sábado, 28 de diciembre de 2019

TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ


Para que exista la democracia, no hay duda: la ley ha de ser respetada.

Todos sabemos que la Constitución la hemos de respetar y prevé los medios y formas para que unos y otros, independentistas y republicanos, logren sus objetivos, pero en ninguna de sus líneas dice que los votos de los diputados sean distintos. Y si todos son igual de legales y validos, ¿por qué entonces para la formación de Gobierno, tan necesaria a estas alturas después de tanto tiempo, algunos osan criticar, desprestigiar, deslegitimar la validez de los votos separatistas, comunistas o fascistas? Permitan que en España haya intenciones y pensamientos diferentes y dejen de anunciar calamidades teniendo fe en la Constitución que es de todos y para todos. Modifíquenla como está previsto, dejen de vociferar y de meter miedo. Solo las dictaduras prohíben, coartan, reprimen, abusan de su poder y desean el pensamiento único.

Estaremos todos de acuerdo en que, desde que se instauró en España el Sistema democrático, con mayor o menor intensidad, con mejor o peor calidad y acierto, las leyes se han tenido que cumplir y, en su caso, adecuar por los cauces previstos. Nos guste o no, eso es lo correcto.

A través de la fuerza también se ejerce convertir el Estado en otras formas de gobierno. La rebelión, revolución, anarquía, golpe de estado, alta traición, sedición, desobediencia, pueden hacer que un país cambie de régimen o sistema político. Las manifestaciones, huelgas y más raramente la desobediencia civil, suelen darse cuando la ley brilla por su ausencia o esta se aplica de manera injusta a juicio de la ciudadanía y, por lo general, sólo es posible en un país democrático. La autodeterminación se da en pueblos sometidos, subyugados o tiranizados por otros pueblos más poderosos. 

En España saltarse la Constitución implica responsabilidades que nadie ignora y, más aún, los mandatarios encargados de su formulación. Una mayoría de representantes del  Parlamento catalán lo hicieron para independizarse y separar la comunidad del Estado al que pertenece.

Responsabilidades han tener igualmente los miembros del Gobierno de Cataluña que, presuntamente, no solo permitieron si no que incitaron al ciudadano a manifestarse con violencia para sembrar el caos y la barbarie con sus consiguientes costes materiales (cierre de comercios y transportes, barricadas y fuegos de contenedores, daños físicos y morales a personas, imágenes al exterior de desordenes  fascistas para hundir el turismo  y la inversión), además de una descarada hipocresía ordenando arremeter contra los mismos a los que animaron a provocarlo, poniendo en grave riesgo a las fuerzas del orden público que todos pagamos con nuestros impuestos para que nos protejan. No hay peor castigo para determinadas personas (y más siendo catalanes) que retraerlos el dinero del valor de todo cuanto han deteriorado. Pero no, los políticos y ciertos energúmenos seguidores de estos se irán de rositas sin que se lo detraigan de sus cuentas o nóminas, porque aquí solo pagan los de siempre, mientras otros gozan de impunidad y altos sueldos: Vergüenza ajena me da.

También me indigna que los Partidos Políticos velen solo por sus intereses y no por el general de España del que tanto alardean. Entiendo, sí, a los independentistas porque van de cara, como lo hicieron saltándose las leyes de todos por las que, como he manifestado, han de responder; pero no acierto a comprender los insultos, descalificaciones, superioridades de los miembros unos partidos sobre otros: todos tienen iguales derechos. Tengamos la fiesta en paz.

martes, 3 de diciembre de 2019

QUE EL PASADO DE ESPAÑA NO REGRESE AL PRESENTE


“Un diplomático alemán murió en París asesinado por un judío. Los nazis utilizaron el incidente para espolear una revuelta contra los judíos en toda Alemania. Asaltaron sus comercios y negocios y mataron mucha gente. A ese suceso, Kristall Nacht, la Noche de los Cristales rotos, lo llamaron así por la infinidad de cristales rotos de los escaparates esparcidos por las calles. El Gobierno alemán aseguró que había sido una revuelta espontanea, pero, en realidad, se trató de un acto de barbarie perfectamente planeado y ejecutado por el gobierno, y estuvo a cargo del mismísimo Goebbels.(Noviembre de 1938)”.

Todo el mundo sabe como acabó aquello.

En Noviembre de 2019, 81 años después, en España, concretamente en Cataluña, ocurrió algo con tintes parecidos a cargo de los CDR y orquestado, presuntamente, por un gobierno que se dice democrático, pacifico y dialogante. Un gobierno que, afortunadamente, carece de armas como aquel, pero henchido de soberbia suficiente para declarar la independencia de un territorio que no solo a quienes lo forma y a sus seguidores pertenece. Un gobierno que promueve un sentimiento patrio y victimario odiando a los que no comparten su ideario, anteponiéndolo a la razón sin importarle el daño que provoca en la gente y en el lugar donde lo practica, por mucho que consideren que la biología puede cambiar los sentimientos.

¡Líbrenos Dios de espíritus tan retorcidos!

Cuando ves como viven en algunos países, nos damos cuenta de la suerte que tenemos. Pasa, sin embargo, que en España no todos vivimos igual de bien y las desigualdades del bienestar cada vez son más acusadas, aumentando las diferencias entre pobres y ricos, entre lugares de primera y de segunda, con gente olvidada debido a su nula voz, a su silencio, a su indiferencia o a la “comida de coco” que les efectúan sus gobernantes para tapar sus propios desaguisados.

“Uno no es de donde nace sino de de donde pace”. Uno es de allá donde se le quiere, se le estima o se le reconoce. Solo la autosuficiencia sirve para iniciar a faltar el respeto a los demás.

Y ojo a las palabras. Desconfiemos de las voces que, aun siendo elocuentes, incitan al odio, a la violencia, a la descalificación. Todo comienza con el discurso que nos enfrenta. Aquel que aborda la discriminación, la diferencia, la supremacía. Aquel que nos entusiasma y alardea de nacionalismo exclusivo para contaminarnos con la superioridad de los unos sobre los otros.

“El mundo es representación. La realidad es representación y la representación es realidad. Lo mejor es aceptar la representación tal como es. La lógica y la realidad no existen, del mismo modo que no existe el convencimiento de que todos somos hijos de la tierra, de la misma tierra. Pretender seguir el camino del entendimiento por medios heterodoxos, es como pretender que un escurridor flote en el agua. Nadie es capaz de lograr que flote un objeto lleno de agujeros”.

La paz, la armonía, la convivencia en la educación han de prevalecer. El odio genera odio. La violencia engendra violencia. La pobreza deriva a más pobreza. Existen bienes, recursos, medios suficientes para que nadie tenga que predicar la caridad para los demás. Basta con que seamos responsables, solidarios y tolerantes entre sí y entre los demás pueblos. Las soluciones no pasan por la independencia, sino al contrario, por  atisbar en la comprensión la búsqueda de los problemas y las fórmulas para remediarlos entre todos y no aisladamente.