La gente prefiere el miedo a la
tranquilidad, la falsedad a la verdad, la indignación a la empatía” (Bárbara F.
Walter).
¿Es cierta tal afirmación? El
pasado día 28/10/2025 algo pudimos comprobar.
No escuché nada de lo que dijeron
los interesados listos, los confabuladores alarmistas, los farsantes
hechiceros, los destacados influyentes y demás adivinos y videntes (por lo
general nunca lo hago) sobre el apagón general de luz en España, pero el P.P.,
es decir, el “Puto Putin”, a juicio de la gente, se llevó la mayoría de las
papeletas de la rifa y el resto sería para el P.A.M. (POTUS Donald Trump) el
“Puto Amo del Mundo”, aunque se comente que una persona lista y mala tiene
menos peligro que una tonta y buena.
Seguramente, aún hoy, no se sepan
las causas; ahora bien, si no tuviéramos en cuenta los primeros párrafos
expuestos, es posible que las conclusiones fueran distintas, toda vez que las
preferimos y aceptamos sin reflexionar primero, es decir, sin practicar las
habilidades mentales para las que todos estamos capacitados; a saber:
a)
Tener un pensamiento crítico, pero moderado y
respetuoso.
b)
Solucionar problemas lógicos, adecuadamente como
corresponde.
c)
Gozar de hábitos saludables como el descanso y
el sosiego.
d)
Aplicar un lenguaje y comunicación precisos, no
hirientes o provocativos.
Tampoco lo sucedido es sorpresivo
porque viene existiendo desde el comienzo de los tiempos con arreglo a cada
época y lugar. Bastará leer un libro duro y cruel de la historia de un pueblo
como la Biblia u otros escritos relativos a Grecia y Atenas, precursores de
nuestra civilización, donde existía gente hechizada por dioses y diablos;
profetas y adivinos de religiones y mitologías; acontecidos de batallas
influenciadas por divinidades; Autos de fe de la Santa Inquisición; males de
ojo, brujería, exorcismos, cielos, infiernos, limbos, purgatorios…, detrás de
los cuales estaban -y están- las manos de los hombres condicionados por un
dogma o una ideología, una ciencia o una creencia y -¿cómo no?- la fe que cada cual profesa.
El apagón citado que nos ocupa,
dependiendo de quién lo explique y escuche, se entenderá de una u otra manera,
dado que nadie da puntada sin hilo conforme a su provecho, pensando diferente
debido a su educación o doctrina, sabiendo que nunca llueve a gusto de todos o
nos rasquen los bolsillos que es lo único que duele. Lo que está claro es que a
Pedro Sánchez le crecen los enanos o, sencillamente, es un cenizo o pájaro de
mal agüero, ya que le ha tocado lidiar con el apagón citado, el cambio
climático (la Filomena o la terrible Dana valenciana), el Covid 19, la Guerra
de Ucrania, el volcán de La Palma, procesos familiares y, pese a todo ello,
comparta Gobierno, acuerde indultos, amnistías, condonaciones de deuda
regionales, goce de fama fuera de España y esté bien valorado, aunque aquí le
odie una mayoría.
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