El Movimiento de la Persistencia hacía la Concordia (MPC) me lleva,
conforme al guión establecido, al Apagón
Económico en su medida: c) La Emisión de Empréstitos y otros créditos.
De no mediar una situación especial, es
inadmisible elaborar unos presupuestos con déficit ¿Alguien medianamente juicioso calcularía gastarse 100 cuando sólo
puede ganar 90? Únicamente una catástrofe, un contratiempo imprevisto o una
clara inversión, serían la razón para endeudarse y recurrir al crédito. Ni que
decir de la excepcionalidad del mismo.
Así lo ha de hacer un buen Gobierno, una empresa, una familia o cada uno de
nosotros. ¿Por qué no lo hace la Administración? Confiar en los recursos de
terceros es vender a bajo precio el mejor de nuestros activos o valores. No hay nada más triste que pasar hambre y,
en situaciones de emergencia, no nos queda, a veces, otro remedio que estar hambrientos. Nuestro Gobierno
no nos da ejemplo de estrechez, persiste en endeudarse, dispara con pólvora
ajena y, a estas alturas, todo mundo sabe de los vientos contrarios que soplan
sobre los débiles, soportando hambruna y calamidades, mientras ellos, los
poderos, aumentan su defensas incapaces
de renunciar a sus privilegios.
La medida que fórmula el Proyecto de
Ciudades Ocupacionales (PCO) es que el Estado no ha de emitir empréstito alguno
y, por tanto, tampoco ninguna administración, (salvo por lo citado o puntuales momentos de liquidez). NO MÁS DEUDA. Resulta muy halagador el
ofrecimiento financiero; un regalo envenenado
como el traicionero elixir del éxito que se le brinda al joven que necesita
crecer, descubrir o triunfar. Son las tentaciones del diablo, esa generosa
ofrenda falsa que atrae, atrapa y domina. Hoy
día nadie ignora quién manda en los Gobiernos y por consiguiente en los
destinos a los que lleva a sus gobernados. España no es una excepción; al
contrario, ha bebido los tramposos remedios de los banqueros y el Gobierno está
apresado por sus pócimas.
¿Y qué se puede hacer? Hay soluciones varias que hoy no comentaré, dado
que de lo que se trata es de implementar
un Nuevo Sistema. Grito, sin embargo, que más sangría no: ya está bien de llevarnos a un abismo sin retorno.
El PCO aboga por temporales créditos para cubrir carencias en determinados
momentos y aboga porque lo hagan las empresas y demás personas pero no por el
Estado, que tiene resortes más que suficientes para financiarse; de ellos hemos
hablado y seguiremos haciéndolo al comentar más grupos de medidas a
implementar.
Revitalizar los diferentes tipos de crédito será de utilidad primordial.
Convendrán conmigo, que un Banco público (¡qué ya tenemos!) serviría de plataforma
para ensayos de esta clase. Mediar, financiar, garantizar, asegurar, confiar,
es característico de entidades bancarias (no se puede juzgar toda una
trayectoria sería, por hechos puntuales o por una politización fiduciaria
punible) y a ellas han de encomendarse la labor en la obtención de recursos
para pequeñas empresas, autónomos, sociedades de nueva creación, cooperativas,
uniones empresarias y demás. Igualmente, dar diferenciación a los pasivos
(recursos líquidos) que las mismas obtienen, determinando de antemano su
finalidad, puede ser de interés, así como aligerar los abultados costos de
tarjetas, avales, comisiones y otros medios
(amortizados hasta el infinito) y referenciar los intereses al precio
del dinero. En esto, como en las demás actividades, la empresa (banco) pública ha de competir lícitamente
con la privada.
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