Las ganará Podemos. El partido vencedor de las próximas
elecciones generales en España será Podemos. Seguirán, por este orden,
Ciudadanos, el Partido Popular y, por último, el PSOE.
Hoy día no es predecible el
futuro y cada vez lo será menos. Sin embargo, en esta ocasión, no hay duda: el conjuro de la Fuerza se ha conexionado como
piezas de un reloj para que esto sea así. Nada nos extraña cuando oímos (hablando
de cualquier tema científico o religioso) que toda incertidumbre alcanzó un acuerdo
para establecer:
a) La
función gaussiana o campana de Gauss, la fe o el profético libro de Mormón.
b) Que
el caos no tiene sentido ante la virginidad de la Virgen o la claridad de la
Santísima Trinidad.
C) Que
las hipótesis no son sino cabalísticos cálculos a fin de adivinar el Fin de los
tiempos o el Juicio final.
Basta pues con analizar tales componentes y nos guiarán a conclusiones
improbables, pero acertadas, para pasmo de la mayoría de incrédulos. Y, como
además sabemos del desasosiego a que nos lleva la curiosidad, nos confabulamos aupando
al nuevo partido político de Podemos al triunfo. Otros elementos a consideran
son:
El PP se originó merced al pecado capital de la Soberbia de su fundador,
superada por su gran valedor Aznar para después (hoy) caer en la desidia, la
dejadez y el dejar hacer. Ello, pasado por el tamiz de las mentiras, les hizo
perder las elecciones (informando del
atentado de Atocha) y ganar las siguientes (prometiendo bajada de impuestos que
no hicieron). Esta vez la corrupción les dará el golpe de gracia ante la
ineficacia que ante ella presentan, sin responsabilizarse en ningún caso de lo
que es evidente. El azar es caprichoso, no siempre va del mismo lado, y no sólo
engañando la suerte premia de nuevo: quedaron en el camino ya, muchos cadáveres
por dependencia, emigración y por la tan cacareada economía de recortes y
favores.
El PSOE, un partido político nacido al amparo de la lucha obrera o de
clases (de ahí que la UGT, su sindicato, fuera más importante), no ha
sabido defender a ultranza sus postulados porque, salvo excepciones, nunca mantuvo con firmeza
su línea ideológica proletaria. Se creó anunciando la supresión del ejército
que nunca hizo, con voluntad republicana que nunca promocionó, con la idea de
mantener un gobierno laico, al margen de confesiones religiosas, que no
acomete, con amplias contradicciones entre la intervención o no en las guerras,
así como la de no saber decidirse entre un obrero o un señorito como González
que lo encumbró. Cabe destacar la nula y flácida reacción al respecto de un
ingenuo Zapatero.
Ciudadanos es un partido que atraviesa por momentos dulces. Tan
deseado como lo fue la UCD de Suárez, salvando las diferencias y los tiempos. A
él se apuntan en masa los aspirantes a ganadores confiados en que éxito de
entonces, hoy se pueda repetir. Sin embargo, carecen de trazas definidas, como
los anteriores partidos apuntados, para catalogarlos en una línea concreta.
Bien podían ser una anónima cuyos fines sociales pasen por beneficiar a la
gente que consideren sus accionistas, rozando de paso la función principal de
ésta: el ánimo de lucro. Corren leyendas urbanas sobre sus orígenes a los que
no tenemos por qué dar crédito. Todo es susceptible de cambio y, por eso, su
música me suena bien, sus acordes melodiosos, limpios y concienzudos menos
rococó que los del PP. Me huelen a aire fresco y los comparo con el texto
escrito por Reynaldo Tendero en su libro
5 Fórmulas para el bienestar de España, si bien alejados de radicalidades
que éste contempla.
En Podemos confluyen la rabia sobria, el desencanto político, la
indignación de la gente y, sobre todo, el órdago que en su día lanzaron los
encantadores de serpientes invitándoles a que a las elecciones se presentaran
en lugar de estacionarse y dar el coñazo en la Puerta del Sol. Llevan en sus
genes la sangre que les permitirá mandar sin escrúpulos, exentos de dueños
financieros que les exijan dividendos o acreedores que les acoquinen con
retirarles su crédito. Sólo la gente es propietaria de sus hechos y palabras.
Palabras dichas altamente, por las que no podrán olvidar a la Casta y, menos aún, crear su propia Mafia. Tendrán que, estando en Europa,
renunciar a financiarse de los ávidos mercados, porque el dinero hay muchas
formas para proveerse de él. Permitir a la empresa su alta capacidad para crear
trabajo y riqueza, para que así lo demuestre invirtiendo hasta hacer de España
el país más prospero donde vivir: sin tantas diferencias sociales, sin tanta
incultura y bajeza, sin tanto chorizo que se lleven el dinero a espuertas. Será el rejuvenecimiento de las formas a la
hora de hacer política, donde no manden los malos consejos, sino que, al revés,
una vez acordado por el pueblo, su mandato sea radicalmente llevado a término, correcta
o incorrectamente, pero sin ambages. Podemos, por tanto, ganará las elecciones
del 20 de Diciembre del 2015.
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