Esta semana, alguien con las
iniciales P.E., con respecto a mi última entrada en este blog titulada UNA
SOCIEDAD NUEVA, me dice por Wasap: “El pasado se debe conocer para saber lo que
no se debe hacer y evitar que vuelva a ocurrir, pero el paralelismo con la
realidad actual me preocupa, puede confundir y llegar a envenenar a la
sociedad; confío más en intentar unir. Para muestra un garbanzo, 200 millones
de deuda todos los días, etc. etc. No entiendo esa palabrería y esa falta de
transparencia continua.”
Agradezco a esta persona su
comentario para responderle que, por desgracia, nos olvidamos de la historia y
repetimos muchos errores; que solo se fía a aquellos en los que se confía y la
deuda española es un buen síntoma de ello, no tan preocupante como nos quieren
hacer creer, aunque sean exagerados los 200 millones diarios que indica, pues
EEUU, el mayor país económico, goza del mayor endeudamiento conocido (más de 32
billones actualmente) y, por supuesto, para nada intento “confundir y
envenenar” si no todo lo contrario: hablar y hablar claro, un folio semanal, a
fin de llegar a conclusiones y acuerdos. De ello continuaremos escribiendo.
Me descorazona y entristece, sin
embargo, no saber dar más y mejor contenido al presente blog de Ciudades
Ocupacionales para provocar entre sus lectores más comentarios, críticas y
debates que nos puedan conducir a resultados positivos o, cuando menos, a
sopesar opiniones diferentes que, sin ser ofensivas, nos enriquezcan, aporten ideas,
sugerencias, cuestiones que, a un servidor ni se le ocurrirían, aun cuando
pudieran ser de interés general a una mayoría.
Espero, a partir de ahora, que
quien lo desee se sume a intervenir libremente, sin ningún tipo de
prohibiciones, guardando, naturalmente, el respeto y la consideración a
cualquier otra idea por escabrosa o contraria que sea, siempre que se ajuste a
la verdad o se den las aclaraciones al respecto. Es decir, que no sean parecidas
a las de determinados grupos de Watts en los que los temas están limitados
debido a que, la gran cantidad de sus componentes, no se pueden contener ni
controlar ante una cuestión que les sea contraria o la estimen personal,
aunque, eso sí, se vuelquen en dar pésames, no sé a quién, ante la muerte de
algún colega que ni siquiera conocieron, toda vez que, desde que se nace, se
nos enseña costumbres como esa (la mayoría de carácter religioso) que son
difíciles de erradicar. Y todo ello, cuando gran número de sus componentes, por
su edad, más próximos a la última etapa de su vida que a la primera, saben, por
añadidura, que es de mala educación no respetar a los demás, emplear palabras
ofensivas cuando los pensamientos son distintos y, por tanto, las manifestaciones
diferentes.
Han de existir asuntos de todo
tipo y ninguno, por polémico que sea, vetado y, menos aún los políticos, fuentes
principales de nuestras vidas. Está claro que de ninguna manera se puede
tolerar ni permitir palabras insultantes, soeces, discriminatorias..., con
contenido falso o perverso, sin antes hacer las aclaraciones al respecto. Ya
somos mayorcitos para no entender que, si se quiere, siempre se puede llegar a
un entente, acercamiento o compromiso noble entre las partes.
La crítica sana, el debate
honesto, la aptitud mental positiva (AMP) es lo que ha de reinar en todo grupo.
Escuchar, aprender, compartir, ayudar... Acometer ideas, asuntos, comidas,
intereses comunes, practicar la convivencia, ... Nunca es tarde para comprender
que la libertad es relativa (acaba donde empieza la del otro), la igualdad
absoluta (no hay razón para que existan diferencias abismales entre las
personas) y, para todos, el bienestar común que ha de ser el objetivo; un
objetivo donde la felicidad sea el fin y no la riqueza o el poder.
Por todo ello, ofrezco el
presente blog www.http://ciudadesocupacionales.blogspot.com
o por WhatsApp para que, quien quiera
decir algo, lo haga mediante un mensaje de réplica, crítica u opinión revelando
su identidad. Eso sí, ajustándose a los famosos Cuatro Acuerdos, de los que
hemos hablado en alguna otra ocasión. El primero y más importante: Hablar
impecablemente. El resto: No presuponer. No tomar nada personalmente. Hacer lo
máximo posible.
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