El dios del crecimiento económico
eterno no existe, va en retirada y está a punto de morir. Los mensajes que
recibimos lo vaticinan: el crecimiento perpetuo no es posible. Ha llegado el
momento de una nueva política económica. Detengamos de una vez la especulación,
la codicia, la corrupción…; al fin y al cabo, nos conducen igualmente al
destino que todos los seres vivos tenemos reservado: la muerte.
¿Sería conveniente olvidarse de
las luchas que nos enfrentan por ganar más, por ser los más atractivos o los
mejores si gozamos de unas rentas, salarios o ingresos que nos permiten vivir
dignamente? ¿Para qué queremos más si la muerte nos aguarda? Las cuestiones de
confianza en nosotros mismos, sí que son importantes.
Vivimos. Estamos aquí leyendo,
discurriendo, innovando…; tengamos presente una abrumadora verdad, la única
verdad: tenemos una sola una vida. ¿Merecerá la pena discutir compulsivamente o
de la forma que lo hacemos si no la aprovechamos?
Seamos conscientes que el bien
común y ayudar a los demás, a cambio de nada, nos harán ser mejores personas.
Ello nos favorecerá para ser felices y sentirnos más a gusto con nosotros
mismos. Toda una pasada si lo conseguimos. Será cuestión de proponérselo
y ello significará el paso recto que nos dé libertad y confianza.
La Democracia necesita pues,
creer que todos los hombres podemos ser iguales y apuesta por lograrlo, pero
eso no sucederá en estos tiempos, del mismo modo que Sísifo jamás logró
alcanzar la cima empujando su roca. No obstante, siendo responsables, hay que
hacerlo trabajando por ello. Nos proporcionará salud mental y si, además, nos
satisface, humanizaremos nuestras vidas con tan solo intentarlo.
Preservar la Democracia de sus
enemigos nos permitirá, pasado un tiempo, explorar nuevas rutas y oportunidades
dejando atrás el capitalismo y su especulación, el trabajo físico mal pagado y
su pobreza, el poder y su dinero corrupto… Todo quedará en manos de artilugios
y máquinas con inteligencia artificial que se ocuparán de realizar
transacciones perfectas mientras los humanos estaremos en el lugar correcto, en
el que cada cual tenga, conforme a sus aptitudes y deseos, las ocupaciones
transformadoras hacia una especie humana henchida de luz, paz y comprensión.
La
Declaración de Independencia de EE. UU, de 1776, dice: Sostenemos como
evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son
dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están
la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para asegurar estos
derechos se instituyen entre los hombres gobiernos que derivan sus justos
poderes de la... entre lo que cabe destacar los siguientes puntos e ideas: Dios
hizo a todos los hombres iguales y les dio los derechos a la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad. La principal tarea del gobierno es proteger
estos derechos. Si un gobierno intenta retener estos derechos, el pueblo es
libre de rebelarse…
¿Lo sabrán Donald Trump y su troupe, amigos del
poder y dinero, que morirán como los demás mortales?
La envidia el deseo de poder y de dinero siempre ha movido el mundo, lo demás utopia
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