sábado, 30 de octubre de 2021

UNA REFORMA LABORAL

 

Desde una observación objetiva comprendo que el mejor régimen social es la democracia. El que todos los españoles nos hemos dado, el ideal para crear un SISTEMA OCUPACIONAL o la NACIONALIZACIÓN DEL TRABAJO (así los denomino) para no dejar a nadie atrás o abandonado.

Considero que la Sociedad, el Estado, por sus medios o los que designe, ha de velar por todos sus ciudadanos en cualquier circunstancia. Procurará la prosperidad a las personas (físicas y jurídicas) a fin de evitar sus miserias, penurias, pobrezas, analfabetismos, injusticias,…, la intolerancias y sinrazón que, a veces, el poder ejerce y, para ello, la autoridad competente habrá de tirarse al barro, fajarse, codearse y  tratar con todas y cada una de ellas.

Esto se consigue conociendo a la totalidad de esas personas: sus situaciones e insuficiencias, sus inquietudes y deseos… y, especialmente a la gente de carne y hueso que está en paro y sin ocupación. Se deberá examinar su estado físico y mental, su necesidad  económica y posibilidades, su cualificación y aptitudes. Se abordará a nivel local (por barrios, distritos, aldeas, pueblos, municipios, ciudades) un sinfín de relaciones: clasificándolos, cuidándolos, ocupándose de todos y asignándoles una actividad. En eso consistirá la primera y segunda medida: 1- Base de datos actualizada. 2- Ocupación de todas las personas en condiciones de poder trabajar. (Motivo de otro tratamiento especifico e independiente, serán los incapacitados, enfermos crónicos, dependientes…

Los costos que origine así como los ingresos que reporte el SISTEMA OCUPACIONAL corresponderán al Estado, con dos finalidades principales: Exterminar el desempleo y con ello gran parte de la pobreza y Producir beneficios físicos al Estado paliando su déficit.

Se encomendará  un trabajo obligatorio a todos cuantos carezcan de él, previo compromiso y conformidad de los mismos, al margen de las ayudas o privilegios que, en su caso, reciban hasta ese momento, cumpliendo todas las exigencias laborales exigibles (horarios, horas de trabajo, puntualidad, comportamiento, sueldos justos –en rama o en especie para procurarles alimentación, cobijo, vestimenta, educación y dignidad-). Será un trabajo globalizado en toda España que dará comienzo en la oficina de empleo más próxima al lugar de residencia del ocupado/trabajador, hasta adaptarse al perfeccionamiento del Sistema a nivel nacional, en cuyo momento, se realizará allá donde sea preciso por campañas y épocas, demandas y oportunidades, siempre por supuesto, ordenando que cada lugar tenga cubiertas debidamente las necesidades básicas de habitabilidad.

El SISTEMA OCUPACIONAL o NACIONALIZACIÓN DEL TRABAJO que se pretende, puede ser muy amplio y ambicioso, afianzándose poco a poco para beneficio de la sociedad en su conjunto. Anulará el paro, la pobreza, la mendicidad… sin violentar a quienes ahora las soportan. Llegará un momento en que con ello haya un solo contrato de trabajo, el despido libre sea un hecho, los sindicatos de empresarios y trabajadores tendrán menor protagonismo, los enchufes no serán aceptados, el esfuerzo y la preparación serán los valores para alcanzar metas y la vida será para vivirla siendo una buena persona con aspiraciones a trabajar en lo que te apasione…

Lo planteado no es una entelequia como en su día no lo fue la puesta en marcha de la Escuela o la Sanidad pública, la Seguridad Social, los Funcionarios y otros mediadores que dejaron de ser autónomos o trabajadores explotados. Será, sin duda, riqueza social: abolir el desempleo, la mendicidad, la precariedad laboral, los abusos que en ella se producen, las injusticias sociales… y rebajar el déficit  aumentando el P.I.B. y obteniendo beneficios. 

jueves, 21 de octubre de 2021

EN BÚSQUEDA DE UNA UTOPÍA

 

Hoy, entre nosotros, no hay otra voz más repetida que la palabra democracia. Un sistema social que sigue y se asemeja al gran lema del siglo XIX - libertad, igualdad, fraternidad- considerado música celestial o simple aspiración para muchos y nada para el resto. Para mí siempre será la línea del horizonte imposible de conseguir, el anhelo e intenso interés por dilucidar un irresoluble problema. Algo así como lograr la felicidad que no es sino el propio camino que nos conduce a ella, toda vez que es un objetivo inexistente o sin sentido. “Se hace camino al andar”. Se es feliz y demócrata cuando  persigues serlo;  cuando se avanza hacia un ideal desconocido,  posiblemente utópico, ignorando qué pasos dar, dónde dirigirse y, sobre todo,  creyendo haber llegado a la meta aunque nos abrume el hecho de no saber qué hacer o cómo mantenerla, ya que las múltiples dudas, contrapuestas o no, nunca faltarán.

La libertad auténtica es la que se consigue con respeto y rectitud; si bien, en democracia, se logra con la fuerza de la ley creada por un poder mayoritario que impone sus puntos de vista. La igualdad es absurda ante una Naturaleza que nos crea diferentes con el halito que nos difumina; sin embargo, la democracia deberá procurar las mismas oportunidades para todos. La fraternidad es la esencia opuesta al egoísmo, característico del ser humano. Por tanto, para lograr estos tres valores propios, los hombres hemos de renunciar a ser fatuos, ruines, abyectos, falsos, mezquinos, faltos de escrúpulos,... y eso será complicado.

