Me gusta escribir y lo hago, pero
hay días que no sé qué comentar, cómo transmitirlo o, simplemente, mi ánimo
está ausente. Leo en la prensa infinitud de noticias que iluminan mi caletre y
me abrumo con tanto por elegir; sin embargo, la idea que bulle de continuo en mí,
es el proceso de cambio a mejor de nuestra sociedad: España/CEE (una de las
comunidades que goza de un desarrollado bienestar, envida de la mayoría de
gente que no la habita) y, en la búsqueda
por lograrlo en armonía, al margen de ideologías y creencias, transito por determinados
caminos que considero los más adecuados que, en definitiva, son los que nos separan
y distancian, dado que las inquietudes que padecemos, en general, son uniformes;
homologas al dolor traumático no eludible que nos causa un sufrimiento que sí
lo es.
Tal vez, la dirección no tenga que ser unidireccional (vertical-derecha
u horizontal-izquierda); tal vez, deba ser
transversal, sí, pero combinando alto con ancho en mayor o menor largo.
Trataré de explicarme, ahora que queda demostrado, con los “papeles de Panamá”,
que las leyendas urbanas no son pura entelequia, sino que corresponden a
realidades donde se ve, claramente, la diferencia entre ricos y pobres, que no
son sino resortes de los primeros en su propio beneficio traspasando sus
cargas a los demás, para contribuir en menor medida a la sociedad de todos. A propósito, me viene a la memoria, la
filípica inmisericorde de Imanol Arias (un aparecido sospechoso) arremetiendo
contra una mujer/cooperante que tildó de ladrones, abiertamente, a los
dirigentes de todas las ONGs (7ºFestival de CIBRA 2015 en Toledo). Él,
ensalzando su vanidad, se hizo con un público crédulo. ¿Cómo concebir que
alguien se pueda aprovechar de unas organizaciones benéficas? Sentí vergüenza ajena
por ella que me pareció una persona bondadosa y confieso que estuve de parte de él; pero la
Ley de la gravedad (lo que yo llamo causa/efecto) es
igual para todos y me retracto al no haber puesto en cuestión sus palabras, hoy
vergonzantes y sin crédito alguno.
“No importa que los demás no cumplan las reglas
establecidas, yo sí”, me dice alguno.” Y lo hago convencido de que es en mi
propio beneficio”. Otros se miran en el espejo de los que se saltan las normas,
argumentando las injustas leyes instauradas en favor, especialmente, de los de arriba:
ricos y poderosos. Cabe, participo yo, poner los medios para que, en todo caso,
sean disposiciones cabales e ineludibles. Pero, para ello, toda persona ha de
tener la misma igualdad de oportunidades y ser igual ante la ley. Y eso, hoy
por hoy, igual que la transparencia de la que tanto se habla, es utópico. Utópico se considera el compendio de 5 Fórmulas
para el bienestar de España (obsequio al adquirir la novela ESCAPE) cuando en él se nos muestra la regulación del
Sistema económico/político actual que nos lleva hacía un adarve, y nos indica no permitir trampas de evasión de riqueza e impuestos… ocupar a los
desempleados… crear estímulos personales precisos para que la codicia tenga freno…
limitar rentas… luchar por cuestiones evidentes en una Naturaleza generosa de
la que formamos parte… evitar desde la cuna la desigualdad para iniciar la vida desde el mismo punto de
salida… taponar herencias… tiempo habrá para que destaquen unos sobre otros, en
la seguridad de que nadie quede desamparado, sin confundir posibilidades con
igualdades…
“Siempre hay una salida. Siempre se tienen fuerzas. Siempre hay una
mano amiga. Hay que amarse a uno mismo y también a los demás. Nadie es superior
a nadie. Nadie es propiedad de nadie. Sólo cada uno puede decidir sobre su
vida. Y si queremos cambiar el entorno, hay que empezar por cambiarse uno mismo”.
La existencia de estímulos superiores al
poder y al dinero los hay a cientos (educación, familia, investigación deporte,
ejemplo, orgullo, arte…) y no hay más remedio que potenciarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario