Hoy el Estado para financiarse recurre a los mercados y emite empréstitos,
es decir, aumenta la deuda de todos. ¿No
podría hacer otra cosa? Por supuesto que sí. De estar implantado el nuevo Sistema que propugnamos
tal financiación no sería necesaria como ya hemos hablado en entradas
anteriores. No obstante, imaginémonos que la Administración se quedara sin
fondos y no pudiera pagar a los Funcionarios ocupacionales (personas que se quedan
en paro y el Sistema del Proyecto de
Ciudades Ocupacionales les da empleo). Ante tal caso (poco probable una vez
estimado su superávit), la
Administración en lugar de emitir más deuda y aumentar su dependencia (la mayor
parte de las veces insalvable por los altos tipos de interés, las duras
condiciones de devolución y que sólo benefician a intermediarios financieros
y/o a titulares de recursos ociosos) crearía el Dinero social. Un dinero
especial que no ha ser creado sino para imprescindibles necesidades y dentro de unos márgenes técnicos de
seguridad razonable: Siempre que la causa sea vital. Se pueda pagar a
vencimiento y la actividad comercial no se desequilibre. Tres razones que toda familia entenderá de verse a sí misma teniendo
que recurrir al crédito: Una: Habrá un motivo muy importante. Dos: Tendrá
capacidad de reembolso. Tres: La solvencia y garantías, en su caso, lo permiten.
España tiene un problema ¡Perdón! Muchos problemas, pero nos
centramos en el paro que desencadena la
pobreza, la ruina propia y la del país (atraso, déficit, emigración,
desigualdad, y un largo etcétera que más
vale no enumerar). Los economistas dicen que para la creación de empleo es
imprescindible que haya crecimiento; sin embargo, éste sin aquél no tiene
sentido. Siempre estaremos en una especie de noria o círculo vicioso del que
hay que salir, salvo que nos alejemos de los caminos de la especulación en los
que se sustentan los mercados. Unos
mercados (97% especulación) de pérdidas
y beneficios basados en apuestas con bienes ficticios; comprando y vendiendo humo que nunca se
materializa; creando fondos de un comercio imaginario que a nada conduce,
excepto la de obtener sustanciosas primas por intermediarios sin escrúpulos (en
una noche de insomnio) malogrando la miseria de mucha gente y del planeta:
absorben, califican, suben o bajan cifras y valores a su antojo.
El Dinero Social no es otra
cosa que dinero. Un dinero que ha de ser gestionado y
garantizado por el Estado por el que no pagará intereses y podrá amortizar
antes de vencimiento. Por tanto, será
anónimo, a la vista y de fácil circulación; con un plazo de validez y un
fin determinado de características propias y peculiares que se pueden
implementar en cada caso. Es decir, si ha sido emitido para el pago de prestaciones
a desempleados por ejemplo, será de exclusiva utilización para bienes básicos
(alimentación, cobijo, educación). Esto tan simple dará impulso a la economía
rompiendo el círculo de la crisis que es como una pescadilla que se muerde la
cola. Aumentará el consumo interior. Servirá para que la gente siendo útil se
gane la vida honradamente.
Reconociendo que el valor del esfuerzo funciona sin tener que depender de la
caridad, sino protegidos por un Estado del que forma parte y cumple con la Constitución. El dinero social será el arma necesaria
para ganar la batalla al desempleo. Destapará al parado camuflado tanto como a
los empresarios desaprensivos. EL PLENO EMPLEO SERÁ UN HECHO. Fomentará
iniciativas para crear nuevas empresas, aprender nuevos oficios que surgirán
más fácilmente debido a la unión de ideas y las mejoras por lograr. Evitará la
sangría de nuestros hombres al extranjero. Puede haber personas (de hecho las
hay) que no consideran digna la medida y les cuento: Es más indigno no tener trabajo y carecer de medios para alimentar a
los tuyos, que ejercer una ocupación, sea la que sea, provenga de donde
provenga, que tener que recurrir al delito, la mendicidad o a otros para poder
vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario