Soy uno español más que, en unas
fechas, iré a votar porque quiero
hacerlo. Me estimo muy afortunado perteneciendo a una clase media
(económicamente hablando) en extinción y, desde mi consideración de hombre de
“izquierdas”, de avanzada edad en la que la aspiración personal o profesional
carecen de fundamental interés, he madurado para llegar a las siguientes
conclusiones:
Hay varios bloques de opciones a
elegir que, a mi juicio y respetando otros criterios, son:
1. Los de “izquierdas” con PODEMOS
al frente.
2. Los moderados con PSOE y CIUDADANOS
(escorados a izquierda y derecha respectivamente)
3. Los de “derechas” comandados
por el PP.
4. Los nacionalistas: VOX (a
nivel nacional) e independientes de diversas tendencias y lugares.
5. Otros referidos a cuestiones
concretas: Animalistas, Regionalistas, Ecologistas y otros.
Ha llegado el momento de elegir
una formación. Lo haremos, posiblemente, porque siempre votamos a los mismos o,
de ninguna manera, nos decidiremos por alguno en concreto. Ahora bien, todos y
cada uno de nosotros queremos lo mejor, lo que pensamos que será mejor para
nosotros y el resto de españoles (que quiere decir para España), ya que, en
definitiva, aisladamente, nadie quiere el mal para nadie y solo quien goza de
intereses partidistas emplea argucias para “llevar el ascua a su sardina”. No
es mi caso, dado que no pertenezco a partido alguno y mi identidad es tan
española, desde “mi extremada moderación” (como yo mismo la califico) que me
atrevo a suscribir lo siguiente:
Si económicamente eres pobre y quieres ser menos pobre o, si eres rico
y quieres ser menos rico, vota la primera opción.
Si no has perdido la
esperanza, evitas aventuras y no te sorprende la rutina, vota al segundo grupo:
tendrás, a veces, mal sabor de boca y los vientos te llevaran de un sitio a
otro, pero… ¿qué importa si lo aceptas?
Si eres pobre y
quieres ser más pobre o si eres rico y quieres ser más rico, no lo dudes, elige
la tercera posibilidad.
Si quieres volver a la nostalgia de la dictadura donde la democracia no cuenta y, con razón o sin
ella, te impongan las cosas, seas pobre o rico, el cuarto grupo será el que te conviene.
El quinto apartado corresponde a gente especial, exclusiva de su propio
interés por encima del general. Incluimos a ricos insolidarios nacionalistas
que anteponen su identidad local a la tendencia ideológica por la que abogan.
No cabe duda de que existen
difusas (o, tal vez, menos imprecisas) líneas de separación entre los grupos
que componen los bloques citados. No obstante, hay un antídoto contra las
falacias, descalificaciones e insultos
empleados por los “lideres” de cada uno de ellos (que denotan su incapacidad de
argumentación) y, sobre todo, la más absoluta falta de respeto por nosotros, su
electorado, tomándonos por “tontos”; pues bien, tal antídoto (reflexione) es no
dar el voto a semejante prepotente y decidirse por otro: su confianza se lo
agradecerá.
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