jueves, 18 de noviembre de 2021

CÓMO GANARSE LA VIDA

 

Nuestros políticos son agua bendita. Lo mismo aumentan sus sueldos, sin tener que consultar sino con ellos mismos, que colocan a un amigo en cualquier carguito, ya que siempre “hay un hueco para un descosido”. Hagan memoria señores de la cantidad de ejemplos que no cesan y nos ilustran al no haber ningún partido político que, al menos en eso, se diferencie de los demás.

Rasquen un poco en las trayectorias de los que llegan al poder y experimenten vergüenza ajena  comprobando la cantidad de enchufes que les rodean: recibidos, donados, adjudicados, correspondidos. Deudas que pagan, compensaciones que realizan, el hoy por ti y mañana por mí, que ya nos encontraremos en el camino, son hechos muy socorridos. Y ocurre para jueces y fiscales, periodistas y deportistas…, proporcionando chollos y chiringuitos…, a dedo o por la cara…  Y todo eso enmarañado con la idoneidad para el cargo, los méritos que reúnen, los sacrificios y esfuerzos que han acumulado, aunque todo el mundo sepa que se trata de un chanchullo, ya que “aunque la mona se vista de seda mona se queda”.

Apuntarse a un partido político es lo recomendado para evitar el paro y, aguardar el preciso momento, lo adecuado para tener un futuro resuelto. Hay que tragar sapos. O someterse a la disciplina impuesta de los de arriba como si fueras militar, pero el objetivo está asegurado. Hace años, cuando la dictadura, justificadamente, lo achacábamos al sistema y sus dirigentes. Hoy, bien poco es lo que ha cambiado. Tal vez, antes, no se recurría a la hipocresía que ahora se hace necesaria, y decíamos aquello de que “para casarse hacía falta buenos padrinos” y hoy lo disfrazamos de capacidad, talento o valía, eso sí, amañando como entonces, a ser posible, una oposición, convocatoria o concurso. Es decir, la dictadura de un solo individuo convertida en la dictadura del partido. Baste de ejemplo la cantidad ingente de afiliados, asesores, adláteres, arrimados, monaguillos, trásfugas…, que hacen guiños al poder, sea cual sea.

Situaciones que se dan con carácter personal y familiar que  la mayoría de las personas alientan y desean para sí y los suyos. ¿Y cómo acabar con las situaciones “lógicas” de las que hablamos? A mí modesto entender solo hay una forma: Proveer, para todo el mundo, un trabajo con el que ganarse la vida y cuya fórmula para hacerlo quedó expuesta en la anterior entrada del presente blog con el título de UNA REFORMA LABORAL, que continuaremos desarrollando.

Una Reforma Laboral de un único contrato, que evite el desempleo. Una Reforma para quien, ocupándose y quiera trabajar, tenga asegurado vivir dignamente, sin recurrir a papás o padrinos y, por supuesto, anulando la precariedad, el hambre, la misericordia…

Continuaremos ahondando en ello.