927 millones de pobres en el mundo. ¿No habrá sistema humano que eso
pueda pararlo? ¿Cuánto tiempo habrá de pasar para que esto pueda evitarse?
¿Cómo no quieren ustedes que alguien no sea ante sistema?
Mientras el hambre avance, mientras eso no cambie, hay que ser anti
sistema. Posiblemente, deberíamos ser anti personas dotadas de avaricia y
sentir vergüenza de pertenecer a su misma especie. Posiblemente, para que la pobreza decrezca, habrá que tender a crear una
sola identidad: la anti moralidad; a base de que cada cual vaya perdiendo parte
de la suya. Pasarán lustros, muchos jinetes apocalípticos y eso tal vez no
llegue. Hemos de intentarlo, sin embargo, innovando el capitalismo y darnos una
forma de vida que germine desde la raíz, a partir de una semilla, a nivel
personal, local, regional, nacional, continental para ir cambiando el mundo.
¿Quién no ha pensado alguna vez en un reparto más justo de la riqueza?
Empujemos hacía ello que, “cuando el fin es sublime, todo cuanto se sufre por
conseguirlo, no lo es menos”.
Les contaré un cuento. Erase una vez un mundo especial como una
isla muy pequeña, con capacidad máxima para los cien habitantes que vivían: 20 N, 35 M y 45 H, agrupados en 25 familias y cada día, surgían los
alimentos justos para sobrevivir. Así que nadie podía nacer sin que antes muriera
alguien y, eso, hubo de regularse. Un peligro
palpable que resolvieron. Pero, si tenían alimentos para todos, ¿por qué
pelearse? ¡Ah! ¡Había que encontrarlos! Y surgió la necesidad del trabajo, sin
el cual no podían obtenerlos. Y las capacidades de cada uno eran distintas. Y
las circunstancias también. Y se complicaron sin ponerse de acuerdo, abusando primero Misterios, Fabulas y Miedos; después
Aguerridos, Fuertes y Temerarios. Y el mundo llamado Paraíso cambió su nombre
por el de Paronamás. Algo similar a lo que pasó por aquí. Monarquías,
Dictaduras y Revoluciones. Democracia
del Poder, del Comunismo, del Capitalismo. La casuística social, política económica era la existente, sino la misma, a
la que tenemos en el nuestro planeta Tierra ¡Y en estas estamos! Allí, movieron las vasijas, mezclaron su
contenido, obteniendo un coctel nocivo como el veneno puro y a punto estuvieron
de morir en el intento, pero comenzaron a dejar que los efluvios gaseosos se
evaporaran disipándose los productos y quedando sus esencias: lo de nadie y lo
de todos. Recursos limitados para la vida, cuya tutela atañe efectuar a entes
públicos y privados, regulados por seres dotados de razón en Democracia, libre
y justa.
¿Les sonó el cuento? Invito a que
lo resuelvan en casa, con plena conciencia, libre y justa, y nos lo cuenten. Expliquen
cómo transforman el mundo Paronomás en lo que era comiendo las cien almas. Se
necesita una solución armoniosa, para que cada día muera menos gente de hambre.
A través de los folios escritos
en mi blog, mal o bien, he ido transmitiendo mi solución, una sola semilla, empleado
tres vocablos, Honorabilidad,
Transparencia y Rentabilidad, en cinco grandes grupos de medidas a
realizar: La Teoría de los números
primos, El apagón económico, El pleno empleo, La teoría del cuadránculo y La
transición personal; perfiladas, desde la igualdad del hombre como ser
humano, las infinitas diferencias que
hay que superar para adaptar las mismas, desarrollarlas y adecuarlas
flexiblemente, con la condición de que apenas se noten las divergencias entre
lo púbico y lo privado. Cuando se llegue, la vida del HOMBRE, tal vez, sea más
aburrida sin tanta corrupción, pero siempre saldrá ganando con la razón; garantía de que prevale en la
subsistencia, la libertad y el respeto hacía una democracia participativa. En
el esfuerzo que representará el camino nos encontraremos ¡Empujemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario