judío. Los nazis utilizaron el incidente para espolear una revuelta contra los judíos en toda Alemania. Asaltaron sus comercios y negocios y mataron mucha gente. A ese suceso, Kristall Nacht, la Noche de los Cristales rotos, lo llamaron así por la infinidad de cristales rotos de los escaparates esparcidos por las calles. El Gobierno alemán aseguró que había sido una revuelta espontanea, pero, en realidad, se trató de un acto de barbarie perfectamente planeado y ejecutado por el gobierno, y estuvo a cargo del mismísimo Goebbels.(Noviembre de 1938)”.

Todo el mundo sabe como acabó aquello.

En Noviembre de 2019, 81 años después, en España, concretamente en Cataluña, ocurrió algo con tintes parecidos a cargo de los CDR y orquestado, presuntamente, por un gobierno que se dice democrático, pacifico y dialogante. Un gobierno que, afortunadamente, carece de armas como aquel, pero henchido de soberbia suficiente para declarar la independencia de un territorio que no solo a quienes lo forma y a sus seguidores pertenece. Un gobierno que promueve un sentimiento patrio y victimario odiando a los que no comparten su ideario, anteponiéndolo a la razón sin importarle el daño que provoca en la gente y en el lugar donde lo practica, por mucho que consideren que la biología puede cambiar los sentimientos.

¡Líbrenos Dios de espíritus tan retorcidos!

Cuando ves como viven en algunos países, nos damos cuenta de la suerte que tenemos. Pasa, sin embargo, que en España no todos vivimos igual de bien y las desigualdades del bienestar cada vez son más acusadas, aumentando las diferencias entre pobres y ricos, entre lugares de primera y de segunda, con gente olvidada debido a su nula voz, a su silencio, a su indiferencia o a la “comida de coco” que les efectúan sus gobernantes para tapar sus propios desaguisados.

“Uno no es de donde nace sino de de donde pace”. Uno es de allá donde se le quiere, se le estima o se le reconoce. Solo la autosuficiencia sirve para iniciar a faltar el respeto a los demás.

Y ojo a las palabras. Desconfiemos de las voces que, aun siendo elocuentes, incitan al odio, a la violencia, a la descalificación. Todo comienza con el discurso que nos enfrenta. Aquel que aborda la discriminación, la diferencia, la supremacía. Aquel que nos entusiasma y alardea de nacionalismo exclusivo para contaminarnos con la superioridad de los unos sobre los otros.

“El mundo es representación. La realidad es representación y la representación es realidad. Lo mejor es aceptar la representación tal como es. La lógica y la realidad no existen, del mismo modo que no existe el convencimiento de que todos somos hijos de la tierra, de la misma tierra. Pretender seguir el camino del entendimiento por medios heterodoxos, es como pretender que un escurridor flote en el agua. Nadie es capaz de lograr que flote un objeto lleno de agujeros”.

La paz, la armonía, la convivencia en la educación han de prevalecer. El odio genera odio. La violencia engendra violencia. La pobreza deriva a más pobreza. Existen bienes, recursos, medios suficientes para que nadie tenga que predicar la caridad para los demás. Basta con que seamos responsables, solidarios y tolerantes entre sí y entre los demás pueblos. Las soluciones no pasan por la independencia, sino al contrario, por  atisbar en la comprensión la búsqueda de los problemas y las fórmulas para remediarlos entre todos y no aisladamente. 

viernes, 8 de noviembre de 2019

DEMOS LA PALABRA AL PUEBLO


“Ni la unidad de España ni la independencia de Catalunya valen una imagen de violencia”.

Los tiempos de la tiranía y la imposición representados por las fuerzas de las monarquías, dictaduras y religiones pasaron ya. Es hora de dar la voz al pueblo sin violencia, sin renunciar a que cada cual piense y sienta lo que quiera, lo que su conciencia dicte, siempre y cuando mantenga el adecuado respeto a los demás, tolere ideas, creencias y formas de expresión distintas que puedan ser rebatidas.

Deseo que estas líneas, hoy ocho de noviembre de 2019, se lean sin que en ellas puedan ver mis lógicas tendencias políticas (sociales y económicas) y sea creíble, objetivo e interesado en el bien general de España y su gente, aunque algunas manifestaciones formen parte del ideario de algún partido.

Previamente he de decir que, tras la muerte del dictador Franco, creo que el espíritu de nuestra Transición, guste o no o se invoque que el ejército u otras fuerzas malignas condicionaron su resultado, fue modélico, ejemplar y reconocido meritoriamente por todas las naciones democráticas. Hoy, desde hace un tiempo, debido a muchas circunstancias prolijas de enunciar, se ha denostado quitándose la importancia que merece, hasta el extremo de que son muchas las voces que claman por otra nueva Transición que, a mi juicio, no corresponde.

El Parlamento que de las urnas salga elegido, dará luz verde al Gobierno para que lleve a cabo lo siguiente:

1-      Perdonar. Perdonar no significa humillación (“quien se humilla será ensalzado”) sino todo lo contrario: exaltación, honra para quien lo otorga. Quien perdona encontrará compasión. Quien responde con odio con odio será respondido. La violencia engendra violencia. Un círculo inmemorial que convendría cortar.  

Los políticos presos y juzgados culpables al acometer el incumplimiento de la ley a sabiendas, atribuyéndose atribuciones políticas que no le correspondían decidiendo algo que no solo a ellos, sino a todos los habitantes, compete y cuyas consecuencias podrían ser tan graves como la división del territorio de España, las luchas entre sus hombres y pese a granjearse las más abyectas simpatías, pese a todo, deberían de ser perdonados.

2-      Modificar. En compensación y a fin de evitar acciones de oprobio, discriminación, supremacía de unos sobre otros, escasez democrática, aliento al desorden… que se han dado en Cataluña y pueden darse en otras partes de España, se hará una reforma en profundidad de educación desde la guardería, que acometerá la práctica oficial y real con los mismos libros de texto e idioma único en todas las comunidades. Hay que mantener y potenciar la diversidad que nos enriquece  y no la de tiempos pasados que nos embrutece mostrándonos sentimientos tribales.

Aprovecho ya  para sugerir modificar aspectos autonómicos a fin de optimizar recursos creando centrales de compras o anulando e imitando competencias transferidas que su uso demostró ser nocivo  u optimo respectivamente. También que el Senado sea arbitro de tales oscilaciones y de otras cuestiones que merecería la pena arreglar.

Necesitamos de un Gobierno de ciudadanos libres, no subyugados ni dirigidos por entes e intereses que lo domine y que sea consecuente con que un país no progresará (ni se vivirá bien) si su gente o parte de ella está condenada a enfrentarse a vivir con rencores y odios, rencillas y dolores sin reparar, aunque tal reparación exija algo a cambio.

 “Vivir es convivir. La vida de cada mortal es absolutamente individual, pero en ella se encuentran inexorablemente los otros. Sociedad, sin embargo, significa algo muy distinto de masa, mera yuxtaposición de hombres anónimos que ahogan su soledad juntos, sin unirse realmente”.



viernes, 1 de noviembre de 2019

EL FIN, NO SIEMPRE, JUSTIFICA LOS MEDIOS PARA CONSEGUIRLO


Mi objetivo es vender mis escritos igual que el de otros es vender su género. Una meta loable y digna que deseo alcanzar con todas mis fuerzas. Un afán que procuro lograr transmitiendo hechos, historias y pensamientos que entretengan y disfruten a los demás. Sin embargo, pese a que en ello vuelque mis mejores intenciones, aporte mi sacrificio, constancia, dedicación y mis novelas gocen de buenas críticas, no lo consigo. He llegado, por tanto, a convencerme de que para que la gente los lea he de darme a conocer o hacerme famoso, lo que supone acometer algún tipo de acción apoteósica de enorme trascendencia  o provocar  algo, sea lo que sea, que llame la atención para que así suceda.

Lo que importa en realidad es lo que siento, no la actividad a la que me dedico por muy significativa que sea y me proporcione la subsistencia adecuada, ya que no colma mis sueños. Es el arte que amo lo único que puede facilitarme la plena y absoluta satisfacción lanzándome hacía el triunfo y el esplendor. No digamos de los muchos  que pintan, bailan, hacen música y practican artes con las que, para su desgracia, no pueden ganarse la vida y subsistir dignamente manteniéndose en el  anonimato cuando existen otros artistas iguales e, incluso inferiores, que son famosos  izados por la publicidad u otros medios espurios.

Tal vez sean mis sentimientos los que me obsesionan y hagan enloquecer mis pasiones. Pero pretendo acabar con lo que considero una injusticia y he convencido a otros tantos como yo, para pasar a la acción y dejar de ser desconocidos, irrelevantes y dependientes de esos otros artistas que se creen superiores porque manejan el gobierno de la organización a las que todos pertenecemos: seremos soberanos e independientes, ajenos a sus antojos y prioridades.

Provocaremos, como he citado, acciones  violentas con proyección internacional que nos distingan: saquear establecimientos, incendiar contenedores con los que levantar barricadas, cortar carreteras, vías de tren, aeropuertos, impedir que la gente estudie o trabaje, causar el pánico en un estadio u otras acciones incontroladas cuyas noticias  trasciendan e impacten en la opinión pública para presionar a los que nos someten y nos permitan, únicamente a nosotros, el derecho a decidir sobre algo que es de todos.

¿Qué importa el camino elegido si obtenemos lo que nos hemos propuesto? ¿Cualquier cosa que hagamos merecerá la pena por conseguir nuestros objetivos?

¡Qué lamentable error! Catalanes, catalanufos, andaluces, charnegos, artistas.

¿Se crucificó a Cristo para que el cristianismo triunfara? ¿Alemania causó la mayor guerra conocida para que Hitler y el fascismo vivieran en la memoria de toda la humanidad?

Miles, millones de seguidores también pueden estar equivocados y, eso sí, en ambos ejemplos, los muertos fueron numerosos e incalculables, porque cuando el sentimiento (adquirido de forma inconsciente) prevalece a la razón (aprendida por el saber y el sentido común) no hay armas que detengan los  fanatismos. Las Guerras Santas y bélicas aún prevalecen con sus idearios y líderes a la cabeza, con los adoctrinamientos patrios originados por  simples chispas o falacias inocentes que claman justicia en defensa de interese personales o partidistas.

Los muros  y las fronteras no se crean para la independencia (una entelequia) sino para enfrentar a la gente de bien que no les importa quién los gobierne si lo hacen con bondad,  justicia y respeta la libertad de todos. Eso sí, el fin, no siempre justifica los medios.

viernes, 18 de octubre de 2019

LOS C.D.R.


Es intención del presente escrito destapar la imagen de unos energúmenos que predican la paz y la convivencia con sus acciones y darlos a conocer  por sus iniciales:

C de CERRILES.

D de DEMENTES.

R de RESES.

También lo podían ser de Cabrones. Dementes. Reseteados.

Y que cada cual, a la vista de sus actuaciones patriarcales, los alimente con la imaginación que  más les plazca ya que, en definitiva, no son más que unos pobres adoctrinados.

Pasa algo parecido con la Virgen de Montserrat, que no es negra, aunque así lo crea mucha gente. De hecho se la conoce como la Moreneta. Es una virgen de madera oscurecida o que ha sido pintada de negro. Eso no solo pasa en Cataluña sino en muchas otras partes donde cuajan las doctrinas de quienes mandan.

Léase Companys, Puyol o,  quien como Torras dirige a los cabrones dementes reseteados y pacíficos demócratas desafiando la ley, en la que no creen cuando esta no les conviene. Léase a los mártires creyentes republicanos e independentistas que huyen a tierras cercanas a vivir del cuento, tal como lo hacen Puigdemont, un ejemplar catalanufo, y otros correligionarios que ríen a bocas llenas las travesuras de aquellos que sacan sus castañas del fuego.
 
¡Bien sabían lo que hacían!

Lo mismo que aquellos otros que comen  la sopa boba como un tal Mas o gente interesada en convencer a los demás, insistiendo que Cataluña no es España y ni siquiera forma parte de la península Ibérica porque así lo dice la historia que ellos han inventado y aprendido.

Y lo extraño del caso es que estos muchachos de la CDR (Campos desolados revolucionarios) ignoran que siempre surge la algarabía cuando los mandamases se ven en aprietos y los llaman a combate. Ejemplos recientes los tenemos con los múltiples casos de corrupción y engaños como los del tres por ciento, los de Puyol y familia, los del Palau o, el actual: las bromas de los condenados por sedición que probaron a ver si colaba la reivindicación a la que, desde siglos inmemoriales, siempre acuden cuando se ven en problemas.

Ignoran que todos somos iguales, hayamos nacido donde hayamos nacido, y que solo es cuestión de tiempo que volvamos a ser negros como lo fueron nuestros antepasados, ya que, en definitiva, los hombres nacemos vírgenes y el tiempo, cada vez más deprisa, nos desvirga, sobre todo, a los incautos que se creen muy listos.

Así que contra la independencia paciencia y a favor de los CDR (cobardes discursos ramplones) pienso, alfalfa y cuadra. 

Cada pueblo, cada persona, se dice, que siempre tiene lo que se merece.

¡Ah! Y no olviden que la independencia no existe, y menos en un mundo globalizado como el actual, y que la república no es sinónimo de mejoría. Y más que nada, vean, comparen y respeten a la gente nacida en España, tal como, quieran o no, lo han hecho los nacidos en Cataluña, con derechos y obligaciones a decidir sobre todos los territorios que la componen.

lunes, 7 de octubre de 2019

UN JUEGO ATREVIDO


De un novelista español copié una frase que más o menos decía así:

“Es bueno probar a sostener lo contrario de lo que uno cree y comprobar que también puede persuadir, incluso más que la propia ciencia. Luego puede volverse al punto de partida, porque lo importante no es estar en lo cierto, sino estar a gusto”.

Recuerdo cuando, siendo un chaval, llevaba la contraria a otro que tenía igual opinión a la mía:

-          No. De ninguna manera Di Stéfano es mejor que Kubala. –Aseguraba y mentía.
-          Di Stéfano es el mejor–decía-. Ya le gustaría al Barcelona tener a un futbolista como él.
-          Pero Kubala es un fuera de serie: dribla, hace malabares con el balón, lo domina y controla, personifica la elegancia en el terreno de juego y destaca sobre los demás.
-          Y Di Stéfano –contestaba el otro- mete goles, recorre el campo, distribuye el juego, participa en el equipo y, sin tanta ostentación, cautiva la atención del público.

Y, así, sin proponérselo, me facilitaba caracteres de mi ídolo, que era el mismo que el suyo. Y aprendía cualidades que, a mí, no se me hubieran ocurrido. Y aumentaba más argumentos que esgrimir en su defensa cuando llegara la ocasión. Y consolidaba más mi opinión. Y…

-          Estoy convencido que lo ideal es no meterse en política, evitar la crítica, pasar desapercibido y decir lo que antes se recomendaba: “Yo soy apolítico”.

-          ¿Pero, acaso, el hombre es un ser no imaginativo e irreflexivo; mudo y contemplativo; sin emociones ni sentimientos que manifestar?

En el fondo de la cuestión, la mayoría de los hombres estamos de acuerdo y comulgamos con el ideal de vivir mejor, en armonía; sin embargo, no somos capaces de convenir cómo hacerlo, qué fórmulas emplear para conseguirlo. Tal vez, una de ellas sea la expuesta y experimentar expresando lo que no se siente, haciéndote pasar por lo que no eres, poniéndote en lugar de los demás. Un ejercicio o juego que enriquecerá para comprender otros puntos de vista, para reflexionar sobre ellos, para prescindir o no de los propios, pero siempre respetando los de los demás, aunque los criterios sean diferentes y estén, como los tuyos, condimentados con  ausencia de violencia y  el deseo de comprender lo que, a veces, resulta incomprensible.

¿Qué fue lo primero?: ¿El huevo o la gallina? ¿El hombre o la mujer? ¿Cuántas veces han surgido tales preguntas? ¡Prescindamos de  las voces de aquellos que las inventaron con una desbordante imaginación y un escaso conocimiento en el espejo de su imagen y semejanza! Un conocimiento que, poco a poco, va cimentando la idea de que pelearse o imponerse a nada conducen, teniendo además presente que el origen y el destino de la vida del ser humano son únicos y seguros, misteriosos y desconocidos, emergiendo y desapareciendo sin explicación.

Institúyase escuelas infantiles, parvularios, procedimientos en el hogar donde se hable correctamente, con buenos modales, educadamente, con palabras impecables que sean voces moduladoras de la imaginación y los sentidos de los críos. Estas, al fin de cuentas, evocarán las emociones que guiarán sus sentimientos de dolor y placer con los que dirimirán sus actuaciones en el futuro que les aguarda, que, en ningún caso, será violento. Y, finalmente, evítese la lucha por las ideas con acritud, de manera desaforada, sin respeto ni armonía, que no es sino un medio perdido, vacío y carente de razón que nos enfrenta y nos destruye.


viernes, 27 de septiembre de 2019

LA DICTADURA DE LA DEMOCRACIA


¿Cómo acabar con una dictadura sin matar a su dictador?

Un dictador se define, en una acepción, como un gobernante que asume todos los poderes del Estado y que no se somete al control constitucional ni legislativo alguno. En otra extensión, su significado corresponde a persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás.

La historia nos ha ilustrado con numerosos ejemplos de dictadores que han obtenido su poder por las armas, herencias, golpes de Estado… e incluso designados por la gracia de Dios o por el pueblo democráticamente. (Reyes y caudillos, Hítleres y Papas, por poner unos ejemplos). Metamos en el mismo saco las llamadas dictaduras de las mayorías, del proletariado, de los grupos de poder (iglesias, sindicatos obreros y empresariales, organizaciones en general, etc.) que desde la claridad o las sombras influyen con autoridad sobre la vida de la gente y, por supuesto, no nos olvidemos del mal que la mayoría de nosotros vemos en España, cuyo dios, el dinero, se maneja sin tasa ni rigor, abusando de su cargo, por quienes han de administrarlo.

He reservado para el final este protagonista conocido, que socialmente campa con impunidad casi absoluta como si formara parte de un fenómeno natural imposible de evitar. No me refiero a jueces y magistrados, que gran parte  de ellos también,  por mor de su autoridad, se consideran dioses  intocables, alejados del pueblo llano como lo están los políticos, sino a estos que sufren y babean a la hora de pedirnos el voto, sabiendo que su acta es poder y dinero.

Aunados en determinados partidos o grupos, la casta política está distante, cada vez más, de los problemas de la sociedad. Los ignoran. Se aúpan en sus privilegios asignándose mayores ingresos y cuotas de autoridad (idílicos compañeros de viaje) para actuar a su conveniencia, arbitrariamente o sin control, sin que nada ni nadie se lo impida. Los líderes (defensores de la democracia procediendo como caudillos) los estimulan, al ser ellos los más beneficiados: viven lejos de la gente a la que dicen representar y defienden, ausentes de responsabilidad, solo  sus intereses y los de su partido, a juzgar por las disputas y resultados que originan. 

¿Qué empresa aprobaría los gastos producidos por la incapacidad de sus dirigentes? 

Los reemplazaría o se resarciría de alguna forma. A los actuales políticos hay que echarlos o que asuman los costes  causados que, al no afectarles, despreciando a la gente, ni los valoran.

No se trata de acabar con cinco o más cabecillas o de convertir España en un territorio con más diversidad de caudillos o de anular la democracia: no. Pero sí hacer que la misma brille con la opinión de la gente (limitada a depositar una papeleta: no su pataleta con la que si se sufre) que quiere no ser la pagana de yerros y egos, dándoles una lección a sus representantes, introduciendo en las urnas nuestro voto a favor del partido que  creamos conveniente y en el que rece (salvo que los Padres de la Patria asuman los gastos que han causado): VOTO NULO.

Se puede conseguir, si queremos y sin ser partidistas, que la Mayoría Absoluta sean los votos nulos y la Junta Electoral sancione lo que convenga. Que el Defensor del Pueblo, la Junta del Poder Judicial y otros organismos tan importantes tomen nota y no se duerman en los laureles. Que los políticos no nos tomen el pelo, dejen de actuar como dictadores, respondan con algún castigo para que siendo iguales ante la Ley, quién la haga la pague

Ya va siendo hora, que ningún poder suponga un problema y si, flagrantemente, incendia un fuego donde no lo hay, con sus recursos lo apague: sueldos y subvenciones cobrados, más coste de elecciones fuera no a cargo del erario público, sino de sus causantes.

viernes, 13 de septiembre de 2019

LA PENÚLTIMA OPORTUNIDAD


Toda responsabilidad de formar o no gobierno compete, antes de recurrir a nuevas elecciones, en exclusiva o en primer término, al Presidente de Gobierno en funciones: Don Pedro Sánchez.

La gente demanda y clama para que se forme gobierno y, a ser posible, que sea estable. Tal afirmación no es solo de las personas denominadas de izquierdas, sino también de un público de derechas y de centro que, como los primeros, están hartos de una clase política inepta e incompetente. Es decir, a nadie más que a Pedro Sánchez se le puede culpar por ello y nadie más que a él se le puede reclamar responsabilidades porque únicamente en su mano está poder hacerlo.

Conviene no olvidar que la moción de censura fue un éxito debido a que todo se puso a favor de quien la sugirió y de quienes la llevaron a efecto. A favor, igualmente ahora, está instaurar un nuevo gobierno. Los actores principales, los mismos, han de olvidarse de sus estrategias.

Pues bien, si Pedro Sánchez es medianamente inteligente deberá formarlo. Y si es preciso, metafóricamente, deberá bajarse los pantalones; ya tendrá tiempo para subírselos. Y Don Pablo Iglesias, del que se dice que sí lo es, no ha de tolerar, de ningún modo, que eso no suceda. Tendrá que evitar la torpeza de un insensato dispuesto a elegir un camino equivocado e inmolar lo que él considera un triunfo, antes que llevar a España por la senda de unas nuevas elecciones.

Pablo Iglesias ya perdió la partida. (Me permito recordarle el refranero: “Más vale pájaro en mano que ciento volando. La avaricia rompe el saco…”). Y, ojo, puede volver a perderla. El partido que preside fue injustamente vilipendiado y, al margen de otras circunstancias internas, ya va siendo hora de revertir el precio que tuvo que pagar y este puede ser un buen momento para obtener dividendos efectuando “el corte del cupón”. Podemos y Pablo Iglesias, en especial, pueden beneficiarse enormemente. Piénsese antes de perder definitivamente.  

Pablo Iglesias deberá gritar a los cuatro vientos que ya renunció a formar parte del gobierno cuando Pedro Sánchez, ingenuamente lo apartó. Deberá dejar constancia también, que su partido rechazó una vicepresidencia y tres ministerios, y elevará su prestigio como entonces que es lo que importa, y fortalecerá a su partido ante el pueblo si ahora, antes que Pedro Sánchez se encabezone sin medir las consecuencias, por el bien de España y de los españoles, renuncian igualmente a formar parte de un gobierno de coalición. Eso sí (no se lo digan a nadie) guarden el escrito de las medidas a las que el PSOE se comprometía a cumplir para, llegado el caso, sacarlas a relucir y poner al PSOE y a Pedro Sánchez en evidencia.

