Ya está en las librerías la novela ESCAPE. Con su compra se regala un
compendio escrito por Reynaldo Tendero, un servidor, titulado 5 Fórmulas para el
bienestar de España en el que me encantará que todos participen dándome a
conocer sus sugerencias. Les animo a ello.
La economía de mercado, adalid de la libre decisión de cambio, se
ha pasado de rosca. Ha llegado a tal fase de deterioro, que la conveniencia de
innovarla se hace imprescindible, aunque hoy ya sea como tuerca oxidada difícil
de desenroscar. Es similar al póquer en el que no se limita el dinero de sus jugadores.
Convendrá más de una mesa de juego donde los mercados a plazos, derivados,
opciones, futuros, no afecten a
productos o servicios sensibles para la Naturaleza (seres vivos y medio
ambiente: alimentación, energía, cultura, salud, cobijo)
El Estado ha de evitarlo con sus reglas/normas/leyes,
convirtiéndose en auténtico moderador del bien común. No puede permitir el paro, la pobreza, la indigencia y a cambio de
un esfuerzo deberá retribuir a las personas. Ha de gestionar e invertir en la
generación de riqueza sin tolerar delitos, ni a los miserables que los provocan:
La cárcel será un castigo.
Si yo representara al Estado construiría residencias para mayores (cuya
estancia pagarían con sus pensiones) y efectuaría labores sociales importantes.
Colocaría a desempleados (que cobrarían con las prestaciones que les asiste) y ejercería
la obligación de proporcionar trabajo. Se dirigirá con Honestidad, Transparencia y Rentabilidad (que no con intereses
partidistas), cuyos preceptos prevalecerán en todas las actuaciones. No
olvidemos que los animales vivimos con la pulsión de la vida, necesitados de
realizar funciones fisiológicas como alimentarse, evacuar, procrear y, otras,
especialmente en el caso de los humanos, de carácter no material como hablar,
pensar, sentir, que nos llevan a tener conciencia del dolor y del placer, tanto
propio como ajeno.
La vida es algo magnifico. No sabemos que exista otra. Hay que aprovecharla y obtener la máxima
rentabilidad. Es vital saber, que no nos pertenece (somos finitos: mucho
antes de lo que nos imaginamos). Animales distintos a nosotros (aunque partimos
de un mismo soplo) no poseen conciencia de ello. Debemos intentar conocer desde
cuándo, dónde o por qué varió el camino de la infancia trasgrediendo la
felicidad. Tal vez, sea preciso volver a encontrarlo o rectificar la ruta. Sin
duda, un exceso de caza, de cosecha o de producción a alguien le hizo pensar
que almacenándolo sería de gran provecho. Otro pensó, que podría beneficiarse
de ello. Y alguno comenzó a cambiar, a comercializar, a especular con los
excedentes. O, como sucede actualmente, en nuestro entorno, elucubró con las
diversas posibilidades. Ahora son perspectivas,
apuestas, entelequias o palabras
las que dominan transformándolo todo, rápida y cruelmente, en mercancías. Ya las personas no contamos.
Ni los valores, ni las actitudes, que surgen o desaparecen como la noche o el
día. El mundo cambia y es lógico; el
tiempo avanza y la tecnología vuela; pero erramos como individuos buscando,
codiciando o matando por riquezas o cosas materiales, que no nos iluminan, ni
nos hacen grandes sino, al contrario, nos hacen miserables, indignos e
inmorales. Empobrecemos anulando
esfuerzos, ideales o bienes espirituales. A éstos nos conducen los preceptos
antes indicados: Los únicos que nos acercarán al bienestar con sentido común y
humano; siendo verdaderos protagonistas del milagro de la vida. Mientras no actuemos así, seremos una putamierda viviendo sin amigos, sin sentirnos
satisfechos, sin una AMP (Actitud Mental Positiva) y moriremos amargados con la
desazón de no habernos realizado o nos suicidáremos contraviniendo todo derecho
natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario