sábado, 30 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL IX

 

Acordar es una muy respetable virtud que debe poseer un buen estadista, sobre todo porque pensamos de distinta manera y nos movemos por intereses muy dispares. Igual  de importante es la probidad de saber delegar en quien mejor pueda resolver un encargo. Por norma, deberá actuar bien, caritativamente, pues ello dignifica, enriquece y colma de satisfacción el espíritu. Llevarlo a cabo siempre resulta positivo e imprescindible hacerlo en paz y convivencia con sus gobernados, para lo cual, aunque solo tenga unos pocos de su parte, ha de contar con el respaldo de la mayoría de la Cámara de Diputados que representa la voluntad del pueblo.

Relatemos: casualmente no lo decidió, nació en España y se siente orgulloso de ser tan español como el que más, pero no es nacionalista porque considera que La Tierra es de todos los que han nacido en ella. Tampoco, por la misma razón, desea que el territorio donde vive se separe de España. Pensando así hay mucha gente y, también, otros tantos que opinan lo contrario. Todos en democracia tienen derecho a decidir y deben de hacerlo, aunque muchos se opongan, por lo que el buen estadista ha de aunar acuerdos, respetando la convivencia y sin emplear la violencia. Sin embargo, cuando unos independentistas se quieren imponer a toda costa con fanatismos, desordenes y peleas, mal que pese a quien pese, el gobernante tratará de evitarlo, aunque, finalmente, tenga que aceptar un refrendo donde todos españoles decidan, ya que sus contribuciones a esa parte de España fueron generales.

La violencia, venga de donde venga, deslegitima y permanece hasta que, de nuevo, la situación cambia y se torna, por desgracia, en espiral. Se ha de aspirar a vivir en libertad y con la misma justicia e igualdad de oportunidades en el mundo, algo que se pretende hacer en una Europa democrática, permisible, atrayente y lo más ecuánime posible. Alguien muy importante dijo: “no te avergüence humillarte porque serás ensalzado” y “perdona y serás perdonado".

¿En qué consiste, y de qué sirve, ser patriota o un buen patriota? ¿En exhibir la bandera nacional, que a todos los españoles nos representa, en actos de parte? ¿En gritar que España es Una, Grande y Libre? ¿En odiar a quien no lo manifieste o piense de distinta manera? ¿No será esto una falta de respeto para quienes no son de tal parte o del grupo que las porta? ¿A qué conduce tal demostración patriótica cuando solo es la dignidad la que se pierde, ya que la tierra queda?

Uno es prisionero de sus propias palabras, pero no olvidemos que rectificar es de sabios. Dar marcha atrás, antes de cometer un desaguisado, es consecuente; así que es preferible un bocazas  que forja la paz, que a quien reza por ella y causa la guerra. Esta hay que evitarla cueste lo que cueste. La amnistía es un medio otorgado por los poderes públicos con razones extraordinarias. Los independentistas siempre darán pábulo a la existencia de esas razones. Acométase el  refrendo pacífico indicado por mucho que disguste ceder ante un cobarde felón. Un mismo problema no ha de repetirse ni servir de chantaje continuamente. Los demócratas han de resolverlo con la palabra y no con agresión, sin que nadie lo tilde de humillante, desigual y discriminatorio, al ser causado por un beneficio mayor que puede ser reversible.

¿Y qué, si el resultado es de independencia?

No olvidemos que el nacionalismo del general Franco se materializó en un golpe de estado y causó enormes desgracias de las que, aún hoy, se resienten. La vida continua y como alguien dijo: “arrieros somos y en el camino nos encontraremos”.

sábado, 23 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL VIII

 

Pasarán millones de años para que los hombres de una parte y de la otra seamos todos unos. Antes tendremos que ponernos de acuerdo y eso es imposible. ¡Qué digo! Sería un milagro. La idiosincrasia es individual y en España, resumiendo, hay dos partes o partidos, los liberales, conservadores y de derechas; y los liberales, progresistas y de izquierdas. Los primeros creyentes, principalmente, y los segundos ateos, por lo general. Entre ellos jamás existirá un entendimiento global para formar un único gobierno. Eso es inconcebible. Aumentarían los radicalismos provocando fuerzas opuestas que nos llevarían a reyertas continuas.

