Admitamos la opinión de cada cual. Puntos de vista, colaboraciones, iniciativas, sugerencias, remedios… a considerar sin desdeñar ninguno. No vale querer que ganen los tuyos, por mucho que lo desees o por muy simpáticos que sean y, menos aún, si son derrotados por goleada en el encuentro o en las urnas. Que las diferencias estriben en el camino a transitar y no en el destino conocido al que los españoles deseamos llegar.
Procuremos presentar el mejor equipo o el programa con respeto y dignidad, concreto y no de boquilla, sin vaticinios ni promesas. La democracia no da derecho a que los partidos políticos hagan lo que quieran en su propio provecho o en el de sus militantes. Esto convendrá mirarlo bien igual que siempre se ha de contar el dinero en efectivo.
Ratifiquemos
que la Democracia es el mejor Sistema político conocido y pongámonos de acuerdo
para revisar y actualizar las estructuras legales de las que disponemos empezando
por La Constitución.
Una
tarea, sin lugar a duda, ingente. Artículo por artículo La Constitución ha de
consensuarse con los ciudadanos, sometiendo cada uno de ellos a su aprobación y,
una vez sancionados, de igual manera, se solicitará la conformidad de la gente
para las leyes más importantes derivadas de la misma.
Mientras
esto llega, por civismo y respeto, las personas y grupos deberían abstenerse en
sus actos particulares de usar banderas u otros símbolos que a todos nos
representan, usando sus propias enseñas únicamente.
Procúrese
evitar que la ley diga que alguien, al mismo tiempo, pueda ser arte y parte,
patrón y obrero, arrendador y
arrendatario, defensor y atacante, persona física y persona jurídica o, al
unísono, atribuirse logros contrarios.
Que lo privado y lo público convivan y todas las cuestiones se debatan, aunque
solo sea para llegar a la conclusión de que el alcalde o su partido no designen
sus propios sueldos o retribuciones.
Cualquier
poder (Legislativo, Ejecutivo, Judicial) ha de tener controles a los que
someterse estableciéndose la forma de cómo y por quién hacerlo. Igualmente, el
resto de Gobiernos autonómicos, locales, entes y demás Organismos públicos, más
o menos básicos o decisivos, estarán supeditados a inspecciones en aras a una
mejor convivencia ciudadana.
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