domingo, 29 de diciembre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA X

 

“La nariz es el guerrero silencioso: el guardián de nuestros cuerpos, el farmacéutico de nuestras mentes y la veleta de nuestras emociones”. Una frase idílica tomada de Respira, el título del libro que leo, consciente de que respirar es el poder de la vida. Hoy, a propósito del Sistema Capitalista que nos ocupa, voy a contar una historia breve, mezcla de realidad e invención que, como toda historia, comienza así:

Erarse una vez un matrimonio gallego, pobre y hacendoso. Él se llamaba Amancio, serio y emprendedor, ella, María, sastra y mujer de su casa. Para ganarse la vida montaron un pequeño taller de confección elaborando y vendiendo prendas de vestir para, fruto de su esfuerzo y tesón, obtener éxito y dar trabajo a miles de personas que cosían para ellos por encargo en infinidad de lugares.

En Madrid, dos amigos, uno llamado Miguel, comercial nato, y otro Juan Antonio, sastre de profesión, decidieron, de igual forma que el matrimonio anterior, crear una limitada y establecerse por su cuenta en un negocio similar. Se sirvieron de multitud de talleres de mujeres a las que pagaban por la cantidad de prendas de vestir que elaboraban bajo su dirección.

Dos rúbricas de análogas características constituidas en un mismo tiempo y con igual fin (el ánimo de lucro) lógicamente llegaron a conocerse y relacionarse para acordar no competir entre sí. La una, intervendría de Madrid para arriba y la otra, de Madrid para abajo. Ambas firmas, no solo se consolidaron si no exponencialmente crecieron hasta convertirse en dos grupos societarios más importantes del sector con marcas propias, exportando y creando tiendas al por menor.

La primera, bajo la atenta mirada de un mediador financiero, fue introducida en Bolsa, un mercado de valores que por antonomasia es lo más capitalista existente; pero hete aquí que María murió y, aunque la perdida fue significativa, Amancio siguió creando riqueza y ampliando puestos de trabajo.

La segunda, continuó con idénticos pasos, pero ocurrió que, víctima de un accidente, Miguel murió y la empresa cerró. Su viuda quedó a expensas de Juan Antonio y éste, considerando que ya habían ganado bastante, optó por repartir el capital y él vivir de otra manera: compró una finca de caza y a eso se dedicó.

Dos historias paralelas con resultados bien distintos. La primera, aún continua líder del sector multiplicando sus beneficios, dando trabajo a muchísima gente en todo el mundo y creando más riqueza. La segunda, pudo haber hecho lo mismo, pero no; al contrario, todo se esfumó. En ambos casos, las decisiones dependientes de una sola persona fueron muy diferentes, lo que me lleva a pensar que, si en el Sistema Capitalista societario residiera la norma por Ley de que el objetivo empresarial es el bienestar común en lugar del ánimo de lucro, las pérdidas de puestos de trabajo y los perjuicios en infinidad de familias de la segunda compañía no se hubieran producido, pues el laudo hubiera sido colectivo y no individual. De tales normas y aspectos escribiremos más adelante.

Se dice del olfato que fue el primer sentido surgido en el homo erectus.

domingo, 22 de diciembre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA IX bis

 

El Sistema Capitalista tiene, como casi todos los métodos, aspectos positivos y negativos. El primero y principal es que, en parte, nos está sacando de la miseria más absoluta de antaño, aunque ello no quita para que las diferencias económicas y sociales sean cada vez más crecientes. Cabe, sin embargo, reducirlas erradicando la pobreza, aspirando a una clase media, cuidando el medio ambiente y alcanzando acuerdos en democracia al respecto.

A propósito de ello venimos escribiendo cada semana ya que, de no corregir el sistema, vamos hacía la desertificación del Planeta Tierra: más de 4 millones de Km2 en los 30 años últimos, en España 1500 Km2 desde 1950. Las brechas salariales son de escándalo entre directivos, empleados y propietarios de una misma empresa. Las desigualdades de derechos en general son muy notables. El ánimo de lucro como objetivo único en las empresas es inaudito cuando debe de primar el bien común. La competencia es un factor positivo que estimula al comercio y los negocios, pero es tanta su agresividad que lo invalida y el mercado se resiente o deja de serlo. La permisividad en los negocios, especialmente en aquellos vitales como la comida, el cobijo, la sanidad, la educación, …, anulando o desestimando lo público que nos equipara, es vergonzosa porque el beneficio crematístico no es en nada comparable al beneficio de una vida digna.

¡Ah! Por cierto, la vida nadie la tiene comprada y pende de un hilo, por lo que ni los mercados, ni el capital, ni el dinero, ni otras cosas o cuestiones merecen la pena si somos malas personas y no deseamos el bienestar para todos.

He leído que “la compasión en un mundo competitivo está vista como una debilidad y no como un acto de resistencia y libertad. La compasión (que no la empatía ni el egoísmo) nos protege de una creciente deshumanización, aunque la sociedad capitalista nos empuje a no ser compasivos, ya que la desmesura económica, la obtención de ganancias empresariales tienden a considerar a las personas físicas como pura mercancía. Actuar compasivamente es una opción de libertad sin imponer nada, sin ser superior a nadie, basta con escuchar a los demás. Ser altruista y demócrata es ponerse en lugar del otro y conseguir acuerdos”.

No se puede regalar para implicar a la gente o causarle una dependencia. Ni facilitar gratis droga en los colegios para conseguir jóvenes drogodependientes. Ni se debe ganar más cuando se gana “lo justo” y suficiente. “El fin no justifica los medios”. Los medios informativos, por ejemplo (prensa, televisión…) si ganan bastante con su publicidad, no deberían de privar a su público de información gratuita, pero no: quieren, como la mayoría de las empresas, que el cliente, el usuario, también pague para ganar más, sin mirar por el bien común, sin considerar que “la avaricia rompe el saco”, olvidando que la vida augura “que quien la hace la paga”. 

domingo, 15 de diciembre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA IX

Ayer, no actuamos por considerar que era una cuestión que venía de antiguo y el pasado nos aburre; hoy, porque el Sistema Capitalista nos embarga en la pereza y esta se impone y nos domina; mañana, tampoco lo haremos porque es futuro que siempre nos aguarda, sin pensar que el único tiempo existente es el presente en el que, sin descanso, debemos de luchar contra la injusticia, la corrupción y los demás delitos de quienes los aceptan o los consideran como parte de la vida.

Nadie sabe lo que el tiempo nos depara por lo que “no se ha de dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy”. Cualquier cosa puede suceder en cualquier momento y, ante la inquietud y desazón de nuestras ideas, han de reinar otras que las apacigüen: inventos, iniciativas u otros atractivos que nos entusiasmen y nos puedan conducir a buen puerto. Mientras tanto, seamos felices, suframos lo menos posible, estudiemos y trabajemos en beneficio del bien común, que es el nuestro y, por consiguiente, seamos amables, vigilantes de nuestros comportamientos y actos, escuchando atentos a los demás y, en especial, a los humildes, perdonando para ser perdonados, ignorando palabras necias, pesimistas o miserables y rechazando el odio y la violencia. Siempre nos quedará el consuelo de desahogarnos en los medios digitales: paños de lágrimas de pobres intelectuales, escupiendo rabias hacia arriba, sin prever que se pueden revolver y perjudicarnos.

Poseemos dos almas: las del bien y las del mal. En una se encuentra el placer; en otra, el dolor. En ambas, la memoria, sin la cual no somos nada. En el Sistema Capitalista se busca lo más grande, lo mejor, lo más rápido, la máxima rentabilidad, lo más utilizado, lo más costoso, el mayor crecimiento, lo más duradero o lo que queramos, pero ¿por qué no simplificarlo exclusivamente a vivir dignamente y en paz con nosotros mismos y con los demás para conseguir la felicidad?

Cuando alguien está obcecado con algo (lo que sea) no habrá fórmula humana de hacérselo cambiar. Es su discurso, su forma de pensar, su alma del mal la emplea como un revulsivo para odiar. En la clase política, eso suele dar votos y se utiliza en exceso con medias verdades o mentiras supinas. Nos dicen, por ejemplo, que no incrementarán impuestos, pero sí el precio de las nuevas ordenanzas municipales. Nos hacen creer exhibiendo banderas que son muy patriotas, pero repugnan a los pobres que incomodan; que son fervientes cristianos asistiendo a iglesias, pero maldicen la caridad repudiando a los emigrantes. ¿Eso es de ser patriotas o cristianos? Pues, no. Librémonos de nacionalistas y creyentes, de avaricias y rencores, de miedos y favores. Y lo sabemos. ¿Quién no ha emigrado a otra tierra donde nueva gente los acoge y gracias a ello puede vivir y hacer fortuna?

