Abordamos hoy el Pleno empleo
o el llamado Plan de Ciudades Ocupacionales que es el TERCER GRUPO DE
MEDIDAS DEL PCO. Una medida pensada para acabar con el paro; esa lacra social
que crea indefensión. Ese estigma social que denigra al individuo y empobrece a
la sociedad. Estar desocupado es como estar muerto. Y nadie quiere la muerte,
aunque haya miserables que la propicien para repartirse más despojos. Algo tan
simple, no representa misterio alguno. En España, que el paro ha sido siempre
un endémico mal, lo resolveremos sencilla y llanamente, con el hecho de llevar a efecto el derecho al
trabajo. La obligatoriedad a estar ocupado es la esencia.
La norma ha de contemplar, que a
partir de la edad requerida, toda persona que no encuentre trabajo recurrirá a
la administración del Estado a que se lo facilite. Pasado un mes, (con o sin é)
el ciudadano recibirá una contraprestación de subsistencia o mínimo de
supervivencia, determinado (100) por el Gobierno, para comer (10), vestir (10),
cobijo (20), salud (20), educación (20), justicia y otros (20), que puede
materializarse en efectivo, en especie o, lo normal, con ambas cosas a la vez.
Si la persona decidiera laboralmente no estar ocupada o el trabajo encomendado
lo rechazara, no tendría la remuneración apuntada.
Se pretende, entre otras cosas, no dejar a nadie desprotegido, pero aunque sólo fuera por el costo, el Estado
encargará al “INEM”, con oficinas habilitadas al efecto, próximas a los
ciudadanos, dar trabajo a los peticionarios y no prescindir ni dilapidar tanta capacidad
productiva. El Servicio público de empleo estatal habrá de regular el tráfico,
dirigir y controlar los trabajos, responder de su buen quehacer, ejercitando de
gerente y patrón. El trabajo que proporcione se ajustará a la legalidad
vigente, salvo en lo precario y eventual, y las personas, a las que llamaremos
Funcionarios honorarios, lo acometerán
con los mismos derechos y obligaciones a las del resto de los trabajadores.
Se dejará de ser Funcionario honorario (predecimos automáticamente un 30% del paro actual) al conseguir un
trabajo mejor; mientras tanto, es posible efectuar un sin fin de
actividades que generen beneficios sociales a la comunidad; que permitan la
creación de nuevas empresas; que fomenten el consumo dinamizando la economía;
que organicen y aviven estímulos personales, valorándose, siendo útiles y un largo etcétera que surgirán como
surge la energía cuando se está en movimiento.
¡Hay tantas cosas por hacer!
En los momentos actuales supondrá
un pago muy elevado tanta mano de obra,
sin embargo, proporcionará enormes beneficios que compensen. Además de
los expuestos anteriormente, valorando la productividad que realicen los
Funcionarios honorarios y su saludable bienestar (atendiendo a dependientes,
cuidando bosques y costas, no enfermando de inactividad…), se desenmascararán impunes estafas que
actualmente se vienen realizando por trabajadores, empresarios y otros
intermediarios (anulando la precariedad, la no cotización, la evasión de
impuestos…); se optimizarán medios y recursos actualmente improductivos (viviendas,
pabellones, rústicas, maquinaria…); se emplearán las prestaciones actuales y
los fondos que se reciben de la Comunidad para contrapartidas vitales (estímulos a
mejorar la investigación, la movilidad, el
autoempleo…); se encontrarán nuevas fuentes de beneficios regulando la oferta y
demanda del empleo, si es preciso y, en un último caso improbable, se recurrirá
al dinero social u otras alternativas de las que tendremos oportunidad de
hablar próximamente.
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