Alguien preguntó: “¿Quién
trabajará en España si al desempleando se le paga una retribución
suficiente para cubrir su hambre? ¿Si las personas vulnerables (incapacitados
por enfermedad, familias sin trabajo con hijos menores, jóvenes sin ingresos ni
oportunidades para trabajar, viudas, ancianos, huérfanos menores de edad,
emigrantes o abandonados…) gozan de subvenciones, ayudas, de un salario mínimo
interprofesional u otro tipo de asistencias? “. Alguien contestó: “Pregunta si
es o no razonable a Trump, un delincuente y presidente del país más rico y
democrático del mundo, que odia a las personas más desfavorecidas”.
El Sistema Capitalista, aun
siendo el mejor conocido, antesala de la corrupción, injusto, desigual y
símbolo de la vida actual, necesita ser mejorado. Cada semana venimos hablando
de él convencidos de que ha de ser modificado, aunque intuya que, con el “dueño
del mundo” citado, todo cambie en sentido inverso al que vengo pregonando con
el fin de aminorar las abismales diferencias sociales, políticas y económicas;
con quejas y sugerencias creyendo que, ni siquiera ante la ley, somos iguales.
Contar es dar y agradecer. También lo
es proponer que el objetivo principal de la humanidad sea mejor propiciando el bien común en lugar del ánimo de lucro. Un valor colectivo antes que uno individual.
Ya va siendo hora de que en un
país democrático se comience a pensar (y lograr) que el dinero no lo pueda todo.
Cierto es que llegará otro tipo de dinero que sustituya a los anónimos billetes
y monedas actuales, aunque confiamos que sea identificable y deje huella a través
de tarjetas, transferencias, aplicaciones… con las que poder perseguir, identificar y evitar delitos y, en su caso, localizar y castigar a los culpables.
Dado que en la mayoría de las
sociedades la codicia carece de límites, siendo la corrupción su más segura
servidora, está claro que hemos de regular el Sistema Capitalista y sorprender
a la avaricia con menores atractivos para que no se produzca variando las
costumbres ciudadanas, las normas y las leyes.
Costumbres, normas y leyes en las
que el espíritu solidario humano prevalezca; en los que ni siquiera la
corrupción, el soborno o sus intentos tengan cabida porque no merezcan la pena
realizarlos.
Libertad es hacer lo que se quiera, pero en una sociedad saludable se han de respetar las normas y leyes establecidas. El mercado se regula con la oferta y la demanda, pero ante los bienes básicos, imprescindibles para la vida (salud, cobijo, alimentación, educación…), el mercado ha de intervenirse.
Las reformas del Sistema Capitalista que vamos desvelando a través en estas líneas modificando acciones y valores, hábitos y formas, normas y leyes sea sobre las testamentarias, tributos, empresas, trabajadores, distribución de la riqueza…, además de importancia vital son, a mi juicio, fácilmente realizables como pronto podremos comprobar reafirmándonos en las medidas a seguir.
Señor Reinaldo, el problema que ud. por su trabajo vio ganar mucho dinero y ud. no vale para invertir o generar beneficios. Ud. vio delitos y se calló porque se benefició de ello y ahora quiere denunciar lo que no le beneficia. Por favor deje de llorar como una mujer lo que no supo defender como un hombre y denuncie todo. No se aproveche de los vulnerables y denuncie cuando ud. se sube los beneficios y los unicos que pagamos somos los vulnerables. ¡Que poca verguenza tiene ud!
ResponderEliminarP.D. de la cara y no se oculte en un pseudonimo. Ud. no es un socialista, ni un emprendedor, ni un trabajador. Mirese al espejo y escriba con sinceridad.