Los tiempos que vivimos son complicados. Siempre lo
han sido. Pero no nos engañemos: carecemos de otros
tiempos. Éstos finalizan con la muerte por mucho que las religiones se empeñen
en vendernos lo contrario. ¿Será esta la época adecuada para propiciar un
cambio o innovación del sistema social
actual?
Leyendo 5 Fórmulas para el bienestar de España (que
se regala) o la novela de ficción titulada Escape los lectores podrán comprobarlo. Sus páginas consideran de
vital importancia separar las funciones del hombre a nivel privado de las que
efectúa a nivel colectivo. Es de substancial importancia mantener la conciencia
íntima (la más importante) aislada de las relaciones colectivas con los demás,
aunque ambas mutuamente se condicionen. Nada tienen que ver. Han de permanecer
separadas, autónomas e independientes como el agua y el aceite.
El hombre se realizará como tal, es decir, podrá ser
libre e independiente, una vez que su actividad laboral o profesional la mantenga
al margen su identidad personal, preservándola de toda influencia que le afecte. ¿Difícil? Por supuesto, pero es posible lograr.
Tal pregunta trae
a mi memoria el mandato de un juez que exhorta al jurado a no tener en cuenta
las palabras oídas. O, a interrogarme: ¿cómo un empresario puede mantenerse en
calma y decidir con un “ya veremos el
lunes”, cuando le avisan el sábado que su negocio está ardiendo?
Sin duda,
estaremos de acuerdo en que las decisiones que tomamos no son propias, sino que
responden a determinados intereses que nos mueven y, nos gusten o no, efectuamos.
¿Qué ocurriría si todos los habitantes (de un lugar)
tuvieran asegurada su subsistencia con un pequeño esfuerzo? ¿Si tuvieran tiempo
para dedicarse a lo que personalmente les gustara? ¿Si vitalmente su vida y la
de los suyos la tuvieran solucionada?
Estarían encantados
y una gran mayoría lo firmaba. Para otros la vida, quizás, fuese más aburrida.
La competencia se diluiría o la codicia tendría un sentido más exiguo. Tal vez,
las prisas disminuirían y todo se haría más lento para gozar de recursos
naturales que se tutelarían, de aficiones que se llevarían a efecto, de amores
y amistades que durarían.
Y, lo cierto,
es que ello es fácilmente realizable. Y se puede conseguir una inmaculada libertad personal, limpia de
partículas contaminantes sociales, que
no la obliguen a considerar y llevar a cabo recomendaciones, enchufes,
prebendas y hasta delitos. La
cuestión consiste en articular los medios para evitar las ocasiones. Emerger
del pozo actual de los compromisos y valerse cada uno por sí mismo. Que el
tiempo pase sin que sea asfixiante para nadie.
Y para ello se
ocupará a toda persona sin empleo, se establecerá las limitaciones de salarios
y rentas, se dividirán los mercados en comerciales y especulativos, se abolirá
el dinero físico, se potenciará el sistema productivo: empresas, entes
reguladores, sistema participativo acotando
las distancias sociales, se ajustaran cargos y plazos afilándose la
Administración que determine un corralito a los llamados Paraísos fiscales, haciendo ver a la gente que el miedo
debilita, origina cobardía y enferma, justo lo contrario que la ilusión
necesaria para todo e, incluso, para ganar en democracia con Honorabilidad,
Transparencia, Rentabilidad.
Súmate a la idea: Respeta a los demás y participa.
Exprésate sin ambages. Se comunicativa.
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