Ciertamente ignoramos lo que concierne a los demás. Nuestro estado de ánimo varía con las emociones recibidas y cualquier cosa puede suceder en un instante. Sin embargo, convendría trocear el camino de la historia desde nuestros orígenes. Sabríamos que el sistema social más atractivo, más justo y verdadero, por muy cruel e inapropiado que ahora nos parezca, siempre fue y es el actual predominante. Es de suponer que la democracia de hoy (dentro del resto de sistemas sociales existentes) es el mejor e ideal a seguir: una voluntad un voto.

La democracia se gobierna hablando, por lo que el verbo es de suma importancia. Los políticos convencen a la gente que tienen las cabezas vacías o que no gozan de criterio. La fuerza bruta y sus armas, la realeza y su herencia, la religión y su misterio de antaño, están siendo relegados por la democracia. Los hombres necesitados de que alguien nos dirija atendemos todavía a la voz de un amo, dada nuestra vocación de esclavos, súbditos o ciudadanos o a que alguien nos augure lo mejor sin inquietarnos ni causarnos molestias: bastará con que nos prometa lo que deseamos.

Hace cientos de años que se pedía Paz, Trabajo, Bienestar. ¿Se pueden exigir petición más lógica? Hoy, hace muchos años más y se sigue pidiendo lo mismo. Alguien debería satisfacer tales deseos, pero el pueblo solo cambia de amo y continuará refunfuñando siempre, sin  más remedio que conformarse.

El comunismo, un sistema social basado en la igualdad siempre bajo el yugo del terror del Estado, es el cebo ofrecido a los trabajadores para incitarlos a la rebelión, del mismo modo que surgieron los gritos de  libertad, igualdad y fraternidad comentados. El capitalismo demanda libertad para todo igual que las dictaduras la permiten supeditada al ideal que persiguen, a fin de que los más poderosos se beneficien de ella. Los políticos engañan al pueblo todo el tiempo por lo que hemos de examinar y comprobar detenidamente sus palabras, basadas en ostentar y retener el poder.

viernes, 1 de octubre de 2021

EL DESAMPARO DEL CIUDADANO

 

Son tantos los Entes que protegen a los ciudadanos que sus nombres se pierden como  gotas en el mar. Posiblemente, al margen de un cuartel o una comisaría, ante un asunto delicado, solo nos acordamos del 112. No obstante, cito a bote pronto, nombres de Organismos Reguladores que están diseñados para ese fin:

CNMC: Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. CNMV: Comisión Nacional del Mercado de Valores. BE: Banco de España. Junta Electoral Central. Tribunal de Cuentas. Consejo de Seguridad Nuclear. Tribunal de Defensa de la Competencia. Defensor del pueblo…

Muchos otros están por inventarse: Estado de la Energía, Tribunales Partidistas, Senado Nacional,  Jubilados por la Patria,  Precursores de Chiringuitos…, todos ellos dirigidos y controlados por zorros preparados para devorar con avidez las gallinas ciudadanas cuando deberían de ser protegidas.

Son Organismos independientes cuyos dirigentes ni regulan ni controlan salvo los intereses de aquellos por quienes fueron nombrados. Gozan de privilegios y especificaciones acorde con lo que defienden. Y sueldos. Muy  buenos sueldos, naturalmente. Colegios de arquitectos, médicos, aparejadores, enfermeras, abogados… Sindicatos Empresariales (CEOE, CEPIME…), Laborales (CO, UGT…) Ministerio de Igualdad para ellas y elles, Instituto Cervantes y Otros, Federaciones Deportivas, Iglesias de confesiones varias, ONGs diversas, Entes múltiples sin ánimo de lucro, Chiringuitos a medida defensores de artes, lenguas,  enchufes… Asociaciones culturales, recreativas, caritativas… En general son sociedades prestigiosas sirviendo principalmente a quienes las crearon, a sus correligionarios… subvencionadas por el Erario Público al que todos contribuimos.

Preguntemos a los ciudadanos por algunas de ellas y comprobemos lo enterados que están. Ocurre no solo en España sino también en Europa, aunque esté convencido de que, a este paso, solo maquinas y robots trabajarán para los ciudadanos que, en su mayoría, serán funcionarios de alguna de las citadas compañías, aunque solo sea para no sumar en el paro.

También existen empresas con ánimo de lucro que, a su vez, inventan otras (altruistas como las citadas anteriormente o de similar calado) a fin de obtener desgravaciones por inversiones y otras paridas, dedicadas a estudios y estadísticas, conservar relaciones de morosos y desalmados contribuyentes, preservar los datos personales de los rebeldes ante la ley, ateos y no creyentes, defensa de clientes protestantes por el encarecimiento de las energías y las multas de tráfico, lograr que la ciudadanía sea más feliz y pueda ser orientada moral y económicamente, así como la incitación a cobrar más comisiones y más impuestos por los servicios que prestan; todo ello porque  la Ley funciona mal y tarde, regida por principios de equidad  interpretados por un poder judicial en cuya cúspide se encuentra una ideología determinada o un amo que la alimenta. Amos que, con carácter general y por simplificar, son los dirigentes de los Partidos Políticos, representantes de la voluntad popular, los que parten el bacalao en la mayoría de Organismos a su antojo.

 ¿Habrá forma de solucionar esto para que el ciudadano no sea un mero títere en sus manos?