jueves, 27 de septiembre de 2018

UNA EDUCACIÓN CANALLA


Recuerdo que era un luchador nato. Me esforzaba, me sacrificaba, me autosugestionaba por alcanzar las cosas que deseaba. Luego, una vez conseguidas, las compartía y las daba a conocer haciendo participes e ellas a los demás. Mi férrea voluntad era el secreto mudo que poseía.

Mis estudios fueron los primeros que sirvieron, desde niño, en darme una formación acorde a la época en la que me tocó vivir. Una época en la que el régimen de una dictadura controlaba absolutamente todo como si fuera un dios impartiendo, dirigiendo y administrando toda clase de actividad y, por supuesto, la educación infantil en la que todo se absorbe como una esponja. Así, que aprendí en casa, en el colegio, en la iglesia, en la calle, una cultura general hecha a medida a medida y previamente censurada: una parte parcial de la historia; una sola versión de los hombres ilustres; un “normal” pensamiento único que me adoctrinaba como a todos ensalzando el orgullo patrio del Generalísimo Franco, reconociéndolo  como el caudillo elegido por la gracia de Dios, detestando al comunismo y las huestes rojas que se enfrentaron a su Cruzada Nacional y repitiendo mentiras que se convirtieron en verdad. 

De la misma forma, me convertí en un ferviente cristiano, católico y practicante, perdonando vidas a la gente extranjera, a herejes que boicoteaban a España sin participar de nuestros ideales que, por cierto, eran superiores y los más excelsos del mundo mundial.

Ya, para entonces, combatí contra apóstatas que obraban pecaminosamente masturbándose o metiéndose mano libidinosamente e, incluso, cuando llegué a Madrid, la capital del Reino, a continuar mis estudios, luché a moco tendido contra los Testigos de Jehová incrédulos con la divinidad de Cristo y la virginidad de la Virgen. ¡Pobrecillos! Descerebrados que no sabían lo que se decían. Después, gracias a una amistad, encontré un buen empleo y en él destaqué merced a mi cumplimiento, entrega, el azar y buenos resultados. No obstante, pude ver y comprobar cómo los jefes (representantes de los patronos) ejercían con presión su poder abusando de los que estaban a sus órdenes. Y ante tal injusticia me rebele siendo el primero en hacerlos frente. Tal es así, que los trabajadores me eligieron su delegado para contrastar y compartir ideas con los portavoces de las empresas del sector y llegar a acuerdos con los que ejercer acciones determinadas. Entonces, alguien me dijo que yo pertenecía a Comisiones obreras, dependiente del partido comunista e, ignorante de la existencia de tal organización, renuncié a la representación que me habían asignado y traté de documentarme sobre tantas y tantas cosas, jamás escuchadas y aprendidas.

Dejé de pensar en los rusos (ateos y comunistas) con cuernos y rabos iguales a los del diablo. Olvidé que existiera el infierno y que el sexo fuera pecado. Comencé a leer libros prohibidos. Supe de organizaciones supranacionales como la ONU, la OIT o la Unesco y a darme cuenta de las mentiras de la Iglesia católica, de sus crímenes y aberraciones. 

En ningún libro de texto, que cayó en mis manos, se citaba a Federico García Lorca (y menos que fuera asesinado por los nacionales por maricón) o a Miguel Hernández, el poeta, al que dejaron morir en la cárcel injustamente. Pude comprobar lo que suponía vivir bajo el régimen de una dictadura y sus leyes represivas, dirigido y educado por una educación canalla.

Hoy, lejos de aquellos tiempos, evidencio que muchos de mis compañeros y amigos (lamento decirlo) no tuvieron la suerte que yo tuve y siguieron preservando en la misma educación que recibieron transmitiéndosela a sus hijos hablándoles de orden, respeto y valores. Y eso está bien, pero de ninguna manera a costa de anularles su propia decisión permaneciendo con el pensamiento único, limitado de libertad y a hablar de fútbol, para continuar invocando al Dictador o a la Iglesia “que no nos hace daño”, aunque ya se sepa que ésta, en su nombre, tratando de defender creencias y dogmas, mató, robó, acaparó riquezas, fomentó la sodomía, la  pederastia, paseando imágenes, ostentando el poder con los poderosos y ordenando toda actividad como comer, vestir, comportarse… y, estando en continua comunicación con Dios, perdonar los pecados mediante el arrepentimiento y su bendición.

Las consideraciones que apunto, al igual que los sentimientos, las tradiciones, las costumbres y los hábitos, no se borran de la noche a la mañana y quedan grabados en nuestros espíritus caminando con nosotros lenta, muy lentamente. La historia nos dice que nuestros pasos nunca van en una misma dirección, sino que avanzan, retroceden, quedan encallados e indiferentes o, sin comprometerse, se reinician en una de las múltiples encrucijadas por las que transitamos, aunque pensáramos que tales movimientos estaban extinguidos, caducos o superados: nacionalismos, independentismos, populismos, xenofobias y otras de nombres desconocidos, que explotan por nimios motivos o porque alguien está interesados en ello.

A mi juicio, el peligro, el riesgo, el conflicto es alto. Sobre todo, cuando rememoro la educación recibida, la película de mi niñez y adolescencia que les he contado, la semejanza con la que ahora, al parecer, se propaga a conveniencia de los caudillos de turno, en cada una de nuestras autonomías, tratando de adoctrinar, ensalzar su tierra o manera de ser, para obtener rendimientos electorales, comerciales o crematísticos. Y es que la educación ha de ser un proceso social de aprendizaje intelectual común e igual para todos. En edades incipientes, su desarrollo es como un pequeño chaparrón, donde gota a gota va calando a niños y jóvenes que, para cuando quieran darse cuenta, estarán empapados. Luego, desasirse del ropaje pegado no es tan fácil, toda vez, que es más cómodo no querer saber nada y seguir con él mojado. Por tal razón lo manifiesto y más desde que he leído en un diario serio y hablado con gente preocupada que en Cataluña, País valenciano,… tal práctica es un hecho contrastado.

Reconozco no ser técnico en educación, pero si saber lo que expreso. Las humanidades (historia de las mitologías y religiones incluidas) habrán de ser consensuadas por muchos y variados entendidos a fin de lograr unos contenidos lo más objetivos posible. Las ciencias para todos habrán de ser iguales. Las artes contra más amplias y abundantes mejor. Los valores sólo uno: la bondad; a partir del cual, es imprescindible hacer pensar a los alumnos para que tengan su propio criterio. Que sopesen posibilidades; debatan cuestiones; consideren si existe o no la verdad absoluta o, simplemente, lleguen al convencimiento de que que, la mayoría de las cosas, son relativas; al contrario de los dogmas de fe, que no son sino imperativos en los que sólo cabe la aceptación y el cumplimiento. Exentos motivos estos, que carecen de la cualidad de razonar o reflexionar, imprescindibles para la formación de un ser pensante como el hombre.  

Hagamos que la patria de todos sean la Tierra y la Naturaleza de las que partimos, sin espacios excluyentes, para que cada cual, con su diversidad, ideas y emociones, llegue a reconocer que las tragedias se superan si somos capaces de ceder y  arrimar el hombro; que el caos puede convertirse en armonía y que “las relaciones e identidades estables solo surgen de los conflictos”. Por norma, cuestionemos las voces que suenan bien y emergen de los poderes; la mayoría de ellos, tergiversando conceptos hasta el extremo de hacernos creer cosas que no son.

lunes, 17 de septiembre de 2018

POLVO SOMOS Y AL POLVO VOLVEREMOS


Todos los nacidos como consecuencia de un “polvo” han de ser ser iguales ante la ley. Todo humano, nacido de la unión celular entre macho y hembra, sin la cual su organismo no sería posible (y, por tanto, su espíritu tampoco) en el que aún continúan los vigentes prestidigitadores de antaño como la imaginación, la creencia, la patraña, el oscurantismo, imponiéndonos a los reyes como dioses y a los dioses como humanos.

No hay razón alguna para que alguien deba de ser inimputable. El pueblo que acepta tal condición no es digno de ser un pueblo libre, ni justo, ni equitativo. Merece ser calificado de pueblo esclavo por gente dispuesta a consentir actos ilegítimos sin que éstos puedan ser juzgados, carentes de penas y responsabilidades para quienes los cometen.

En la España del siglo XXI no hay por qué tolerar entes o leyes que los permitan; sean por compensar favores cortesanos, sean por satisfacer a legisladores agradecidos, sean por congratularse con alguna fe o creencia. No se puede permitir burlas o engaños de otras épocas. La gente no se merece escarnio alguno; de lo contrario, la contienda entre los sujetos a la ley y los que la burlan, entre plebeyos y poderosos, estará servida y acabará como “el rosario de la aurora”.

A veces, es difícil también prever lo que va a pasar y el legislador comete lagunas sin mala fe. En el caso de nuestra Constitución en su artículo 56 apartado 3 dice literalmente: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64…”. El artículo 64 apartado 1 se lee: “Los actos del Rey serán refrendados por…”. En el mismo artículo, apartado 2: “De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden”. Es decir, nuestra Constitución habla de los actos (cabe suponer que de todos los actos) sin distinguir su clase. Pero éstos (sin extendernos más) pueden ser públicos o privados. Y es de suponer, igualmente, qué jamás nadie puede refrendar ni responsabilizarse de actos privados (cosa materialmente imposible) por lo que no se entiende su no explicitación. Y no digamos si quien refrenda estima una ilegalidad en ello. ¿Es una omisión calculada? ¿Acaso un Rey no puede tener vida privada? ¿Todos los actos reales son siempre lícitos? ¿Existe humano que esté por encima del mal o del bien? Los redactores, sospecho, arbitraron a sabiendas.

Somos muchos los que consideramos que ninguna persona (ni Dios, ni Rey) puede ser inviolable y ha de estar sometida a las consecuencias de sus actos, asumiendo sus responsabilidades.  Bien, es cierto, que, por medio de fraudes no detectados, algunos consiguen méritos o fortunas y no, por eso, son mejores que los bandidos condenados, ya que a éstos se asemejan. El temor a ser descubiertos, o a que la ley gire en su contra, o a que cumpla la prescripción, les hará vivir menos seguros de lo que aparentan. No por ello deberemos resignarnos y aceptar la ley como se acepta una creencia.  Habrá que innovar, modificar, actualizar lo que suponga una diferencia,  una injusticia, para que la ley sea igual para todos, sin excepciones, por mucho que los legisladores se empeñen en lo contrario o la verdad no sea descubierta o los políticos no lo defiendan. No es de recibo seguir viviendo con la misma cantidad de enchufes que en la época de Franco. 

Será, por tanto, honesto ir retocando nuestra Constitución y que todo su contenido sea posible, verificable y digno de cumplirse. Que se omita lo irrealizable y contradictorio. Que en virtud de ella (la suprema ley) se habiliten medidas para que ningún español sea indigente, analfabeto, tenga que dedicarse a delinquir o morir por falta de medios o escasez de recursos. Que nadie tenga que recordarnos, una vez más, lo que somos y el destino que nos aguarda utilizando como consuelo unas simples palabras Génesis con el que titulamos el artículo.

viernes, 7 de septiembre de 2018

NOTICIAS HIPOTÉTICAS


                                                           NOTICIAS HIPOTÉTICAS

En la zona Euro:

Por unánime decisión del Consejo europeo se ha determinado que a partir del próximo año 2019 en la zona euro se establecerá:

1.- Una política exterior común y única.

2.- Un ejército europeo exclusivo, con un grupo de mando elegido por todos los países miembros  y con sede itinerante  a determinar.

3.- Un acuerdo de carácter permanente para unificar:
      a) La anulación de relaciones comerciales con los denominados “Paraísos fiscales”.
      b) La unificación de impuestos.


En España:

Se ha llegado a la conclusión que el periodo de recesión económica aún no ha llegado a su fin y que, hasta la fecha, ha podido ser paliada a base de:

1.- Aumentar escandalosamente la deuda pública.

2.- Condonar pérdidas a:
      a) Instituciones de crédito (principalmente cajas).
      b) Empresas: Eléctricas, Autopistas, Almacenamiento de gas, etcétera.

3.- Olvidarse de:
      a) Inversiones (especialmente en energía solar) y fomentar el trabajo digno.
      b) Adecuar pensiones y sueldos.Éstos, disminuirlos considerablemente.
      c)  Atajar la corrupción, la muerte de dependientes y el gasto de la hucha de las pensiones.
    
4.- Potenciar:
      a) El recorte de libertades.
      b) La publicidad y la justicia partidista.
      c)  Las retribuciones a la clase política y sus promesas procrastinadoras, anulando el expolio y los crímenes del pasado.