domingo, 22 de junio de 2025

HIPÓTESIS DE ACTUALIDAD

Perdonad si al escribir os parezco dogmático como alguno me ha hecho notar, pues no es mi intención, aunque con ello, como diría Antonio Machado, os estoy dando a conocer mi debilidad y no me importa, dado que mi único objetivo es el de ser feliz. Un fin que está por encima de las ansias del dinero y del poder que todo humano desee poseer.

Las personas tenemos por creencia, experiencia o razón algo que defender, ya que nos regimos por juicios insoslayables o, casi siempre, diferentes a los de los demás. Creo realmente que el alma no existe tal y como inapelablemente nos lo han pintado los inventores de tantas religiones existentes. Creo que la vamos adquiriendo poco a poco, desde el nacimiento y aprendiendo ¡sin saber cómo! a ver, oír, oler, tocar, saborear, andar, hablar, gesticular... para después pensar, hacer, imaginar y, junto a la memoria, conciencia y voluntad, durante toda una vida, alcanzar sensaciones, emociones y sentimientos que conformarán nuestra personalidad e idiosincrasia.

En España existe una gran afición por la cleptocracia, ya que son muchísimos los españoles que consideran que lo público no es de todos y se quedan con ello, lo destruyen o le dan escasa importancia para hacernos creer que es suyo.

Hay poderes y profesiones independientes que solo tienen de independientes su nombre. Todos: políticos, magistrados, autónomos, empresarios, trabajadores, etc. dependemos de unos ingresos para comer y vivir que se obtienen por prácticas laborales muy diversas, respondiendo en gran parte a decisiones superiores que se acatan por interés, convicción o ideología. La gente auténticamente libre no es, toda vez que la mayor parte está condicionada a algo de lo que no se puede desasir.

La democracia, sometida al poder de pocas personas, corre el riesgo de convertirse en autocracia y engañar al pueblo que no ve más allá de sus narices, dejándose llevar por un líder astuto que modula mentiras verosímiles enfrentando a la gente y aportando soluciones fáciles a problemas difíciles.

La justicia deja de serlo cuando quienes la imparten realizan hechos arbitrarios, sin pruebas, no objetivos y con criterios sórdidos en beneficio de los suyos o en contra de los otros, ya que su finalidad es mantener su estatus y ascender en su rango.

Los políticos, los jueces y todos los demás no somos iguales ante nada ni nadie.  Siempre actuamos en base a nuestro interés y personalidad porque nuestras mentes gozan de almas distintas, aunque muchos se crean inmunes, superiores e, incluso como los curas, obispos y otros, elegidos por mandato divino.

Más nos valdría repasar nuestra historia, examinando causas, motivos e ideas, de por qué sobrevino nuestra Guerra Civil y sacar conclusiones. Comprenderíamos muchas cosas y una sobre todas ellas: la relativa a cómo llenarse los bolsillos. Recapacitemos que un dictador se mantuvo por la fuerza en el poder unos cuarenta años, no fue capaz de retirarse antes a su puesto en el ejército, permitiendo para él y los suyos ¡por un bien superior! (eso sí), toda clase de tropelías que han quedado inculcadas en muchos sinvergüenzas que hoy, de ninguna manera, podemos tolerar ni aceptar. Observemos que las rivalidades políticas se agudizan y, sin argumentos ni explicaciones razonables, se confrontan porque sí o porque no, para no llegar a acuerdos, aunque nada de todo eso convenga al pueblo llano.

Tengamos cuidado con quienes nos venden la moto, interesados en arreglarnos los males de nuestras vidas en su propio beneficio. No confiemos en las promesas de charlatanes, vendedores de humo o crecepelos, que no podrán cumplir, pues la mayoría son una panda de embusteros y embaucadores que nos timan con obsequios o palabras que deseamos oír, teniendo en cuenta que somos animales que tropezamos dos veces en la misma piedra.

 

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