En plena campaña electoral todos
los partidos políticos hablan de un cambio, sin embargo, ninguno destaca medida
alguna que suponga un golpe de efecto.
A la gente no le gustan las alternativas y aborrece las incertidumbres; no
obstante, si no somos capaces de aceptar
y domesticar nuevas alternativas e incertidumbres, siempre haremos lo mismo y
no avanzaremos. Las crisis se repetirán, los modelos fracasarán, necesitaremos
de algún grave daño para variar nuestras conductas. En España se turnaron el
poder dos partidos sin alcanzar acuerdos globales, sin ceder en su ideología y los
valores de los hombres se han devaluado; sólo
cambiaron sus nombres sin rebelarse
contra la corrupción y sus mentiras que, apenas, si se sanciona. Por tanto,
desde hace tiempo, de maneras diversas, vengo diciendo que a partir de La
Constitución (a revisar) se han de establecer opciones o paquetes de opciones
(no de personas) partiendo de las que se consideren más importantes para que
los ciudadanos se decanten votando democráticamente. Después, cada cuatro años,
entre las formaciones de personas comprometidas a llevarlas a efecto, una será
elegida en las urnas; con ello la
flexibilidad de las ideas se mantendrán permanentemente permeables e
innovándose. Una labor que las Cortes pueden llevar a cabo con la premura
que requieran. No existe un sólo modelo de sistema, sea económico, político o
social. Del que tenemos, ya sabemos que, más pronto que tarde, nos llevará a
distanciarnos con las desigualdades y sus crisis. No hay que seguir tropezando
en la misma piedra y, si es preciso, habrá que hacer blanco lo que es negro.
Cualquier partido sorprendería a la gente si anunciara algo que se
puede hacer en un año:
1) Suprimir el desempleo. Suprimir el dinero.
Suprimir la pobreza en España. (Toda persona desocupada mayor de 16 años
gozará de una renta digna para vivir si trabaja para el Estado (labores que le
encomienden) y será retribuido
mensualmente con el 100% del s.m.s, abonando el importe en su cuenta o
en especie, distribuida en un 20% para
cada una de las siguientes exigencias: a) comer y vestir; b) cobijo; c) salud;
d) educación y c) justicia y suministros. La ausencia del dinero físico dejará
la marca de por dónde circula y la pobreza no tendrá cabida en nuestra sociedad).
2) Las empresas no pagarán impuestos. El
despido libre será un hecho. (Los beneficios de las empresas serán
distribuidos en tres partes iguales, a saber: Capital, Trabajo y Estado. Este
último cederá su parte en aras a que sea empleada para la creación de puestos
de trabajo o lo que el Estado decida. El despedido será acogido de inmediato con
el s.m.s. del Estado, excepto ante factores de edad y emergencia social).
3) Los dividendos a favor de las personas
físicas estarán exentos de impuestos. (No así los percibidos por las
personas jurídicas, dado que éstas no testan y su representación no ha de formar
parte del Consejo de Administración Ejecutivo).
4) Las empresas, al margen de los sindicatos,
presupuestarán sus costes laborales. (Por supuesto, como nadie cobrará
menos del s.m.s. (salario mínimo de subsistencia) cada empresa determinará sus
salarios, sabiendo que el más alto será un máximo de 17 veces el salario mínimo
de dicha empresa).
5) Todas las personas físicas serán
consideradas o bien autónomos o bien trabajadores. (No importa su función,
el trabajo que realicen o su categoría laboral -peones, directores, abogados,
autónomos, asesores consejeros, presidentes- todos ellos pagarán un mismo
porcentaje de sus retribuciones para la seguridad social).
Son fragmentos sacados de los
libros Escape y 5 Fórmulas para el bienestar de España.
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