Lo primero, es ser humano y respetar a todas las especies y al medio ambiente. Lo segundo, ocuparse de vivir dignamente y velar por el bien común. Lo tercero, tener presente que nacimos y nos iremos sin poseer nada. Lo cuarto, no olvidar que somos animales sociales en evolución caminando hacia un bienestar general. Por último, reconozcamos que se ha avanzado hasta un Sistema Capitalista carente de patria, que no representa ni al clero ni a la nobleza y, menos todavía, al pueblo; por lo que, en democracia y con respeto, gestionemos la libertad de ideas, la igualdad de oportunidades y la convivencia a fin de lograr la mejor virtud de los políticos que nos gobiernan y tiendan a moderar las distancias sociales y económicas entre unos y otros.

¿Merecerá la pena intentarlo? ¿Será este el momento adecuado para hacerlo?

domingo, 8 de diciembre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA VIII

 

Nadie ignora a estas alturas que las herencias son una serie de medidas ancestrales, posiblemente iniciadas en la época romana, por las cuales se transmiten bienes y derechos de un fallecido a terceras personas.

Nadie ignora tampoco que son un engranaje perfecto para seguir manteniendo los bienes y privilegios por las mismas clases sociales que los tenían, hayan sido o no usurpados o robados, ganados en guerras o combates, expropiados o adquiridos falsamente, apropiados por la fuerza o real decreto, legitima e ilegítimamente o por un largo etcétera que cada cual puede desgranar y comprobar.

¿Y qué decir de sus cuantías y de los verdaderos derechos hereditarios?

Herencias estratosféricas que nadie en muchas vidas podrá gastar. Derechos hereditarios de propiedad, de ocupación, de bienes raíces, de posesión, de arriendo, de lucro cesante… Herencias de títulos (rey, conde, marqués…), de valores (acciones, joyas, obras de arte…), de propiedades (casas, palacios, vehículos…). Testamentos conflictivos. Abintestato. Bienes comunes: origen, modo y fin de estos. Todo un mundo de cuestiones a considerar y, por tanto, susceptibles de modificar como se ha hecho en otras ocasiones, aunque sin examinar cuantías, limitaciones…

¿Por qué no simplificar, limitar, ordenar, regular lo que una sola persona no puede digerir ni consumir en su vida mientras miles de personas mueren en la indigencia? El reparto de la riqueza, tanto moral como físico, debería ser un objetivo principal del Poder de la Justicia. Por supuesto, que no hemos de quitar mérito alguno a quienes por su trabajo y esfuerzo han conseguido lograr una fortuna. Menos todavía incautar tales bienes y derechos sin respetar las últimas voluntades de un finado; si bien, éstas pueden limitarse a determinadas cantidades por ley, máxime si aparecieron por obra y gracia del Espíritu Santo, se obtuvieron ilegalmente, de dudosa procedencia, eludiendo al fisco o, por su excesivo importe deberían ser reguladas o limitadas, al menos en parte, en beneficio de la comunidad.

Un rey, por muy legítimo descendiente que sea, ¿ha de ser rey sino lo desea o apetece, o es persona incapacitada? Convendría repasar la historia de España y ver casos sangrantes donde hijos, nietos, bisnietos, vivieron de por vida sin dificultades con lo heredado. Franco, Juan Carlos, el emérito, por ejemplo, ¿de qué forma obtuvieron su fortuna? ¿No convendría que parte de su herencia sirviera para aminorar desigualdades humanas? Con las enormes fortunas de Elon Musk o Amancio Ortega, ¿no podría destinarse parte de ella a remediar problemas económicos, sociales, de medio ambiente u otras obras en beneficio del bien común? ¿No sería de justicia que, a los empleados de sus empresas, colaboradores en conseguir sus patrimonios, les tocara algo? (De esto hablaremos próximamente).

La desigualdad entre humanos es una realidad muy triste. Algo incomprendido para quienes nacen ricos por la simpleza de un polvo y no por los esfuerzos de un trabajo. Del trabajo deberían proceder todas las rentas para el sustento digno de la persona. De seguir así, las diferencias económicas cada vez serán más amplias.

