Hoy, más que nunca,
vivimos en una época en la que tantas cosas que parecían seguras se han hecho
inciertas. Multitud de explicaciones ingeniosas, científicas, irrefutables han
caído como un castillo de naipes barridas por la Naturaleza, tecnologías aceleradas
o por las conveniencias caprichosas de algún magnate; es más, ni siquiera lo
inmutable se considera que exista dado que, absolutamente todo, forma parte de
un conjunto en continua transformación. ¿No será que tales movimientos e
incertidumbres nos muestran el camino de la prudencia? Crisis personales
(físicas/psicológicas), crisis sociales (económicas/políticas), crisis
culturales (religiosas/morales), crisis reales causadas por la inestabilidad
del hombre. Si no cambiamos nuestro
sistema de vida las crisis las tendremos permanentemente.
Los patrones de
conducta se han ido sustituyendo, alternando acompasados por las modas o
tendencias que han ido surgiendo: creencias religiosas, ideologías políticas,
tipos psicológicos, tradiciones
históricas u otros factores no menos importantes; aunque en el fondo, en la
historia universal subyacen los problemas de la interdependencia, la
masificación, la tecnificación, si bien, la subsistencia del hombre sigue
siendo la asignatura por aprobar.
A todos los hombres se nos ha de proporcionar un nivel
aceptable de vida, dentro de una sociedad que funcione sin trabas, en
democracia y para ello será necesario de un modelo social que responda a los
factores de Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad.
Aún resuenan en mi mente las ideas del Liberalismo
(fundamentado en el sistema de propiedad privada, cuya conciencia humana se
extenúa por el destajo o la explotación) o del Marxismo (basado en la
existencia social de un hombre, cuya conciencia le determina a su relajamiento). Con ninguna y con las dos ideologías comulgo escogiendo partes de
ambas: Limitando la codicia a la que conduce la primera y cediendo algo de ella
a la segunda. Trabas éstas en búsqueda de un beneficio personal conducente a la
realización de un hombre libre, no atado a los bienes materiales, ni
desposeídos de ellos. Convencido inicié la tarea proyectándola sin detenerme en
los interrogantes. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién? Pensé en principio,
que sería como una síntesis de difícil elaboración, comparable a unir a las
tres religiones monoteístas con sus variables tipologías: judía (acuerdo y ciencia),
cristiana (aflicción y humanista), islámica (suerte y social). El procedimiento
surgió y lo vengo continuamente explicando: Innovar el capitalismo mediante el establecimiento del Proyecto de
Ciudades Ocupacionales (P.C.O.), que en la práctica nos dará la vitalidad
necesaria cuya conciencia individual, por un simple esfuerzo, permita el mínimo
nivel de supervivencia.
No olvidemos que fue el espíritu burgués la consecuencia
de condiciones económicas capitalistas o el capitalismo se desarrolló como
consecuencia de un talante burgués, lo que viene a significar que cada uno
contribuyó a la formación del otro. En un sistema comunista que no se impongan
los medios que impidan los delitos o éstos no sean sancionados con el rigor de
la justicia, el espíritu de relajación es tan displicente como las banalidades
déspota de un capitalismo salvaje. Ya las ideas absolutistas no han de tener
cabida, sin embargo, existen democracias en las que los debates sufren de
absentismo y sólo una voz clama por cientos. También han de ser abolidas. Hay que hacer
de la política una actividad noble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario