domingo, 30 de marzo de 2025

PREGUNTAS Y CONSIDERACIONES

 

Diez fáciles preguntas personales, políticas y religiosas por donde tu mundo se mueve y con cuyas respuestas podrás deducir su orientación:

¿Cuál es la religión auténtica para ti?

¿Cuál la política que se ha de practicar?

¿Dónde y en qué años naciste y te criaste?

¿Cuál es la religión e ideología con la que actuaban tus progenitores?

¿Qué nivel de vida económica llevaste?

¿Qué educación recibiste?

¿Procedes de una familia rica o humilde, religiosa o incrédula?

¿Te consideras ecuánime y tolerante o egoísta e insolidario?

¿Qué es la verdad?

¿Cuál es tu verdad: la tuya o la que interesa a otros?

Una consideración de Ramiro A. Calle que copio como respuesta y solución a mis cuitas: “Toda polémica sobre la realidad es irrelevante (añadiría inútil e imprudente) perderse en disquisiciones sobre la realidad es necio y banal, porque lo importante es poner las condiciones para ir en su búsqueda (como la felicidad) y encontrarlas”.

“La meditación es fundamental. Mediante ella, ponemos orden nuestro interior, potenciamos la atención y la consciencia, aprendemos a armonizarnos con nosotros mismos y con los demás, acrecentamos la visión, nos ejercitamos con la realidad tal cual, cobramos energía, purificamos el carácter, logramos la ecuanimidad y el desapego mejorando nuestras relaciones con los demás y nuestra sabiduría florecerá”.

“Un alumno desorientado pregunta a su maestro:

-                         -  Maestro, cómo siendo la verdad una puede haber tantas vías y sistemas hacia ella?

El maestro replica:

-                - ¡Qué dices, insensato! Nada de que hay tantas vías. ¡Cada persona es su propia vía, su propio sistema, su propio camino!

Cualquier polémica al respecto carece de importancia. Lo sustancial es meditar”.

Y una consideración propia y final de la que siempre se sacará provecho: Cuida de ti mismo y de los tuyos para lo cual, antes de obrar y manifestarte, trata de ser lo más objetivo posible poniéndote en lugar del otro, teniendo presente que es preferible pecar de exceso de prudencia que mantenerse aguerrido u orgulloso y, por supuesto, hacer siempre lo que se ha de hacer que, por lo general, es lo que la conciencia pide. Por último, piensa que lo fácil es lo correcto: tener calma y tranquilidad, controlar la respiración y observar, hablar poco y solo cuando te pregunten.

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