Efectivamente. El PROYECTO DE CIUDADES OCUPACIONALES (P.C.O.) del que vengo
ocupándome en este blog no ha copiado
del programa de PODEMOS, entre otras
cosas, porque es anterior a éste. Además, PODEMOS como partido político es una
parte de un conjunto de ideologías diversas y aquél, al ser unipersonal, es un
todo. Ambos, sin embargo, participan de excelentes puntos de vista y de
errores, sin duda, que no les gustaría poseer. El primero, es decir, el P.C.O. se va consolidando seriamente publicando su autor 5 Fórmulas para el bienestar de España
que se regala comprando la novela de ficción titulada Escape de Sebastián Lorca y la formación política PODEMOS obteniendo
inmejorables resultados electorales europeos, en tiempo record. Existen dos
asuntos, igualmente de actualidad e importancia, en los que no convergen. Uno
es en “El Derecho a decidir” de los
pueblos (léase Cataluña) y el otro referido a la Monarquía. En ambos casos,
considero conveniente anteponer La Constitución y modificar la misma en el
sentido de poder recoger, si se considera oportuno por todos los españoles, los
aspectos que PODEMOS preconiza. La Ley
de leyes, la más principal, no fue impuesta por las armas o la coacción,
aunque aquellos tiempos fueran convulsos
y la prudencia se sirviera de un miedo latente a volver a tiempos anteriores.
Con seguridad estamos de
acuerdo en lo fundamental: LA DEMOCRACIA. Algo irrenunciable. Desde luego los distintos grados de
participación, igualdad y libertad son de suma importancia a la hora de
valorarla; no obstante, ningún ideario se debe imponer sobre otro, si bien, las ideologías son almacenadas en el
subconsciente de la gente con afirmaciones continuas no contrastadas, de forma
subliminal, por los medios de comunicación y propaganda partidistas, por el
propio carisma de un dirigente, por la falta de transparencia y objetividad,
por intereses tendenciosos imparables, por los poderes económicos, etcétera,
etcétera. Será la cultura adquirida la que nos llevará a estados más libres
de opinión, cuestionando decisiones del Ejecutivo, leyes del Legislativo,
sentencias del poder judicial, así como tantos aspectos ya establecidos que son
arbitrarios e injustificables como los privilegios, las impunidades, la falta
de responsabilidad, las desigualdades, la opacidad, las corrupciones, los
engaños, etcétera. No obstante, me da la
impresión que la mayor diferencia que el P.C.O. tiene con PODEMOS consiste en
que el autor del primer proyecto renuncia a sus propias ideas en aras a
conseguir un entendimiento con el resto de los ciudadanos (que también son
parte del pueblo) aunque, a veces, ajenos planteamientos le rechinen. EL PROYECTO DE CIUDADES
OCUPACIONALES considera que, aunque todos partimos del mismo germen y quizás gocemos
de las mismas oportunidades, las soluciones se pueden presentar de manera muy
diferentes y lograr acuerdos se aproxima
al punto intermedio de las cosas, a un
escenario de encuentro donde el sentido común, la plasticidad del momento o lo
práctico han de ser lo que prevalezca. Tal vez, sin contentar a ninguna de
las partes. Tal vez, renunciando todas ellas a trozos de sus postulados, pero
sin deteriorar lo más mínimo la democracia más amplia, que nos haga disfrutar
de la libertad con respeto, de la igualdad de oportunidades, de la justicia
igual para todos y de la solidaridad bien entendida.
Sí; tales aspiraciones
caminan en la grupa de la utopía; no lo pongo en duda, pero quiero aproximarme
lo más que pueda a cabalgarla. Por ello el P.C.O. trata de que se actúe con Honorabilidad, Transparencia
y Rentabilidad. Con la flexibilidad necesaria que haga duraderas las leyes. Con
acato a la Justicia que las imparte. Con la separación de los poderes. Con la
diferencia clara de lo público y lo privado. Con tolerancia a la huelga y al
despido libre. Con la absoluta
ocupación y retribución por ello a todos los que se esfuercen y quieran
trabajar.
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