Ya los blancos del norte no volverán a ser los negros que fueron cuando, como primates, surgieron en el sur. ¿Qué decir de los independentistas, nacionalistas, extremistas, comunistas de España, excluyentes e intolerantes con los que no lo son? Antes que la libertad con respeto, pregonada por unos y otros, sea tolerada, el sol oscurecerá y las noches de odio y conflicto, contrarias al amor, permanecerán en tinieblas para reconocer que la vida humana es casual, pasajera, sin que nadie haya elegido una tierra de todos donde nacer.

Somos los humanos una especie que, como todas las especies, o se transforma o desaparece. Un imperativo evolutivo que no podremos evitar aun cuando gocemos de la característica única entre los seres vivos de imaginar y decidir, pese a lo cual, emocionalmente, en un estado de acomodación, desigualdad y propensiones biónicas, seremos incapaces de equipararnos entre sí. Otros animales como los dinosaurios se trocaron en gallinas o algunos mamíferos como los lobos se domesticaron para convertirse en perros. Nuestro destino ignoto va por ese camino, aunque piense que surgirán otras especies superiores con las que coexistiremos.

Ahora bien, nada es perfecto ni eterno, pero, mientras tanto, siempre habrá conservadores y progresistas de un lado y  de otro, sin que lleguen a entender a los que quieren llevar  razón y a los que emplean la violencia para tenerla. Ni tampoco a la lucha de religiones de ayer y de hoy, conducentes a ninguna parte, cuando precisamos de un equilibrio común y de una la ley ajena al poder y el interés. Hay que emplear la palabra, el argumento, la justificación en democracia que eviten nuestra auto-destrucción.

Obsérvese que a ninguna de las partes les interesa la verdad si es contraria a la suya. Además, existen muchas verdades o, siendo la misma, da lugar a variadas interpretaciones. El instinto, el pensamiento de cada cual, caminan a favor de su presentimiento ignorando si está de paso, por poco tiempo o va hacía a la nada de dónde venimos. Somos almas prisioneras de ideas ajenas (producto del adoctrinamiento, educación, costumbres y vivencias adquiridas, principalmente, en la infancia y la pubertad) ya que la cosecha propia con que se forma la idiosincrasia, sello o identidad, pese a la riqueza y cultura adquiridas, son exaltadas fácilmente por opiniones contrarías sin concebir otras con las que poder rebatir y acordar. Pasamos fácilmente de la risa al llanto, de fumar a no fumar, de perseguir a ser perseguido, de lo malo a lo bueno y… nada ocurre si se emplea el dialogo con lealtad y comprensión.

Se dice que en el término medio está la virtud, algo que se consigue con cesiones por ambas partes. No es cuestión de alzarse con una idea si esta no convence a la mayoría. Una mayoría que, como la historia nos demuestra, no domina por la fuerza, el engaño, la traición… cuando lo verdaderamente bonito es acordar, ser permisivo, remar en la misma dirección, para que no haya ni dominados ni dominadores.

sábado, 16 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL VII

 

¿Ha sido usted miembro de un consejo de administración? Si su respuesta es no, usted no sabe lo que es robar sin violencia, ni intimidación o, sin arma alguna, y tan solo con la palabra y la persuasión. No hace tanto que en España volaron 100.000 millones de euros (¡¿lo recuerda?!) y, por tal cifra, fuimos rescatados por Europa.

“Nada se crea, ni nada se destruye, todo se transforma”. El dinero no es una excepción. Todos los españoles perdimos tal cantidad y, sin duda, alguien se la llevó. Pero ¿quién?

Piénsese en las cajas de ahorros, bancos, constructoras y otras sociedades o compañías, con o sin ánimo de lucro, tanto privadas, públicas e hibridas. Piense también en sus altos cargos, sus retribuciones, planes de pensiones y en cómo hicieron desaparecer esos ¡100.000 millones!

Es historia reciente de España que los libros de texto no explicarán. Pero contextualicemos: sueldos,  bonos, jubilaciones, indemnizaciones, premios e incentivos nada despreciables (¡De escándalo!) causados por (digamos) aumentos de capital, fusiones,  primas únicas, provisiones, participaciones, operaciones financieras, sociedades instrumentales, creación de fundaciones, políticas regionales, ingenierías contables, pérdidas de explotación, contabilidades mágicas, (¡Saqueos!) formalizados a través de (supongamos) créditos fallidos, reembolsos, recompensas vitalicias, enchufes entre amigotes, puertas giratorias, primas de seguros,  compensaciones, gratificaciones con ladrillos, tarjetas, accionistas que no asumen pérdidas, derechos de cobro, acuerdos adquiridos, incumplimientos (¡De vergüenza!)

¿Qué se sabe de todo ello? ¿Quiénes fueron los que ganaron tanto o en crudo se lo llevaron?  El tiempo ha disipado toda respuesta. En su lugar, palabras y más palabras que no conducen a nada cuando las cárceles deberían estar llenas hasta que el dinero apareciera. ¡Pero no! Vacías permanecen ya que, por acción u omisión, los responsables no afloraron. Algo, posiblemente, nos podrían decir los Padres de la Patria, protegidos  en sus Cámaras, aquellos que gobiernan y gobernaron sus regiones con mano dura sin apenas dar trabajo a la justicia, permitiendo a los chorizos continuar en sus poltronas con el Banco de España y otras reguladoras públicas a la cabeza, brindando a ejecutivos, que aún colean bizarros, con activos a sus espaldas diciendo aquello de: “yendo caliente ríase la gente”. Los medios relacionan a los más ricos, poderosos e influyentes…, pero nada dicen de los ladrones y entidades que los robaron, de quienes no pagaron los créditos que recibieron, de los que justificaron ingresos inmorales.

La gente de a pie, que paga sus impuestos, no sale de su asombro, sin saber cómo con su salario mínimo puede llegar a final de mes. Ellos tampoco saben cómo sucedió o por qué se permitió tanto ladronicio e injusticia sin encontrar a los mangantes de guante blanco que se lo llevaron (¡100.000 millones, casi na!).  Nada comparable a los trabajadores que abusan cobrando paro y quitando con su trabajo en negro (beneficiando económicamente a empresarios) al desempleado que si lo necesita.

Que el Ejecutivo tenga valor y hable. Pero no. Hay aún muchas bocas agradecidas metidas en esto. Otros vendrán que vuelvan a hacer lo mismo. Y lo harán aunque sean de: ¡de escándalo! ¡Saqueos! o ¡de vergüenza! Perros con idéntico collar que lo convertirán en chismes, cuentos o leyendas sin que se adhiera al inconsciente del acervo popular. Algo callado que se olvida y no queda persistente en la memoria emocional como los horribles miedos de la infancia, surgidos en la inocencia que jamás conseguirá acabar con tan odioso mal. 

sábado, 9 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL VI

 

El verbo distingue al hombre de los demás seres vivos. Da origen a entenderse con los demás y, lo que es más importante, sus sonidos, en nuestro interior, dan pie a imaginar, pensar, sentir, desear, enardecerse, emocionarse, inmolarse, desaparecer, tener fe o carecer de esperanza, entre otras muchas opciones más, por lo que puede suponer un serio peligro para cautivar, convencer, acordar, conseguir cualquier cosa, por difícil que parezca. Un verbo fácil y afilado, cualquier dirigente lo tiene bien aprendido. Una lección para, sin que nada cueste, criticar, mentir, opinar,... y obtener sueldos de escándalo sin más responsabilidad que la palabra. Me vienen a la memoria el argüir de algunos políticos alardeando  que trabajan para servir a España, callando lo que cobran y su beneficio. También tres efes fuleras acuden raudas a mi mente: funcionarios, fundaciones y federaciones de las que cito habladurías.

F1. Resulta inconcebible que un trabajador público no cumpla, o no se le exija, lo que a un trabajador privado. De ellos se dice que dejan mucho que desear cuando han de ser ejemplares, modelo para los demás.

F2. Tendríamos que conocer las retribuciones de los altos gerifaltes de ciertas asociaciones benéficas, sin ánimo de lucro. Hay quien asemeja sus pagas a las de consejeros de las empresas privadas cuando su función (la que sea) debería rallar el altruismo.

F3. Organismo híbridos, ni público ni privado, ni chicha ni pescado, sin apenas responsabilidad y, al parecer, se lo llevan crudo.  

No quiero olvidar a los cientos de asesores de los políticos que desconocemos;  enchufados y amigos de estos; promesas y ayudas a los ciudadanos que llegan cuando llegan (a veces, cuando los beneficiarios han fallecido); denuncias a personas de partido, importantes e influyentes, que gozan de prestigio o tienen dinero, que apenas si prosperan o, si lo hacen, pasa tanto tiempo que, antes de ejecutarse, prescriben, se olvidan o, se recurre y recurre hasta convertirse en venganza lo que tuvo que ser modélico. Habrá que acláraselo a la gente.

