Hago un hueco en el M P C para expresar a Artur Más que, aun teniéndole por
persona inteligente y no un iluminado como parece, resulta difícil entender su
discurso y justificarlo.
¿A quién se le ocurre
insistir en que el Gobierno de la Nación incumpla la Ley?
Ello me da que pensar que no busca lo que cree, sino más bien trata de
aprovechar la oportunidad de su cargo para saciar su ego personal o ha llegado
a convencerse que está en posesión de la verdad: Erre que erre con “el derecho
a decidir”. Acaso, ¿cada uno de nosotros
no tenemos derecho a decidir?: Naturalmente que sí.
A mi barrio, si tuviéramos opción de hacerlo, lo separaríamos del resto de
los barrios de la ciudad; posiblemente, ésta, de igual forma, lo haría de la
región: es la población que menos beneficio recibe de la Comunidad Autónoma y
la que más aporta. La gente de mi barrio
contribuye al sostenimiento de la ciudad doblemente; pertenecemos en su
mayoría a clase alta, acomodada económicamente, con identidad bien diferenciada
al vivir en una urbanización casi independiente, por lo que nos costeamos el
mantenimiento de sus instalaciones, la recogida de basuras, la iluminación, el
cuidado de jardines y servicios que, de
no costearlos, el ayuntamiento nos privaría de ellos por su falta de
presupuesto.
Usted, señor Mas, como presidente de una nación o como alcalde, en su caso,
¿nos permitiría qué decidiéramos no pertenecer e independizarnos del municipio
que nos discrimina? O, mejor dicho, ¿nos
autorizaría a solicitar el derecho a decidirlo? Sin duda, no contestaría;
cualquier contestación es tramposa. Diciendo
sí, infringiría la ley; diciendo no, quebrantaría el derecho sagrado de toda
persona. El espacio o territorio que ocupa nuestro barrio nos pertenece y,
por casualidad, no sólo hemos nacido en él, sino que además lo ocupamos y lo
queremos con orgullo ¡En él se han descubierto restos prehistóricos
característicos de nuestras costumbres! Usted señor Mas, con seguridad, echaría
manos a la Ley y, por supuesto, no la violaría, ni tampoco permitiría una excepción
a la misma.
Sería muy fácil instigar en contra del ayuntamiento y, más aún, contra una
España en llamas que, por ellas, está siendo devorada. Recurrir al proselitismo
de una creencia e inhibirse de responsabilidades, es tan temerario como la
desinformación de sus seguidores, sin
ver que el incendio no cesa, mientras sus arrestos no saben cómo apagarlo.
Cámbiese la Constitución. Contribuya a ello sin vulnerar la ley. Procure no
enfrentarnos y remedie el malestar provocado. En definitiva, lo que la gente
quiere es vivir su tiempo en libertad y dignamente, al margen del político de
turno que le haya correspondido en suerte. Por tanto, escuche a todos, no sea
populista, acepte las verdades objetivas. Es tiempo para luchar por la independencia de ideas,
por cambiar la ley que nos aísla, por hacernos ciudadanos del mundo. La mentira
no tiene más camino que el fracaso y en ella, hacerse el mártir es pura
demagogia. Somos todos iguales, sin derechos de nacimiento, conforme la
Naturaleza nos programa. Y a eso debemos tender. Por eso merecerá la pena el
sacrificio.
Concebir su actuación motiva este escrito (excepción a la continuidad del
MPC iniciado) dado que yo también defiendo mis ideas y continuaré haciéndolo
vehementemente mientras no se me demuestre lo contrario, sea rebatido y acepte
mejor coherencia que la expuesta en mi
Blog Ciudades Ocupacionales, que tal vez a usted le interese por la cuestión
que trata.
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