En cualquier contienda muchas
son las víctimas entre la tropa que caen prisioneras por muy diversas razones (ansia,
confianza, codicia) y de ellas, apenas, si se puede obtener alguna información
valiosa; no ocurre lo mismo de ser atrapado el cabecilla que, en la intendencia,
está dedicado a suministrar estímulos
a sus compañeros dirigentes, con los que motivar a la tropa y a sus leales. Se
le instiga a confesar y se resiste a ser un delator aún temiendo por su vida,
esperanzado que los suyos puedan liberarlo, máxime cuando todo apunta a que
ello es factible. Sin embargo, el tiempo pasa y las expectativas no mejoran; al
contrario, se evidencian dudas entre sus filas no dispuestas a correr riesgos, mientras
comienza a clarear e ingentes suministros
son descubiertos pese a sus silencios y falsas pistas. Es entonces cuando
la estrategia de los suyos cambia al no conseguir rescatarlo y comienzan una
maniobra de huida hacía adelante condenando al cabecilla, tratando su eliminación,
considerándole un impostor. El tiempo
dirá si mereció la pena su ejecución en lugar de rendirse.
En la vida real la organización
política que sustenta al Gobierno, (la más poderosa de España) perdió a uno de
sus más altos dirigentes, cayendo en manos de la justicia. Una cantidad (unos 7.500 millones de pesetas) procedente de
no se sabe dónde, mantenía a buen recaudo de lo mucho que pasó por sus manos y
nadie, hasta ahora, se ha atrevido decir
que surgió por obra del Espíritu Santo, de un presunto premio de lotería o por
generación espontánea. Tendrá que ser el
poder lento de la justicia quien lo averigüe, sin que haya correligionario
alguno (de tan alto mandatario) que sepa nada; al revés, de haber sabido que
era un chorizo delincuente, con seguridad, lo hubiesen denunciado para no tener
que culparse ahora de la equivocación de haber confiado en un presunto ladrón. ¿Es una equivocación confiar? Confiar es
una muestra de fe, una necedad, una imprudencia; tal vez un heroísmo que
conduce a la catástrofe. ¿Cómo puede así
justificarse su máximo mandatario? (Un banquero no facilitará
financiación a nadie que no le merezca confianza, pero además le exigirá
garantías). La confianza no es suficiente por sí misma. Muchos fueron, en época pre electoral los que confiaron en las mentiras
que oyeron y, cautelosos, limitaron su crédito. ¿Quién no sabe hoy, que la confianza se otorga sopesando consecuencias,
compensaciones y otros; más aún, si el peticionario está acostumbrado a engañar
hasta el extremo de creerse sus propias mentiras?
El 01.08.2013, vía tele, he
asistido a la ratificación oficial de su linchamiento. ¿Tendrá Luis El Cabrón alguna soga con la que ahorcarse o garfio con el
que abordar su nave capitana?
Ha sido un espectáculo político deprimente, acusándose mutuamente de
corrupciones y delitos sin caer en la cuenta que ello es propio de bandidos.
La política debe ser paradigma de causas nobles en pro de bien común, contrastando ideas distintas y legítimas;
nunca de ataques furibundos entre sí buscando confundir a la gente en beneficio de
sus propios intereses partidistas. Defender el futuro atacando al pasado, es
sólo una manera de echar leña al fuego, avivarlo, para ser presa de él; semejante
a recomendar la presunción de inocencia sin aplicarla. Nada ni nadie es
imprescindible ni eterno. Hay que innovar el Sistema económico, político,
social para que, entre otros, los intereses no sean de partidos (parte de algo)
sino de todas las personas (sin ellas nada existiría) tanto físicas como
jurídicas, por encima de mandatarios y dioses, donde quepa lo publico y lo
privado perfectamente diferenciado, como lo ha de estar la propiedad. El Proyecto de Ciudades Ocupacionales
(P.C.O.), postula por ello con Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad,
sabiendo que “la felicidad, la libertad, el estado nivelador de antinomias,
apaciguador de los hombres, son cosas posibles”.
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