Es intención del presente escrito
destapar la imagen de unos energúmenos que predican la paz y la convivencia con
sus acciones y darlos a conocer por sus
iniciales:
C de CERRILES.
D de DEMENTES.
R de RESES.
También lo podían ser de
Cabrones. Dementes. Reseteados.
Y que cada cual, a la vista de
sus actuaciones patriarcales, los alimente con la imaginación que más les plazca ya que, en definitiva, no son
más que unos pobres adoctrinados.
Pasa algo parecido con la Virgen
de Montserrat, que no es negra, aunque así lo crea mucha gente. De hecho se la
conoce como la Moreneta. Es una virgen de madera oscurecida o que ha sido
pintada de negro. Eso no solo pasa en Cataluña sino en muchas otras partes
donde cuajan las doctrinas de quienes mandan.
Léase Companys, Puyol o, quien como Torras dirige a los cabrones dementes reseteados y pacíficos
demócratas desafiando la ley, en la que no creen cuando esta no les conviene.
Léase a los mártires creyentes republicanos e independentistas que huyen a
tierras cercanas a vivir del cuento, tal como lo hacen Puigdemont, un ejemplar
catalanufo, y otros correligionarios que ríen a bocas llenas las travesuras de
aquellos que sacan sus castañas del fuego.
¡Bien sabían lo que hacían!
Lo mismo que aquellos otros que
comen la sopa boba como un tal Mas o
gente interesada en convencer a los demás, insistiendo que Cataluña no es
España y ni siquiera forma parte de la península Ibérica porque así lo dice la
historia que ellos han inventado y aprendido.
Y lo extraño del caso es que
estos muchachos de la CDR (Campos desolados revolucionarios) ignoran que
siempre surge la algarabía cuando los mandamases se ven en aprietos y los
llaman a combate. Ejemplos recientes los tenemos con los múltiples casos de
corrupción y engaños como los del tres por ciento, los de Puyol y familia, los
del Palau o, el actual: las bromas de los condenados por sedición que probaron
a ver si colaba la reivindicación a la que, desde siglos inmemoriales, siempre
acuden cuando se ven en problemas.
Ignoran que todos somos iguales, hayamos
nacido donde hayamos nacido, y que solo es cuestión de tiempo que volvamos a
ser negros como lo fueron nuestros antepasados, ya que, en definitiva, los
hombres nacemos vírgenes y el tiempo,
cada vez más deprisa, nos desvirga, sobre todo, a los incautos que se creen muy
listos.
Así que contra la independencia
paciencia y a favor de los CDR (cobardes discursos ramplones) pienso, alfalfa y
cuadra.
Cada pueblo, cada persona, se dice, que siempre tiene lo que se merece.
¡Ah! Y no olviden que la
independencia no existe, y menos en un mundo globalizado como el actual, y que
la república no es sinónimo de mejoría. Y más que nada, vean, comparen y
respeten a la gente nacida en España, tal como, quieran o no, lo han hecho los
nacidos en Cataluña, con derechos y obligaciones a decidir sobre todos los
territorios que la componen.
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