. Una justicia llevada demasiado
lejos puede transformarse en injusticia (Voltaire).
. El poder imaginativo vale más
que los conocimientos (Alberto Einstein).
. Ningún día es demasiado largo
para el que trabaja (Seneca).
. Es notoriamente más fácil
juzgar el espíritu de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas (G.
Levis).
. No hay hombre bastante rio para
comprar su pasado (Oscar Wilde).
. El que nunca comete errores es
menos cuerdo de lo que se figura (La Rochefoucauld).
. El dinero que prestas a un
amigo, te lo suele devolver un enemigo (Anónimo).
. El programa de la vida feliz
apenas ha variado a lo largo de la vida humana (Ortega y Gasset).
. A veces con los libros de
teología y de filosofía nos fatigamos para comprender que todo lo que se llega
a comprender no valía la pena ser comprendido (Alberto Pisano Dossi).
. Las sociedades no pueden vivir
sin freno; cuando falta la fuerza moral es preciso emplear la física (Jaime
Balmes).
. Toda idea nueva pasa
inevitablemente por tres fases: primero es ridícula, después es peligrosa, y
después… ¡todos la sabían! (Henry George).
. Las penas de la vida hacen
soportar la idea de la muerte; la idea de la muerte hace soportar las penas de
la vida (Pelet de La Lozére).
. El hombre no es hijo de las
circunstancias. Las circunstancias son hijas de los hombres (Benjamín
Disraeli).
. El presente no existe. Lo que
llamamos presente es la unión del futuro con el pasado (Michel de Montaigne).
. No hay más que una historia: la
historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de
esta historia mayor (Tagore).
. Un hombre dueño de sí mismo
pone fin a una pena con la misma facilidad con que inventa un placer. No está a
merced de sus emociones, sino que las domina (Wilde).
. El arte de la guerra consiste
en ordenar las tropas de tal modo que no puedan huir (Anatole France).
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