Es el día a día, el presente, el que interesa. Que nadie nos endulce con promesas o nos asuste con lo qué va a pasar. No necesitamos ni  adivinos ni profetas y si de gente que haga lo que hay que hacer, a poder ser, sin triunfalismos ni alharacas, con menos verbo y más acción.

¿Para cuándo afilar gastos? Instituciones públicas que no sirven si no para gastar. Duplicidades de cargos y funciones. Dinero que se tira. ¿Para cuándo resolver estos problemas que nos acucian?

Tiene que desparecer todo tipo de autarquía y dictadura. Ya no cabe la discriminación positiva. La libertad, el respeto, la igualdad de oportunidades han de prevalecer en democracia. Ya sé y me consta, que es difícil mantenerla y estar muy expectantes para cumplirla. Decidamos dejar de subvencionar y liberarnos de las religiones y su Dios o dioses (de los que tanto hablamos, nadie ha visto ni tienen pruebas) que no son superiores a  otros colectivos y menos a los humanos que no tienen por qué tutelar, respetando la igualdad de hombres y mujeres, negros y blancos, ricos y pobres y, por supuesto, a la mierda todas las dictaduras: la del proletariado, la capitalista, la religiosa, la nacionalista, la revolucionaria, la de cualquier sátrapa que la imponga. Hay que avanzar en humanidad, en igualdad de oportunidades, en el buen hacer. Por último, comparemos lo Público y lo Privado. Convenzámonos que el cuerpo y la mente (alma o espíritu) son parte de un único organismo o estado. Se comportan de distinta manera aunque dependa el uno del otro, dado que cualquier irregularidad de alguno afecta a los dos. Su sincronización en armonía es vital para el cuerpo y la economía.

 

 

viernes, 1 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL V

 

¡Gente de bien! ¿Quiénes son las personas de bien?

¿Las religiosas? ¿Las liberales de una España en orden y en paz?  ¿Las que son nacionalistas, gitanos,  emigrantes pobres, negros, vagos, maleantes? ¿Las  que quieren una España para ellos solos ya que, de no compartir sus ideas, los demás sobramos en ella? ¿Las que añoran a Franco o a Fraga, en sus épocas doradas, o a ídolos famosos como don Pelayo o el Cid Campeador? ¿Las que fuman, beben y hace lo que quieren porque son hombres libres a los que nadie ha de decirles nada porque saben lo qué deben hacer? ¿Las auténticas y genuinas almas españolas que no son una mierda como los cobardes, progresistas, fachas, ateos, comunistas…, con dudoso derecho a la vida, que no quieren romper una, grande y libre España?

Gente hipócrita. Tumbas vivientes que se consideran superiores “a los que no llegan ni a la suela de sus zapatos”; a los que no pueden cursar estudios que cuestan un montón y solo los ricos pueden pagar. Gente excluyente y radical.

Muchas personas no creen en el azar. Viven convencidos que todo lo obtienen por el resultado de sus méritos, y de sus equivocaciones aquello que pierden. Sin embargo, nadie duda, que nuestra existencia depende en gran medida de la suerte. Ninguno elige el lugar en el que nace, ser hombre o mujer, tener unos padres conocidos o no, quedarse huérfano, padecer una enfermedad,  pasar hambre o nadar en la abundancia, ser torpe o inteligente. “La vida es caótica y confusa, llena de casualidades, tropiezos o cuestiones de suerte”. Nadie sabe lo que va a ocurrir y hay familias desgraciadas igual que hay un sol anaranjado o gente condescendiente para sus cosas y retorcida para la de los demás.

Vivimos en una sociedad que quien paga manda por mucho que la gente elijamos a nuestros representantes políticos. Aquellos deciden la austeridad, aunque empeore las cosas, porque les interesa o nunca la padecen. Aumentan precios sin control, el que sí ejercen para subir sueldos. Y lo peor no es eso (aunque la gente de a pie lo pase mal y ellos vivan en el paraíso), persisten en la falta de control (que es lo que origina el descontrol) y nos hacen creer que el mercado  se regula solo, sin la intervención del Estado, para arrogarse, arriesgando su capital, en salvadores de la Patria, cuando ya los trabajadores están muertos. Una sinrazón fantasma que se ha de acabar.