domingo, 27 de octubre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA V

En el mundo que conocemos (La Tierra) cada vez más se está produciendo un “retroceso democrático, un repliegue del liberalismo”, augurando que:

“La larga recesión democrática se está profundizando y menos del 20% del conjunto de la población mundial vive en un país libre, evaluados en 167 de ellos, en función de los cinco siguientes parámetros: los procesos electorales y el pluralismo, el funcionamiento del Gobierno, la participación política, la cultura política democrática y las libertades civiles, revelando que solo el 8,4% de la población mundial vive una democracia plena, mientras un tercio vive bajo un régimen autoritario.”

“Caben muchas razones para explicarlo: La derecha y la izquierda tienen mucho más en común de lo que admiten, pese a la visión distinta de la economía y la cultura. El populismo es una política de identidad radical con la que especulan. La cultura, la inmigración, la seguridad y la rivalidad fraternal con las que juegan ambas formaciones políticas escorándose a sus extremos y dejando fuera a sus centros. La brecha creciente entre la gente ordinaria y las elites distantes, invocando a la polarización de temas como el feminismo, la justicia social, valores religiosos, la economía…”

En el Sistema capitalista actual hay personas físicas y jurídicas que dicen pagar más impuestos de los que pagan y ganar más de lo que declaran. Inventan cualidades en productos, mejoras en servicios ineficaces e inexistentes para cobrar más. Ofrecen ventajas (revisiones, regalos, ofertas no solicitadas) para habituarnos a ellas y crearnos dependencia y nuevas costumbres. Modifican unilateralmente condiciones (medidas que a nadie más que a ellos interesan) con las que justificar las subidas de sus precios. Emiten anuncios y propaganda falaz equivocando a los consumidores confiados en sus buenas prácticas. Solicitan permanencia en su provecho con la golosina de una pequeña bonificación. Su objetivo es ganar más dinero sin reparar en medios, aunque se jacten de generosidad. No compiten por mejorar los sueldos de sus trabajadores, ni por aminorar su jornada laboral, ni siquiera por darles una buena preparación pese a las ayudas que reciben. Su prestigio lo basan en sus elevadas ganancias y solvencia cuando debería residir en la confianza, calidad y precio de sus productos o trabajos, en las calificaciones merecidas que otorguen sus clientes, proveedores y público en general. No estimulan ni valoran a la gente de su plantilla facilitando y repartiendo dividendos con los que pudieran suscribir parte del capital "de su empresa" y ser unos propietarios más.

Estamos necesitados de un profundo cambio en la economía y en la mentalidad de quienes la manejan. Se ha de modificar el objetivo único empresarial (el ánimo de lucro) por el del bien común de la sociedad para que el que el ánimo del hombre sea el de ser feliz estando sano, practicando deporte, oyendo música, leyendo, viajando, adquiriendo conocimientos, paseando, contemplando el cielo...;pues, al fin de cuentas, los humanos hemos de procurarnos aire limpio para respirar, agua dulce para beber y alimento para comer que únicamente requieren de un trabajo digno con un salario justo para no ansiar el dinero en el que refugiarnos cuando este solo ha de ser un medio de cambio que, aunque ayude, no proporciona el bienestar.

 


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