Aún no es tarde para poder hacerlo. Sánchez y España, principalmente, se lo aceptarán con agrado antes que volver a las urnas. Esperen desde su atalaya “a ver el cadáver de su vecino pasar”: la acción de gobernar desgasta, quema y sucumbe. Encontrarán el momento de arrebatar el poder que anhelan y en mejores condiciones. Basta ya de relatos. Uno obtendrá lo que siembre.
   
A Ciudadanos, a través de su presidente Rivera, le faltó coraje e inteligencia para formar coalición con el PSOE de Sánchez y le sobraron bravatas e insultos. Pudieron sacar al PSOE lo que hubieran querido, sin embargo, no lo hicieron. Aún no es tarde tampoco para que lo hagan, pero no lo harán porque los gobiernos locales y comunitarios están formados (podían haberlos presidido y ya no hay marcha atrás) y su imagen sería todavía más patética de la que han dado. Su estrategia incorrecta les pasará factura por muchos años.

martes, 20 de agosto de 2019

LA MUERTE NO NOS IGUALA


Se podrá decir lo que se quiera,  en voz alta o por escrito,  en los medios de difusión o digitales, que a los afectados les dará lo mismo. Expresarlo con las más abruptas palabras, con los improperios más indignos que se sepan, en Misa cantada o como se les ocurra, que la Casta del Poder ni se inmuta. Goza de una impunidad consentida que, entre ellos, los poderosos, mutuamente se proporcionan, siempre que los actos ilegales cometidos sean disfrazados, sin poder comprobarse en los tribunales. Así que, mientras tanto, mienten, roban, saquean y perciben comisiones. Se hacen con mansiones, consiguen riquezas, nombran jueces, pagan a testaferros y traidores, a letrados y asesores. Compran voluntades, montan negocios, sociedades interpuestas, fantasmas o tapaderas, se convierten en insolventes. Practican delitos, amañan sorteos, oposiciones, apuestas, efectúan presiones, amenazas y enmarañan cuanto les compromete disfrutando con ello. Y, antes de ser descubiertos, algunos se suicidan si, con anterioridad, no han conseguido anular, silenciar o matar a quien se atreva y pueda acusarles por mucho que, a veces, la prensa informe de pruebas convincentes contra ellos.

En tiempos atrás, las revoluciones acababan con tales plagas generando, a su vez, nuevos parásitos entre los dirigentes y principales que las instauraban. Estos se servían de pobres e ignorantes, creyentes de la verdad que les transmitían, a los que mandaban a luchar (triunfar o morir) por su causa.

Hoy, como entonces, la impunidad se la aseguran a base de favores y negocios, chantajes y sobornos... La extraña palabra “honradez”, para ellos, se halla proscrita y la transparencia desaparecida. Siempre existirá algún fin, algún heredero a quien dejar el botín conseguido. La banda que gobierna, administra  o tutela  los patrimonios funciona como una mafia en la que cada uno de sus miembros no tiene presente la idea de la muerte y el robo persiste, salvo que las transmisiones hereditarias y las cesiones se anularan por ley, caducando bienes, títulos y derechos del poseedor que fallece para que el Estado los revierta a la Sociedad de donde se obtuvieron.

¿Se trata de los genes que portan o de los “Tiempos Bobos” de los que hablaba Pérez Galdós?

Hoy, renombradas familias mafiosas (en la mente de todos: Pujol, Ruiz Mateos, Gil y Gil) continúan haciendo de las suyas y a la orden del día están los citados por tan insigne escritor: “Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose, hipócritas…; no harán nada fecundo; no crearán una nación; no remediarán la esterilidad…; no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Fomentarán la artillería antes que las escuelas…; y, por último, verás poner la enseñanza, la riqueza, el poder civil, y hasta la independencia nacional, en manos de lo que llamáis vuestra Santa Madre Iglesia… Siga el lenguaje de los bobos llamando paz a lo que en realidad es consunción y acabamiento…”

De analizar el origen de los problemas, de consensuar las soluciones a los mismos, casi, con total seguridad, podremos corregirlos. Y tan grave cuestión planteada, no se resolverá con simples paños calientes, habrá que dar con el codicioso germen y exterminarlo.

La vida es lo primero. Nada hay que pueda reemplazarla. La muerte y los bienes de un muerto, de ninguna manera, han de imponerse a aquella condicionando la igualdad de oportunidades y la libertad, ambas imprescindibles para todos. La carencia de estas no modera la riqueza y amplía las diferencias sociales al no partir de un mismo punto de salida. Por tanto, la propiedad privada  se habrá de regular cuando la persona física muera o, la jurídica, deje de tener actividad o presente más de tres ejercicios con pérdidas.
    

martes, 30 de julio de 2019

Savia nueva y experiencia


Hace unos días, una mayoría de españoles se entristecieron al ver cómo dos políticos (Iglesias y Sánchez) no se ponían de acuerdo para gobernar España. Entrambos, desde una posición social de progreso, podían haber beneficiado a la gente menos favorecida. A una clase menesterosa y  media (esta a punto de desaparecer) que siempre son los paganos de las facturas de las crisis económicas que ellos no provocan y más todavía, a raíz de las radicales medidas tomadas por el gobierno anterior que dejó numerosos muertos en el camino creando más ricos y más pobres que nunca, al contrario de lo que sería razonable para que las diferencias económicas cada vez fueran menos acusadas: Se esfuma, pues, la idea de favorecer a los más necesitados para que básicamente puedan vivir. Ni siquiera será menester ensayar con los que más tienen, a ver cómo responden si han de ceder una mínima parte, que en poco puede afectarles.

Hace unos días, cada uno de los líderes políticos en el Congreso de los diputados se esforzó por tratar de impresionar a los españoles con sus discursos responsabilizando al otro sin asumir ellos parte alguna de culpa, atacando a los demás, celebrando sus aciertos y proezas, pero ninguno se refirió a cómo se suben sus sueldos, conservan sus pagas y privilegios, mienten y engañan, se sienten impunes y beligerantes con insultos, descalificaciones e incitando al odio. Y nada, por supuesto, de las contradicciones en las que, de continuo, se ven envueltos, de las promesas que incumplen, de los gastos que originan.

¿Para cuándo disminuir asesores, cargos a dedo, enchufados y correveidile de los partidos? ¿Para cuándo eliminar instituciones obsoletas, duplicadas o vacías de contenido o, en su caso, facultarlas de actividad productiva? Senado, Diputaciones, Tribunal de cuentas, Empresas paraestatales, Consorcios y otros organismos a cargo de los impuestos de los españoles. ¿Para cuándo innovar la Constitución que, parte de su contenido, deje de ser una aspiración o simple ficción para que todo su articulado se cumpla?

Señor Iglesias reflexione el porqué se está quedando solo en el camino que iniciaron un Quince M. y le indico: Ignoró que más vale pájaro en mano que no ciento volando y despreció la ocasión que ha tenido de demostrar su valía (cosa que hizo echándose a un lado)  no apoyando a Sánchez. No obstante, aún está a tiempo y no defraudar a tanta gente. Sea generoso con los suyos aunque no obtenga nada a cambio, demuestre su inteligencia elevando sus dotes de estadista y no permita que los conservadores tengan la posibilidad de gobernar. Eso sería cavar su tumba y multiplicar las existentes suspicacias por las que de usted desconfían.

Señor Sánchez, su cerrazón no siempre le va a salir bien. El señor Iglesias (Podemos) y la oposición le están pagando con su propia moneda. Usted es el responsable. No  eluda su obligación culpando a los demás de lo que usted siempre ha hecho: mantenerse en una postura que precisamente no hace amigos y, menos aún, cuando unas veces dice unas cosas y, en ocasiones,  las contrarias. Y, por favor, sin ánimo ahora de recriminarle, no prometa lo que no es capaz de cumplir. Entérese de que el egoísmo o los principios a los que muchas veces alude, no son inmutables: nada es para siempre. No defraude a los suyos permitiendo unas nuevas elecciones y olvídese de las encuestas.

