Soy ciudadano español, europeo y, además, me siento orgulloso
de serlo. Sin embargo, no sé a qué esperamos los habitantes para reivindicar
una integridad política única, legal y universal para que la Europa comunitaria
sea una identidad común en todos sus ámbitos: ejecutivo, legislativo y
judicial; educativo, sanitario y
militar; religioso, económico y de relaciones exteriores.
La política ha de ser el enlace que trace las formas de
armonizar las distintas ideas (aunque no siempre lo consiga) y, por tanto, una
Constitución Europea, con supremacía a las del resto de los países que la
forman, será la fórmula para volver a iniciar la que quedó pendiente desde hace
tiempo. Repetiremos el proceso procurando no errar hasta alcanzar el consenso; si bien, el marco
de libertad habrá de mantenerse para, en su caso, llevar a cabo, rápidamente,
una adaptación flexible. Un nuevo intento que el paso del tiempo y el
coronavirus pueden conciliar.
Posiblemente se necesite de gente comprometida con la
colectividad europea y menos antieuropeos que, empleando argumentos de anarquía
o exclusión individual (caducos en los tiempos actuales), son contrarios.
La mayoría abogaremos por el respeto e igualdad de
oportunidades de los pueblos que componen Europa. El nacionalismo excluyente que
discrimina y conduce al desgobierno y al desorden, será empujado hacia uno de los
dos Grupos principales y mayoritarios de ciudadanos que deseamos una Europa
unida.
Conviene elegir, decidirse e izar el Sistema Democrático para
ceder cada uno de los países miembros más soberanía a esa Europa que nos mira
con recelo y desconfía de los egoísmos
que unos y otros albergamos para sí y los nuestros. Dejemos de mirarnos al
ombligo y consintamos en beneficiar a los europeos que más lo necesiten, entre
los que nos encontramos. Accedamos, igualmente, a que un Gobierno de Europa
ordene a los gobiernos de las naciones que la componen, por muy poderosos que
sean. Sigamos los pasos correspondientes hacia la Unión Política para que,
definitivamente, no nos separemos. Dejemos que el liberalismo político y el
control social pugnen y compartan los proyectos con que los ciudadanos
viviremos mejor. ¿No es eso lo qué la
mayoría de la gente quiere?
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