Hoy he llegado a un punto de
incredulidad tal, que no hay verdad
alguna que me resulte creíble. Desde que
ganó el PP, pese a sus falacias y escándalos, respetando su mayoría
parlamentaria, aguardaba alentar algo que hicieran bien e infundir en la gente
confianza. Pero no. No hay nada que
inspire en ellos un ápice afable: Deprimentes, grises, negativos; hoy
resulta más fácil relacionar a los políticos con la corrupción, a banqueros con
ladrones, a la iglesia con el poder y la riqueza, a la caridad con la ignominia
social oyendo a sinvergüenzas llenarse de honradez la boca, babeando y delinquiendo.
Ni que decir de un Gobierno que gobierna
para una minoría, abandona a muchos ciudadanos a su suerte, indulta a bandidos
y estafadores, amenaza y falta a quienes se manifiestan cuestionando sus
políticas represivas y jalea a la fuerza contra ellos. A este paso, reprobando
la transparencia y exigiendo sacrificios insultantes para hundir más en la
miseria a los pobres que no son sus amigos, volveremos a las tinieblas de la religión, que conduce los odios de la gente. Ni una sola explicación de los
beneficios dilapidados, de las compañías afines, de los prebostes que saquean
España. Ni un comentario por los indebidos gastos, apropiaciones, privilegios,
subvenciones, etcétera, tomados de los elevados impuestos que pagamos
manteniendo ingentes sociedades, consejeros, administradores del Estado como si
éste fuera un cortijo de su propiedad, dando la impresión que el Estado les pertenece cuando saben que no es de
nadie o, en su caso, lo es de todos. No
he oído entonar un mea culpa por algo y si jactarse de lo bien que lo hacen
mientras el desastre avanza, limitados a pedir paciencia: ¡qué se rece! Sólo les
falta decir que Dios tenga piedad de vuestras almas ¡Apaños y añagazas! Con
ellos comparto sin embargo, que saldremos de la crisis, ignorando cuántos
cadáveres caerán a su costa. Un único
muerto sería suficiente para renunciar a su cargo quien no sabe impedirlo. Un
Gobierno que lleva el timón, si no sabe llevarlo, que se quite y responda de su
irresponsabilidad por manifestar lo contrario cuando lo alcanzó diciendo saber
dirigirlo ¡Que preocupación la suya por los
ingénitos cuando hay vivos pasándolas canutas! ¿Es de fiar un Gobierno que
no clama ni grita solicitando ayuda; que no lucha ni pide socorro a la sociedad
para remediar sus males? ¿Acaso, no nos llamarían si una catástrofe se llevara por
delante a más de seis millones de
personas? Pero claro, ¿quién les haría caso si no parecen dar ejemplo de honestidad
para que les sigamos?
Para que las cosas marchen mejor,
la cuestión no es cambiar leyes o la constitución, (que sí), la cuestión es
cumplirlas ¡Una cuestión de personas! Y
nos guste o no, en esas estamos. Ayer lo hizo otro Gobierno, (al que el de
hoy ha hecho bueno) y ya vemos lo que hay; mañana vendrá otro y se aunarán o
cambiará lo hecho. Y en ese toma y daca estamos como antaño, muriendo la
población de a pié entre dos fuegos, que ni la paz ni la caridad nos salva.
Analícese lo menos malo para ambas partes y déjese de disparar. Hay que ponerse
de acuerdo como si fuera una tregua; es
la única manera de vivir. No continuemos
con la eterna guerra. Ni somos enemigos ni tenemos por qué serlo. El asunto es serenarse. Sentarse y conciliar.
Basta ya de tanto tiro cruzado. Nadie
puede ser arte y parte. Es imprescindible un moderador neutral. Y ante
desacuerdos extremados, en el punto medio está la virtud, porque siempre será
mejor un mal arreglo que una guerra, cuyas condiciones las pone el
vencedor.
Este blogs está pensado para esa reconciliación. Para toda la gente.
Todos han de ceder, pero ninguno saldrá descontento. Se trata de aplicar
medidas innovadoras al Sistema, compensadas entre sí con medios imaginativos
que eviten los desmanes y descubran los delitos. A veces, me pregunto dónde
esta la razón, la grandeza del ser humano y si en la vida, en tan corto tránsito,
merece la pena tanto sufrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario