Hay cosas que no se pueden cambiar si uno no está dentro del Sistema
capitalista.
Bien sabemos que el capitalismo
roba, mata y explota buscando ganar dinero. Sin miramiento alguno, no le
importa qué potenciar con tal de hacer negocio: Drogas, alcohol, sexo, armas…
Deja morir de hambre a millones de seres humanos mientras una sola persona
dispone de ingentes cantidades de alimentos que se le estropean, palacios, propiedades
y bienes que ni siquiera sabe que posee.
Ha llegado el momento de hacer frente a tanta depravación.
En España, por no hablar de otros
países, están sonando alarmas y el Gobierno no parece darse cuenta. Algo grave
puede acontecer. El paro no es ninguna broma. Los carritos llenos de comida salen
de los supermercados. Los desahucios y sus muertos. Las preferentes y sus
víctimas. Los embrollos de los Gúrteles, Eres y Bárcenas. Se roba a los pobres
para dárselo a los ricos. “El principio de representación se rompe” y “afecta
al equilibrio democrático” dicen, como si alguna de esas cosas existieran.
¿Quién se lo puede creer? La gota está colmando el vaso. El rumbo se ha perdido
desde el momento que el poder se escuda en mentiras, imposturas, chanchullos,
falsedades, enredos. No tienen fuerza moral (que si la bruta) para evitar
iniquidades. Es como un padre de familia que cada día llega borracho a su casa
y trata que sus hijos no beban y los atosiga y los hiere y se considera inmune
de castigo.
Es necesario, al menos, la revolución de las ideas preconcebidas.
Que la gente se entere que este
Sistema capitalista nos hace sentirnos libres cuando en realidad no lo estamos.
Sólo somos juguetes en manos del poder,
porque a ellos no les afecta que haya
o no democracia, crisis o corrupción. Los mandatarios europeos tampoco están
exentos de responsabilidad. El Sistema es para una élite utilizando en su
provecho a la mayoría
Es necesaria la innovación del
sistema capitalista que se ha pasado de rosca y no se regula por sí mismo. Está
podrido del mismo modo que se corrompen los regímenes totalitarios. El primero
por no tener freno y el segundo por exceso del mismo. De ambos se pueden extraer
los equilibrios que nos conduzcan al término medio.
Sobre las medidas prácticas para lograrlo vengo escribiendo en el
presente blog.
Ni comunismo rancio, ni
capitalismo salvaje. No basta con que nos vendan la moto, es preciso el carnet
de conducir. La democracia, la justicia,
la libertad que preconizo, no se pueden dar careciendo el hombre de los medios
imprescindibles para subsistir y tener criterio. Sin temor a equivocarme,
declaro que ambos sistemas son manipuladores de recursos e ideas.
Cuando llegan momentos como los
actuales las medidas han de ser drásticas. Los remiendos o las medias tintas no
valen. Lo barato es caro. Es ineludible echar un vistazo a otros caminos no
frecuentados. Ver otros horizontes. Contrastar nuevas alternativas. Todo ello
salvaguardando al hombre y su dignidad, sin renunciar a los valores colectivos
de una sociedad de bienestar e igualdad de oportunidades. Ha de establecerse una
base flexible que proporcione duración y convivencia para todos. Les invito por
tanto, a mostrar las críticas a las medidas expuestas en el este blog y estaré
encantado en mostrarme totalmente libre, como hasta ahora, para responder a las
mismas o enriquecerme con ellas “haciéndolas mías”.
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