PARA BENEFICIAR AL CIUDADANO, es el título genérico de la serie de
entradas publicadas en el presente blog que tratan de:
1 – Generalidades (30-11-2020).
2 - Dos pilares importantes
(17-01-2020). Anular dinero físico.
3 - El Estado crea ocupación (07-01-2021). Proporcionar ocupación.
Hoy (28-01-2021) continuaremos con la número 4 - Facilitar casa.
Es preciso que el hombre (hombres y mujeres) tenga un lugar propio donde refugiarse. Un sitio suyo, que le pertenezca, en el que pueda ser él mismo sintiéndose libre, independiente, aislado y protegido de los demás. Un espacio que reúna, como mínimo, lo necesario para que cuerpo y alma puedan asearse, tranquilizarse y cumplir con sus tareas biológicas en paz y armonía. Una casa propia a conseguir (por obligación o no) con los recursos que obtenga merced al trabajo que realice, de cuya nómina se detraerá el importen necesario (un mínimo estipulado) para hacerse con ella. Un hogar donde forjar una familia y experimentar los sagrados vínculos de ser padre, madre o una feliz pareja. Un domicilio personal con el que mejorar la vida, sin la cual nada se puede crear, y menos, de ir arrastrando ánimo y figura por territorios que nunca serán su patria ni la de los suyos.
Es imprescindible tener siempre un sitio
donde poder volver. Volver a sus principios y valores, a aquellos grabados en su
infancia sana, imborrable y feliz. Y, lo más importante y vital: el Estado ha de garantizar que ninguna persona quede
atrás o pase calamidades físicas, salvo que lo desee o quiera ser un mendigo. El
Estado pues, no dejará a nadie, absolutamente a nadie, morir de hambre o en la
indigencia, facilitando ocupación a todo ciudadano que la precise. (Véase las
medidas indicadas en la serie del presente blog). Este se hará con una casa, sabrá
que no está solo y conseguirá lo que se proponga, siempre y cuando trabaje
honradamente, allá donde toque, en su beneficio y en el de la comunidad que se
lo exige.
Cuando el ciudadano comprenda esto, es decir, esté en disposición de
servir a la sociedad a cambio de una remuneración digna que le permita vivir
libre, (de no tener otro empleo con el que ganarse la vida), las
recomendaciones, los enchufes, los puestos a dedo, los hijos pródigos, los chantajes,
las injusticias, las trampas… dejarán de estar de moda. Entonces entenderemos que,
todos y cada uno de nosotros, gozamos de un pedazo de igualdad de oportunidades,
de un medio de vida o una mínima seguridad brindada por el Estado, a través del empleo con
el que cada cual, con arreglo a su esfuerzo y talento, marcará las diferencias.
Que no se entienda que solo nos referimos al empleo u ocupación pública.
También se facilitarán colocaciones en empresas u organismos privados y de
hecho, todo el desarrollo del que hablamos puede ser efectuado por sociedades particulares
con ánimo de lucro; si bien, donde estas no lleguen, será preciso que tal
cometido corra por cuenta del propio Estado (que somos todos) y acabemos en
parte con la voracidad del modelo económico en el que vivimos.
Se hace imprescindible acometer una reforma profunda en la Administración
para que esta, en algún momento dado, ya no solo se convierta en el principal
mercado laboral como hemos apuntado en nuestra anterior entrada, sino también
en un regulador del mercado inmobiliario facilitando hogares (mediante
facilidades de compra/venta, cesiones, opciones, permutas, alquileres con derecho a compra…) a quienes lo
necesiten, una vez los mismos hayan concluido la edad escolar o formativa, deseen emanciparse o
independizarse y pretendan elevarse socialmente.
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