Señores: demuestren ambos que son capaces de compartir. Los conservadores son más pragmáticos que ustedes y ejecutarán aquello, no lo duden, de que al enemigo ni agua.

La fuerza de savia nueva suple la experiencia, a veces, marchita; a veces, ineficaz.

jueves, 18 de julio de 2019

SENTIMIENTOS Y HECHOS PELIGROSOS


No acierto a comprender que algo como el sentimiento religioso o la incitación al odio, pueda ser motivo de delito castigado con penas que son, incluso irreparables, como el de la cárcel.

El odio, según mi entender, es un sentimiento por el cual, alguien que lo experimenta, arremete contra otra persona o cosa mediante manifestaciones o expresiones verbales, escritas o teatrales.

Solo quien lo experimenta (patológicamente o no) lo siente y lo padece. No así la persona odiada (que la mayoría de las veces lo ignora) y, menos aún, en su caso, la cosa (carente de sentimientos). Por tanto, el sentimiento de odiar no hace daño a nadie que no sea al propio sujeto que odia. Los odiados, al contrario que aquel, lo olvidarán fácilmente, se mostrarán indiferentes sin que para ellos represente nada significativo y, sobre todo, no podrán evitar lo que de ellos no depende.

Caso bien distinto sería el empleo de la acción directa, tanto pacifica como violenta, en la que cabe interponer una demanda, en sus justos términos.

Es la acción ejercida por el sujeto que odia (o por quienes lo representen, en su caso) la que sí puede entrar a formar parte de la clasificación de faltas y delitos y, por consiguiente, ser penado el autor (o autores) en razón a los daños causados (nunca por el sentimiento de odio que sufran o digan padecer). 
Nadie puede probar ante un tribunal lo que su alma experimenta, por lo que alegar un sentimiento para acusar y denunciar, es tan burdo como jugar a la lotería esperando que toque; si bien, es cierto que, a veces, los jueces lo admiten a trámite.

Son las acciones las merecedoras, en su caso, de castigo, no el hecho de sentir.

Manifestar el rencor, el odio, la envidia e, incluso, el deseo de que fulano muera, no tiene por qué ser delito, aunque para ello invoque a dioses o espíritus, rece o haga sortilegios, peregrine a lugares fantásticos o ejercite la magia negra en el Caribe. Ya de niños nos enseñaron a poner una pizca de sal sobre una torre hecha de guijarros, para que a quien la destruyera se le traspasara el anzuelo del ojo que nos torturaba.

Instigar al odio no es ejercerlo. Cabe, sí, todo tiempo de advertencias para quienes lo pongan en práctica como el hecho de conducir a más velocidad de la indicada. Cualquier anuncio nos sugestiona con sus beneficios a veces catastróficos, pero no por ello son delictivos. Y es que, efectivamente, no hay efecto sin causa, ni causa sin efecto; pero por citar tales afirmaciones no se puede castigar a nadie. ¡Faltaría más! Estas necesitan de un medio para realizarse o para que lleguen a efecto.

Son pues los medios, los recursos, las medidas que se tomen para obtener un determinado fin (una venganza, un sacrificio, una extorsión,…) las que no tienen justificación posible, vengan de donde vengan y se hagan por el objetivo que sea, toda vez que nadie puede tomar la justicia de su mano.

Por último, reafirmar que los sentimientos pertenecen al ámbito personal e íntimo de cada uno de nosotros, no al conjunto de personas, sociedades o energúmenos que dicen sentir lo mismo que los pájaros piando. Fácil resulta vocear entre una muchedumbre, pero no se ha de consentir que, en su lugar, sean los sentimientos los que las sustituyan.

sábado, 6 de julio de 2019

¿Por qué no aceptar a los otros?


Defender lo que se piensa o lo que uno cree, es meritorio. Sin embargo, agarrarse a ello como si fuera un dogma, un artículo de fe o una verdad irrebatible, es, simplemente, una terquedad.

Nada existe que sea la panacea, la perfección o el no va más. A todo se le puede sacar punta, ponerle un pero, encontrar un resquicio o un punto débil por donde abatirlo.

Dos premisas, las anteriores, que vienen a significar que hay que luchar por lo que se considera lo mejor o lo ideal; siempre, con el debido respeto a quien opina lo contrario y, por tanto, con el derecho y la obligación de ambos a escuchar otras argumentaciones.

El panorama político actual en España muestra la diversidad de criterios que todos vemos y nos imaginamos. Surgieron de las urnas y, nos guste o no, hemos de acatarlos. Los políticos, no obstante, se encargan de agitar al máximo los mismos arrimando el ascua a su sardina, sin considerar, para nada, los intereses generales de estabilidad y otras circunstancias peculiares de las que todos los españoles estamos necesitados.

Ningún partido político (ni sus miembros) tiene superioridad ética para arremeter contra otro. Los votos conseguidos en los diferentes comicios son los que son y dan o quitan la supremacía de cada uno de ellos. Votos que, en una democracia, gozan de un mismo valor y se rigen por el cumplimiento de la ley, la cual ha de modificarse por las normas de antemano e igualmente establecidas (que no impuestas). El hecho de que alguien (persona física o jurídica) se salte la ley (por muchas razones que objete) deberá someterse a sus consecuencias. Es un principio a no olvidar como los efectos que han de causar el nulo respeto a la voluntad de los votantes.

Todos los partidos políticos, legalmente organizados, de conformidad con la ley instaurada en la Constitución que nos hemos dado, han de ser tratados con la misma consideración, tanto por la ley como por la gente. Aunque sea difícil, habrá de no tenerse en cuenta que antes, en otro tiempo, mataron, robaron, fueron corruptos o quisieron separarse de España por las bravas. Es lo mismo que si un delincuente, una vez cumplida su pena, sale de la cárcel: cueste lo que cueste, debería ser calificado como los demás ciudadanos (su castigo lo ha redimido) y, estos, olvidar el prejuicio que, como la sangre, corre por sus venas. Cabe, sí,  la precaución, pero no más leña del árbol caído: la sociedad debe aprender a perdonar para ser perdonada.

La vigilancia en el acatamiento a la ley, en todos los órdenes, ha de ser cuestión primordial.

Por consiguiente, las acciones positivas de buena voluntad y la confianza han de cundir con el ejemplo y, con ellas, aunque no sea fácil, acercarnos a la convivencia con acuerdos y ceder mutuamente en pro de la democracia para llevarla a cabo. No hacerlo, es sinónimo de intolerancia, de vetar o prohibir, de sentirse superior al otro, cuando nadie lo es en el plano de la igualdad a la que hemos de tender. Es más, entre partidos los pactos han de ser transparentes, sin disimulos ni engaños: la gente siempre entiende de generosidad y decencia (que valora) y no de lo contrario.  

Muchos se aterran con los partidos comunistas, nacionalistas, radicales, anarquistas…, pero si la ley los ampara: ¿por qué no aceptarlos? A los partidarios de dichos partidos, sin duda, les ocurrirá al revés: ¿por qué no aceptarlos? Lo importante es el debate y la acción democrática. La imposición sin debate produce provocación y, por tanto, nos lleva al desastre. Reprobables las acciones al margen de la ley y no las ideas por muy descabelladas que sean.

martes, 11 de junio de 2019

INDIFERENCIA


Hay quien considera que la igualdad no es posible y, eso, es algo que yo cuestiono, por lo que, a continuación, someramente, me propongo explicarlo.

Afortunadamente cada uno de nosotros somos distintos y, por tanto, la desigualdad siempre habrá de darse. De eso no hay duda. Además, eso es positivo y enriquecedor como lo es la variedad de pensamiento, la diversidad de culturas, la pluralidad de especies, las diferencias de las cosas.

Lo que sí tengo claro, es que mientras la llamada derecha gobierne de ninguna manera, nunca, la igualdad de la que hablo, podrá darse; es decir, nunca las personas tendremos la misma igualdad de oportunidades y, por ejemplo, los tres mil millones menos de deuda que Carmena ha reducido siendo alcaldesa de Madrid, se hubieran ido a bolsillos particulares, mientras la deuda de la capital de España se multiplica, y escuelas, hospitales, suntuosos edificios para la Magistratura o para enterrar a los difuntos, serían construidos para “ellos”, con carácter privado o, especialmente subvencionado, para gente con posibles, ya que a la plebe no la soportan.

Nos tendremos que ir acostumbrando a obras faraónicas y sin ningún sentido, salvo al ego de muchos que consideran que España es suya. Esos que se permiten insultar y ser cívicos hasta la médula diciendo cosas y las contrarias al mismo tiempo, sabiendo que solo “ellos” pueden ser los salvadores de España: son insultantes, peleles y tiranos de los que el pueblo llano está harto, si bien, otra fuerza oculta y perpetua siempre los ampara con su misterio y engaño.

Una reducida élite (desde las sombras de los púlpitos y confesionarios o escondidos en la obscuridad de templos y conventos) controla hasta el pestañear de nuestras vidas y seguirá así por mucho tiempo y eso solo cambiará cuando la verdadera igualdad de oportunidades se ponga en marcha eficazmente, para lo que será necesario modificaciones tan simples pero tan potentes como: regular salarios y rentas, pleno empleo, despido libre y libertad de huelga… en el mundo de las personas jurídicas. Y en el de las personas físicas: que el derecho a la propiedad privada expire cuando el titular de tal derecho muera o desaparezca...

Tal vez, puede que, para lograr algo tan simple como lo citado, tengan que pasar dos imperios más y la cultura cristiana se transforme o las enseñanzas de Cristo (de verdad y no como negocio) se practiquen. Mientras tanto, los hombres podremos ir pregonando que la libertad personal está a salvo cuando ello es mentira. La libertad aporta soluciones y también criticas, por lo general, molestas con el poder; sin embargo, la libertad no puede ser plena mientras la desigualdad persista o, por mejor decir (que para muchos no es lo mismo), mientras la igualdad de oportunidades no pase de ser un vocablo con el que queda bien quien lo pronuncia.

Llevar a cabo tal igualdad de oportunidades es lo que cuesta. Es más fácil llenarse la boca invocando a la libertad de elección de escuelas o médicos, cuando el dinero abunda en los bolsillos de quienes lo dicen. Se parecen a los independentistas, que dejarían de serlo, si en la tierra en la que residen reinara la pobreza. Por eso repudian a los que se ven obligados a dejar sus casas, a los necesitados, a los que carecen y han carecido de las mismas oportunidades que ellos han tenido.  Y es que el cinismo de muchos políticos está llegando, en estos momentos, hasta la demencia. Los ciudadanos de a pie deberíamos tomar nota y castigarles con nuestra indiferencia.

jueves, 23 de mayo de 2019

ALGO RARO QUIERE DECIR DETÉNGASE, PELIGRO


Acaeció en un viaje organizado que realizamos a Egipto. En una de esas excursiones y visitas dirigidas, a las que íbamos todos en tropel, en una ciudad cuyo nombre no recordamos, pretendiendo experimentar cierta sensación de libertad, nos escaqueamos del grupo y tomamos otro camino. A medida que avanzábamos por aquellas calles angostas y sin pavimentar, un cierto tufillo de riesgo nos alertó que algo raro  sucedía. La gente nos miraba y parecían no dar crédito a lo que veían: “una pareja de guiris atrevidos, imprudentes…”, posiblemente sería lo que dirían. Decidimos preguntar e informarnos y, unos jóvenes bien vestidos, nos contestaron en perfecto inglés: “No sigan. Se están metiendo en una zona muy peligrosa”. Hicimos caso e, inmediatamente, nos dimos la vuelta a encontrarnos con el grupo.

Semejante hecho nos ocurrió en Barcelona. La fecha la tengo olvidada, si bien, hacía tiempo que la dictadura ya no existía. Con anterioridad la conocimos de pasada y la idea que teníamos de la misma era vaga y no significativa. Así que, deseando conocerla mejor, decidimos volver e ir solos para perdernos por las  calles del casco viejo, visitar sus principales edificios, museos y obras de arte, disfrutar de la animación de sus gentes, del continuo bullicio de sus ramblas y  gozar, en definitiva, con el placer de sentirnos en una España, ya no sólo con un acento distinto (que en cada rincón de la península se distingue) sino con un idioma diferente. Y a fe que lo pasamos de maravilla y siempre, en nuestra mente, está el repetir la misma experiencia. Pero allí, en Barcelona, igual que en una ciudad de Egipto, nos paso algo raro y parecido.
    
    -  Vamos bien, señor agente, por esta calle, en la dirección correcta para llegar al Museo Picasso. –Preguntamos a un policía de entonces.

     -  Si, si. Van ustedes bien. Pero háganme caso. Den la vuelta, y aunque sea algo más el recorrido, tomen aquella otra y llegarán igualmente. –Nos contestó el guardia.

No quisimos ni necesitamos preguntar el porqué. Ese algo raro ya nos lo sabíamos. Su traducción correcta siempre responde a lo mismo: deténgase, peligro.

Las causas, los motivos, las circunstancias, en cualquier caso, no importan: deténgase, peligro. La obligación de una persona sensata es retroceder, no dar un paso más, no pasar por esa calle, salvo que te guste la aventura, el peligro o ser un héroe o, puede, que la noticia de haber sufrido un ataque violento interese que salga en las noticias. Es, pues, la prudencia la que aconseja actuar así. Luego se puede analizar por qué sucede, cuál es la razón, la conveniencia de actuar, de acabar con tal o cual situación. 

Nadie ignora el hambre que hay en el mundo. Los principales problemas que nos afectan, sin embargo, no todos estamos interesados en padecerlos. Entre otras cosas porque ni Jesús, que murió en la cruz, nos convirtió a todos en sus seguidores, al contrario, son muchos los que le repudian o de Él  se aprovechan. Todo ello podemos investigarlo, discutirlo. Pero naturalmente, existe una excepción ¡cómo no! la de Albert Rivera, un catalán de pro, y sus seguidores.

¿Y por qué, llevando calzado a estrenarse, se meten en los charcos? ¿Y por qué, si se predecía tormenta y cuando salieron ya llovía, se dejaron los paraguas en casa? Algo raro, ¿no?

Hoy nos duele no ir a Cataluña igual que dejamos de ir a Euskadi, tierras maravillosas ambas, donde siempre fuimos acogidos generosamente. Nos entristece, nos da miedo, enfrentarnos a situaciones desagradables por unos fanáticos nacionalistas que no lo serían si fueran humildes o pobres.  

lunes, 13 de mayo de 2019

¡HOSTIAS!


Cada vez más, la Asociación de Abogados Cristianos acerca mi memoria a lo peor del cristianismo. Y es que, cuando eso ocurre, nada tiene que ver con seguir a Cristo y, menos aún, si se trata de poner la otra mejilla.

Aducir a un sentimiento religioso para defenderse de un malvado, porque así lo consideren, es refinar el ataque, la amenaza, el insulto del que se quejan y responder con la misma violencia.

Seguir a Cristo no es eso.

Ya sé que solo hombres íntegros pueden imitar parte de lo que hemos leído en los evangelios. Sin embargo, los miembros de la citada asociación, que se llaman cristianos, deberían ser más respetuosos con lo que de verdad Cristo representa. Ser cristiano es mucho más. Y ni siquiera las mismas Iglesias siguen su ejemplo.

¿Se puede denunciar a quien con hostias extendidas en el suelo grafía la palabra PEDERASTIA?

Nada contra:

-          Los pedófilos que abundan en las iglesias.
-          Los violadores de personas físicamente débiles como ancianos y mujeres.
-          Los maltratadores de animales indefensos.
-          Los que se aprovechan de la buena fe de la gente, con la que se enriquecen.
-          Los mercaderes del templo, “millonarios de Cristo”, al que venden en almoneda.
-          Los que adoctrinan, enriquecen, desprecian en pro de su idea.
-          Los que se arrogan algo que no les pertenece. Ricos y poderosos.

Y sí, en contra de:

-          Los que comulgan con otras ideas religiosas, agnósticos o ateos.
-          La libertad de los demás, especialmente pobres, que no tienen con qué defenderse.
-          Los que sacan imágenes a la calle replicando o refutando a las cristianas.
-          Los torpes que emplean el mal gusto para ser protagonistas.
-          Los que anteponen la ciencia y la razón, ante la fe y los demonios.
-          Los que denuncian, sin palios ni ritos, injusticias y despropósitos.

Y más grave todavía: que nuestras leyes admitan a trámite y provean de castigos a semejantes afrentas. ¿Cuál será el derecho sagrado o fundamental al que atenta? ¡Cuántas hostias no nos habremos comido de pequeños! Privar de libertad, coartar ideas, maniatar la voz pública, nada supone para quien no lo sufre, considerando más importante el pan ácimo sin consagrar, que las luces que brillan sin ocultarse.

Por otra parte, el odio no puede ejercerse contra nadie a quien no se conoce. Ni contra un sentimiento que no se ejerce.  Para odiar tiene que existir alguien o algo concreto al que odiar. Es más, quien odia es quien sufre y no al contrario. Una manifestación pública por mucho que ironice, sugestione o provoque, nunca puede significar odio y si, tal vez, desafecto que, en ambos casos, la indiferencia calma. Un símbolo, una voz, pueden ser odiosas o repelentes, pero nunca actos que matan o invocan a ello. 

¿Qué ánimo de lucro, interés, motivación hay en quien todo esto provoca? Me da el tufo, que las cucarachas andan por medio, en ello metidas.

lunes, 29 de abril de 2019

EVITEMOS LA VIOLENCIA


He escuchado y mantenido conversaciones con muy diferentes personas (familiares, amigos, vecinos, conocidos y otros) cuyos pensamientos no solo distan mucho de los míos (que estimo la diversidad como un bien a generalizar promoviendo la igualdad de oportunidades), sino que, además, entre ellos, argumentando las mismas razones de peso (libertad, democracia y otros valores de no menos relevancia como la honestidad, el respeto, etcétera…) a la hora de llevarlas a efecto, según promulgan, son absolutamente antagónicas entre sí, aunque en algo estén de acuerdo: en prohibir, imponer, someter…

¿Cómo gozar de libertad si ambas partes tratan de imponer sus criterios sobre los demás?

¿Cómo gozar de la democracia si son incapaces de dialogar entre sí o ponerse de acuerdo?

Insultos, vetos, amenazas, “kale borroka”, “escraches”, violencias, vandalismos y otras tropelías, son las únicas características que identifican a los extremismos que, además, se quejan atribuyendo al contrario las acciones que cometen.

Son personas de signos opuestos en el marco político, social y económico que vive España. Y, guste o no, los nacidos en el territorio español son españoles aunque, políticamente, algunos no lo sean. En otras épocas, y la historia nos ilustra al respecto, las denominaciones de la España de hoy y la gente que la ocupaba, eran bien distintos. Los tiempos cambian y continuarán cambiando, se quiera entender o no, sean más o menos duraderos sus periodos.

¿Quién actualmente no tiene sangre de sus antecesores romanos, visigodos, judíos o árabes?

Desde siempre nacer y morir son etapas naturales y realidades que nadie pone en duda; sin embargo, ni para las mismas existe acuerdo, siendo sonadas sus discrepancias. Los unos, tratan de nacionalizar mediando para que lo público prevalezca. Los otros, intentan privatizar para que sea lo privado lo que se instaure. Es decir, blanco o negro, sin matices. Comunismo o capitalismo, que jamás se entenderán, toda vez que los objetivos que persiguen, además de utópicos, están en la distancia, si no en las antípodas, de la mayoría de la gente.

Igualdad de oportunidades, a las que yo aspiro, es una mezcla de ambos posicionamientos sin que nada ni nadie los imponga, sin mediatizar ni obligar a hacer una u otra cosa, coexistiendo lo privado y lo público. Sin embargo, habrá que intervenir (dirigir, primar, competir, legislar) para regular todo cuanto directa o indirectamente desequilibre tal igualdad. La carencia de posibilidades para conseguir las mismas oportunidades en salud, educación, trabajo, justicia, poder de decisión, seguridad y medios vitales, es lo que, a mi juicio, habrán de regularse.

No todo tiene un mismo tratamiento y el poder ha de residir en el pueblo. Ambas cosas las saben nuestros políticos que son parte del problema y de la solución. Mirémonos y descubramos los misterios que nuestros genes arrastran, desde que el hombre es hombre, mediatizados por la presión de la conducta y la educación recibidas. Es hora de ganar el futuro y evitar la violencia, tanto verbal como física, conviviendo con pensamientos libres y distintos, sin que nada se imponga o prohíba, pero si regularizando las cosas a las que optar libremente, contrayendo, con su uso, una responsabilidad. Es decir, hagamos lo que queramos, pero ateniéndonos a las consecuencias, recordando que no hay efecto sin causa y que el fin no justifica los medios. Y, mientras ese tiempo llega, bien podríamos proponernos evitar, como hemos citado, todo tipo de violencia.

miércoles, 24 de abril de 2019

SEPA CON CERTEZA A QUIEN VOTAR


Soy uno español más que, en unas fechas,  iré a votar porque quiero hacerlo. Me estimo muy afortunado perteneciendo a una clase media (económicamente hablando) en extinción y, desde mi consideración de hombre de “izquierdas”, de avanzada edad en la que la aspiración personal o profesional carecen de fundamental interés, he madurado para llegar a las siguientes conclusiones:

Hay varios bloques de opciones a elegir que, a mi juicio y respetando otros criterios, son: 

1. Los de “izquierdas” con PODEMOS al frente.
2. Los moderados con PSOE y CIUDADANOS (escorados a izquierda y derecha respectivamente)
3. Los de “derechas” comandados por el PP.
4. Los nacionalistas: VOX (a nivel nacional) e independientes de diversas tendencias y lugares.
5. Otros referidos a cuestiones concretas: Animalistas, Regionalistas, Ecologistas y otros.

Ha llegado el momento de elegir una formación. Lo haremos, posiblemente, porque siempre votamos a los mismos o, de ninguna manera, nos decidiremos por alguno en concreto. Ahora bien, todos y cada uno de nosotros queremos lo mejor, lo que pensamos que será mejor para nosotros y el resto de españoles (que quiere decir para España), ya que, en definitiva, aisladamente, nadie quiere el mal para nadie y solo quien goza de intereses partidistas emplea argucias para “llevar el ascua a su sardina”. No es mi caso, dado que no pertenezco a partido alguno y mi identidad es tan española, desde “mi extremada moderación” (como yo mismo la califico) que me atrevo a suscribir lo siguiente:

Si económicamente eres pobre y quieres ser menos pobre o, si eres rico y quieres ser menos rico, vota la primera opción. 

Si no has perdido la esperanza, evitas aventuras y no te sorprende la rutina, vota al segundo grupo: tendrás, a veces, mal sabor de boca y los vientos te llevaran de un sitio a otro, pero… ¿qué importa si lo aceptas?

Si eres pobre y quieres ser más pobre o si eres rico y quieres ser más rico, no lo dudes, elige la tercera posibilidad.

Si quieres volver a la nostalgia de la dictadura donde  la democracia no cuenta y, con razón o sin ella, te impongan las cosas, seas pobre o rico, el cuarto grupo será el que te conviene.

