Estoy plenamente convencido que la
única forma de eliminar las crisis, que tan a menudo nos sacuden, es efectuar
un cambio de sistema. Si esto no sucede saldremos de una, de otra y de otra, pero muchos acabaremos con ellas porqué
siempre hacemos lo mismo. ¿Qué pasaría si persistentemente, en nuestra casa, gastáramos más de lo que ganamos? ¿Cómo
pretender adelgazar comiendo los mismos bollos cada día? Podemos arrepentirnos,
sí, pero de continuar robando, no
dejaremos de ser unos ladrones. Los gobiernos tendrían que darse cuenta de
ello.
Ni pie ni cabeza tiene predicar que
seamos pobres, humildes, misericordiosos, viviendo ellos (los
predicadores) entre lujos y riquezas. Mientras una persona tenga que buscar en
los cubos de basura para poder comer, ninguno de nosotros deberíamos hacer bien
la digestión. Y ¿qué decir de quiénes han de darnos ejemplo?: Son como ratas huyendo cuando el barco se
hunde.
No consiste en decir lo que la gente sabe y quiere oír; se ha de expresar
lo que hay que hacer para conseguir eso que nos gusta oír. Pensadlo, debatidlo
y, entre todos, lleguemos a un acuerdo. Para comenzar, el político debe ser responsable de sus palabras, pagar caro sus
mentiras y, lo más importante, equipararse al resto de los ciudadanos, los cuales,
igualmente, no tienen por qué ser estimulados con prestaciones o beneficios
superiores. Ejemplo: si el Rey cobra al año 300.000 euros, nadie del Erario
público debe percibir menos de 17.647 euros.
No se pueden dar consejos, buenas palabras o animar desde el Vaticano, ni
hacer política desde la Zarzuela o la Moncloa. ¿Qué saben los que allí moran de las necesidades de los de a pié?
¿Vivirían con, pongamos, mil euros al mes? ¿Están al tanto de sus penurias?
El ser humano es un animal
más de los muchos que
existen en la Naturaleza. ¿Cuál es su principal característica? Seguramente, la
de tener compasión por los demás y por sí mismo. Seguramente también, la que le conduce a su aniquilación. Establecer
las normas necesarias, para evitar los males que nos acucian, sería una de las
principales medidas a tomar. Fácilmente nos pondríamos de acuerdo en los problemas,
pero difícilmente en los remedios. Y eso es algo sorprendente: aún recuerdo que
dar con el planteamiento, inequívocamente, nos llevaba a su solución. Sin
embargo, en política es al contrario: Apenas si se resuelven. ¿Existen
intereses para que así sea? Sí, con seguridad. Casi todos coinciden en lo
nocivo de los paraísos fiscales, las economías especulativas, el dinero negro,
etc., sin embargo, ¿qué lo impide?
En España, por ser más concreto, la mayoría de las voces sensatas abogaban
por la supresión de las diputaciones; no obstante, ¿qué sucede? ¿A quién
beneficia que no desaparezcan? Lo diré
claramente: Enturbiando el agua, su claridad brillará por su ausencia. ¿Acaso,
desde un despacho (en la capital, en las
alturas) se cocina mejor las gachas que
han de comerse en los pueblos? Señores del Gobierno, ¿para quién
gobiernan? Que sus eminencias sepan,
que ni a los paletos pueden tomarnos el pelo. Argumenten lo que quieran, pero
una comida que no se hace en la cocina o una obra que se realiza sin verla es
como un cura que no celebra misa o un abogado que no asiste al juicio.
Leí un cartel decía: “Si a usted no le gusta el matrimonio gay no se case
con homosexuales. Si no le gustan las drogas no las use. Si no aprueba el
aborto no aborte. Si no desea el sexo no
lo haga. Si rechaza la pornografía no la vea. Si está en contra del alcohol no
beba. Si no quiere que violen sus derechos,
simplemente, no viole los de los demás”. El hombre es un animal, que dentro del enredo de la vida, se comporta
aisladamente de manera satisfactoria.
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