¡Qué duro es envejecer! ¡Qué
difícil resulta dominarse, sobre todo, cuando tienes a tu alcance lo que
deseas! ¡Bastante más fácil es prescindir de aquello que ya no se tiene ni se
desea!
Interesante es estudiar y gozar
de conocimientos con los que aplacar los miedos que nuestros antepasados
sufrían y aun sufrimos. No obstante, creer, resignarse, preocuparse tan solo de
lo que uno puede resolver, es tener una vida feliz, “a tu manera”, haciendo
partícipes a tus seres queridos.
Hoy en España ¿se consideraría
política y cristianamente moral el comercio de esclavos de otra época? ¡Seguro
que no! El abominable robo de hombres negros en las costas de África, para
llevarlos encadenados a América, sería una vergüenza.
Un Sistema Capitalista, en el que
hoy nos hallamos inmersos, me recuerda al de aquel tiempo de sometimiento en
que trataban a las personas como cabezas de ganado y cuya abolición, por parte
de las distintas autoridades, costó lo suyo. Un sistema actual, el nuestro, que
camina en pro del ánimo de lucro únicamente, debe de ser modificado o abolido cuanto
antes para evitar que nos lleve a la ruina, toda vez que esquilmará lo que sea
preciso (medio ambiente, medios vitales, recursos naturales…) en aras a un
crecimiento absurdo e imposible de mantener para el enriquecimiento de unas
minorías que también morirán de éxito. Cuando esto ocurra se rememorará lo “de
aquellos polvos estos lodos” y para entonces puede que no sea factible la
posibilidad de dar marcha atrás, toda vez que contra la Naturaleza poco o nada
se puede hacer.
Hay que empezar ya a construir un
tipo de sociedad más igualitaria, donde la gente viva dignamente con su trabajo
y las empresas moderen sus márgenes empleando los recursos precisos, siendo menos
competitivos y más solidarios. Donde, como ahora, convivan lo público y lo
privado y todo pueda democratizarse (reduciendo diferencias salariales,
regulando herencias, calificando empresas no por sus beneficios sino por sus
comportamientos, enalteciendo el trabajo con el que vivir dignamente, socializando
impuestos, abominando las injusticias, procurando la convivencia…) y de ello seguiremos escribiendo; si bien, desde
estas líneas, animo a todos a dar a conocer sus ideas y consideraciones,
manifestando las que estimen oportunas.
Agradezco de antemano la opinión
de cada cual, y les hago saber “que, al margen de las diferencias anatómicas y
fisiológicas obvias, entre machos y hembras, la diferencia cromosómica tiene
influencias en sus cerebros y, por tanto, en su forma de comportamiento. El
sexo, pues, influye en el cerebro de manera doble: por mecanismos hormonales y
por la expresión y represión de determinados genes (hormonas sexuales,
estrogénicas, femeninas, masculinas, androgénicas)” lo que viene a significar las
variables maneras de pensar que, con certeza, todas se verán reflejadas en el
presente blog, salvo las ofensivas o de mal gusto.
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