El quinto apartado corresponde a gente especial, exclusiva de su propio interés por encima del general. Incluimos a ricos insolidarios nacionalistas que anteponen su identidad local a la tendencia ideológica por la que abogan.

No cabe duda de que existen difusas (o, tal vez, menos imprecisas) líneas de separación entre los grupos que componen los bloques citados. No obstante, hay un antídoto contra las falacias,  descalificaciones e insultos empleados por los “lideres” de cada uno de ellos (que denotan su incapacidad de argumentación) y, sobre todo, la más absoluta falta de respeto por nosotros, su electorado, tomándonos por “tontos”; pues bien, tal antídoto (reflexione) es no dar el voto a semejante prepotente y decidirse por otro: su confianza se lo agradecerá.

sábado, 13 de abril de 2019

INNOVAR LA CONSTITUCIÓN: UN PROPÓSITO PARA PONERSE DE ACUERDO


Votar es una decisión personal que debería realizase más a menudo para que nuestra delicada democracia fuera tomando cuerpo y cada una de las medidas a instaurar se fraguaran por la mayoría de los ciudadanos, sobre todo, cuando a estos son a los que les afecta sobremanera. En la dictadura un único individuo impone su criterio como si fuera Dios o su error no afectara. Actualmente, son unos pocos (dirigentes de partidos) quienes lo hacen con tintes internos de democracia, quedando al margen el ciudadano por mucho que le digan que está representado. La tecnología puede procesar, entre otras cosas, elecciones de forma rápida y económica.

Ya va siendo hora de adecuar la Constitución, nuestra Constitución, en todos y cada uno de sus Títulos, Capítulos y Artículos que la componen, por los españoles, mayores de edad. En su momento, allá por 1978, se aprobó, como no podría ser de otra manera, después de una larga Dictadura, dado los deseos de libertad de los españoles y los ánimos militaristas vigilantes. Hoy, posiblemente, algunos de los citados artículos se cambiarían. Aspecto este a sancionar por la gente y redactar por expertos en un determinado plazo fijado. Los nuevos, en su caso, serían o no respaldados por un número mínimo exigido de personas para llevarlos o no a efecto, en una votación definitiva.

Comenzaríamos así con una Constitución sometida e innovada por una democracia más perfecta, sin condicionantes, a la que nos iríamos aficionando (y más si se aprende en la escuela) eludiendo a la clase política de su gran carga de responsabilidad para la que muchos de ellos no están capacitados. Plebiscitos, a todos los niveles (local, comunitario, nacional) y de cuestiones muy diversas, serían muy aconsejables para que todos los ciudadanos tuviéramos la posibilidad de participar y fuéramos corresponsables. El pueblo empezaría a ser importante. Y, tal vez, no tendríamos campañas de trolas y promesas irrealizables como ahora, aunque su tiempo fuera más aburrido, carente de embustes que discutir, pero consecuente con nuestras decisiones ciudadanas, y cuyas dificultades nos serían achacables.

Hoy he soñando que el Poder, que surja de las Generales próximas del 28 A, lo propone a las Cortes para que lo citado, algo que está en la mente de muchísimos españoles, se lleve a cabo.

No hay duda que entre los muchos debates este es el principal y más trascendente de todos. A nadie se le escapa que las propuestas que efectúan los partidos políticos desde las tribunas, pidiendo los votos de la gente para poder presidir España, son, en su generalidad, normas y regulaciones determinando libertades a la ciudadanía, que, sin duda, son necesarias; sin embargo, lo antes posible, se debería ocupar al pueblo en la ratificación o no, como hemos citado, punto por punto, de la Carta Magna para que la implicación corresponda, por entero, a todos los españoles.

Una proposición esta, que merecería la pena prometer por todos los cabezas de partidos en disputa por el poder, actuando de heraldos de la misma, antes de que se conformara dicho Poder. Desde ya, se establecerían las ponencias propias de cada uno de ellos, el número mínimo de personas que dirigirían el proceso innovador de la Constitución, sus observaciones, sus resultas e implicaciones. Constituidas las Cámaras se llevaría a efecto la proposición con los acuerdos alcanzados, para que fuera confirmada por el Pueblo en un plazo de dos años, a la mitad de la Legislatura. Cabe tomar la presente medida sin miedo, sin heroicidad, ni de forma arbitraria, y sí, con prudente valentía en un tiempo periódicamente previsto de antemano.

domingo, 7 de abril de 2019

CONSEGUIR ACUERDOS


Pocas son las personas que pueden desasirse de la ideología que, a través de los años, se le ha impregnado en las costuras de sus neuronas. La objetividad en las opiniones es tan difícil de conseguir como el cero absoluto en la temperatura. Se puede intentar tratar de comprender al otro e incluso ponerse en su lugar sin perder la compostura durante un periodo corto, pero de ninguna forma suplantarle o pensar como él. Todos y cada uno de nosotros, por suerte, somos diferentes. Sin embargo, ello (lo de pensar de una u otra manera) cambia como cambia el clima dependiendo de las circunstancias que son variadas y caprichosas que obedecen al momento, lugar, perspectivas,  intereses,  predisposición,  adoctrinamiento, ánimo, sistema…

Somos muchos los que nos atrevemos a escribir sobre cómo perfeccionar las realidades existentes en beneficio de los hombres y la sociedad. En ellas coincidiremos la mayoría, no así en la forma de hacerlo. No obstante, y limitándonos a España, hecho en falta el discurso de aquellos que pretenden dirigir este país, a través de sus partidos, sobre los puntos comunes y vitales más importantes para el conjunto de los ciudadanos tales como:

1)      SALUD (Centros hospitalarios).  
2)      COBIJO, ALIMENTACIÓN Y VESTIDO (Viviendas, mercados comerciales).  
3)      EDUCACIÓN Y FORMACIÓN (Guarderías, escuelas, talleres).
4)      IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y JUSTICIA (Leyes, juzgados).
5)      TRABAJO Y CULTURA (Medios, recursos, disposiciones).
6)      SEGURIDAD, LIBERTAD Y DEMOCRACIA (Principios, valores).
7)      PENSIÓN Y BIENESTAR (Residencias, viajes).

Cada uno de nosotros puede pensar en las distintas etapas de la vida por las que discurrimos. A saber:

a)      Nacer y vivir. Y para vivir de manera digna es imprescindible el alimento, el vestido, el cobijo y, además, hoy en día, también otras necesidades con las que relacionarse. Para conseguir estas, el trabajo nos proporcionará los recursos con que poder hacerles frente. Obtener dicho trabajo dependerá de la salud, la formación, las oportunidades que tengamos y las exigidas por las leyes y normas establecidas.

b)      Crecer y desarrollarse no es baladí; incapaces que somos de valernos por sí mismos. Se precisa de cuidados y educación para llegar a la adolescencia. Una etapa esta sin duda, trascendente que marcará el devenir personal de cada uno de nosotros. 

c)       Ser adulto o animal político con criterios individuales y definidos. Un período definitivo para que el hombre pueda realizarse. Su salud, su cultura, su libre decisión, su respeto a las leyes establecidas democráticamente, su seguridad física y jurídica, su esfuerzo y voluntad, entre otros, serán elementos nada desdeñables, dignos de elogio.

d)     Llegar a la vejez y morir. Pocas necesidades materiales, pero si las necesarias para no ser una persona decrepita. Una pensión digna que permita no tener que pensar en ella.

Puntos y etapas en los que todos los partidos políticos podrían ponerse de acuerdo. Con seguridad, no tendrían dificultades para ello, independiente al orden de importancia en los que fueran catalogados. Luego, cada grupo, daría a conocer sus soluciones más convenientes, las fórmulas y medios con las que llevarlas a cabo. Más tarde, por último, a la vista de tales informaciones, la ciudadanía votaría con su mejor juicio y su ponderado criterio.