Pensemos que hemos de caminar hacia la paz social, la igualdad de oportunidades, la convivencia y no, por el contrario, hacía la guerra, la desigualdad e intolerancia.

Las aguas tienen su origen y final en los mares. Las riquezas y pobrezas pertenecen a la sociedad. Devolvamos a esta un trozo de la excesiva riqueza conseguida por un fallecido, y ampliemos el bien común o el bienestar general repartiéndola entre sus herederos y las personas vulnerables o maltratadas por su mala suerte.

domingo, 1 de diciembre de 2024

EL SISTEMA CAPITALISTA VII dos bis

 

“Sin comida no hay paz”.

El dinero produce dinero y este se convierte en capital, cuya raíz latina, caput, significa cabeza, que es lo que mantienen las empresas para dominar y explotar a la naturaleza y a la gente. Carecen de cerebro, pero pueden apropiarse de la riqueza colectiva de la gente, dado que su finalidad es ganar dinero basándose en subir el precio de sus productos y servicios y/o en rebajar sus costes de salarios y materias primas principalmente.

La teoría capitalista es un axioma del egoísmo, de naturaleza humana, al que hay que combatir. Así se hizo para protegerse de los derechos de los esclavos liberados en EE. UU.; una idea por la cual las corporaciones, empresas, sociedades y compañías pasaron a denominarse “personas jurídicas” como si pudieran votar al igual que las personas físicas, aunque, como se sabe, influyen decisivamente en las elecciones políticas con todo tipo con financiación, subterfugios y capacidad de bloquear leyes democráticamente instituidas.

El capital busca nuevas colonias que invadir y explotar para ir acumulando riqueza, que llama progreso. Destruye la Naturaleza (transformadora de la humanidad), disfrazando todo de misiones científicas y, junto a las religiones, niega a la Madre Tierra sus derechos. La agricultura natural es como el parto natural de una mujer. Ambos implican: salud, creatividad, sensibilidad, conocimiento, asociación, participación, construcción, regeneración, diversidad… En la agricultura industrial solo cuenta lo que da su explotación. Nada comparable a la ecológica que devuelve al suelo su regeneración manteniendo su fertilidad: humus de lombriz, retención de aguas, organismos vivos, biodiversidad, polinizadores, control de pestes…

Las semillas milagro hibridas no son económicas salvo para quien las tiene patentadas, (empresas particulares y no gobiernos precisamente), ya que los agricultores tienen que comprarlas todos los años al no poder guardar ni plantar las que siempre cultivaron. Es una forma simple de poder dejar al mundo sin alimentos en un momento dado, o cuando lo deseen los propietarios de las simientes.

¿Sabemos lo que comemos? ¿Tenemos forma de, por sí mismos, alimentarnos?

Habrá que transitar del ánimo de lucro individual al espíritu del bienestar general o del bien común y, por descontado, sin abandonar jamás la segunda opción que es una oportunidad en defensa nuestra y de los de más seres vivos.

Preguntémonos si en algo, o en parte, se pueden revertir las Revoluciones Verdes y la Globalidad alimenticia sufridas. Si, es posible, teniendo en cuenta que:

a)       Los países han de destinar de su presupuesto ayudas a los pobres para que tengan acceso a la comida y funcionarios que se ocupen de estos.

b)       Producir en cada país los alimentos básicos para cubrir las necesidades de sus habitantes conforme a las idoneidades de sus lugares.

c)       Regular los precios de los mercados si es menester y razonablemente para agricultores y consumidores, fomentando la venta directa.

d)       Controlar precios de importación y exportación que denuncien y castiguen los abusos de donde procedan.

e)       Crear almacenes locales, producciones nacionales, importar/exportar para conseguir evitar los posibles desabastecimientos de semillas y alimentos.

f)         Perfeccionar los medios mecánicos y técnicos que no perjudiquen al medio ambiente, al suelo, … y beneficien a agricultores y ganaderos.

g)       Suprimir la industria alimentaria causante de los alimentos químicos y los procesos agrícolas contaminantes del aumento climático.

h)       Establecer los cauces necesarios para que todas las partes interesadas en el sector puedan ponerse de acuerdo.