Cuando llegan catástrofes como la
recién ocurrida en nuestra España querida, nos damos cuenta de que lo
verdaderamente importante es la vida. Sin ella, ni fama ni dinero ni nada,
merecen la pena. Una tumba o un recuerdo vienen a significar lo mismo que la
huella de un zapato.
Las cosas han de servir para
hacernos felices, no para esclavizarnos: Saluda. Charla. Pasea. Regala flores.
Lee y entretente en ver qué dicen algunas ideologías o entendidos al respecto.
Filosofías, religiones y formas
de vida surgidas son algunos factores físicos (trabajos, medios económicos y
climáticos) y anímicos (instintos, sensaciones y sentimientos)
cambiantes como el Sistema Capitalista en el que estamos y del que seguiremos
hablando. Uno más que, tarde o temprano, cambiará como todo cambia. Hoy nos
toca apuntar cuestiones a las que prestar atención.
Si se rompe una norma de conducta
y se explica el motivo, normalmente, siempre o, en cualquier caso, es perdonado.
Todo o casi todo se puede
arreglar mediante la palabra. La violencia a nada conduce.
No se ha de pedir; antes, se ha
de ofrecer.
Las mujeres son perfectamente
capaces de arreglárselas con el dolor, pero no con las emociones. Los hombres
justamente al revés. ¿Consideras ciertas estas afirmaciones?
No hay que sacar conclusiones
precipitadas; antes, sigue las pruebas. Estas, te conducirán a los hechos y los
hechos a la verdad.
Hablar sin pensar es una manera
segura de errar.
Hay sacerdotes que son guías de
la comunidad, aunque a veces su orientación sea nefasta.
La vida de la humanidad no es
otra cosa que el enfrentamiento entre el bien el mal.
Todos, de alguna manera, estamos
sometidos a alguna clase de opresión
Demos respaldo a los derechos y
libertades individuales, pero no olvidemos las comunitarias.
Norma básica liberar: “Si toda la
humanidad, menos una persona, fuera de una misma opinión, y esta persona fuera
de opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase
como ella misma lo sería si, teniendo poder bastante, impidiera que hablara la
humanidad”.
Cuatro libertades de Franklin D.
Roosevelt: Libertad de expresión, libertad de creencia, libertad para vivir
mejor, libertad para vivir sin miseria. Y yo me pregunto: ¿Acaso el pobre, el
indigente, el mendigo gozan de libertad para dejar de serlo?
Es muy importante la libertad y
los derechos individuales, pero aún lo son más aquellos colectivos que velan
por la solidaridad, el bien común de todo ser vivo y el medio ambiente.
No cabe entablar una lucha entre
lo público y lo privado: todo tiene su espacio. Pero ¿es justo, acaso, que un
individuo consuma lo de cien o, por heredar, tenga resuelta su existencia, al
menos económica, de por vida? ¿No merecería la pena tener una cobertura pública
que nos ampare ante un desastre o calamidad antes que depender de la caridad
privada?
Antes de hablar o actuar
tendríamos que ponernos en la piel de los demás; ya que “no es lo mismo
predicar que dar trigo” y “el primero que esté libre de culpa que tiré la
primera piedra”.
Piénsalo, TODO es igual a NADA:
una contrariedad que solo depende de afirmar o negar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario