sábado, 26 de junio de 2021

ESTO NO VENDE

 

COMO ESTO NO VENDE, LAS TELEVISIONES Y LOS MEDIOS, APENAS SI LO DAN A CONOCER. MUCHOS POLÍTICOS LO DEFIENDEN. LOS NEGOCIOS LO AGRADECEN.

 

Extraído y resumido de un artículo de Rubén Pérez del 26/06/21, destaco:


-          En nueve meses, 605 personas lesionadas y 51 fallecidos.

-          Menores afectados: 16 heridos y 1 muerto.

-          Causan dolor y sufrimiento entre la ciudadanía y la población animal.

-          Es una actividad minoritaria en zonas no pobladas.

-          No solo se permite a menores, sino que, en algunos casos, está subvencionada.

-          Impacto ambiental deplorable. (Toneladas de plomo arrojadas al monte cada año).


¿DE QUÉ HABLAMOS?

SÍ, EFECTIVAMENTE, DE LA CAZA.

 

viernes, 25 de junio de 2021

"LA PELA ES LA PELA"

“Ser agradecido es de bien nacido”, dice un refrán.

 ¿Podemos decir entonces que son mal nacidos los desagradecidos?

No me atrevería a certificarlo, pero sacar a alguien de la cárcel, cuanto menos, sería de agradecer. ¿Me he perdido algún gesto de gratitud o no lo he visto?

Nada es rotundo ni definitivo, por lo que me temo que el refrán, aunque haya algún otro que se oponga, reza contra los liberados que seguirán pensando lo que quieran, lo mismo que hacemos los demás.

Hasta donde llego, el indulto no redime ni debe perdonar los dineros empleados en aras a conseguir el propósito de independencia intentado (con plebiscitos, embajadas, publicidad, actos, viajes y demás gastos y daños originados a tal fin) mediante los impuestos pagados no solo, por los catalanes no independentistas, sino por la gran mayoría del resto de los españoles, entre los cuales me hallo.

“La pela es la pela”.

Otra cosa hubiera sido que los gastos se explicitaran en los presupuestos de las Cortes Catalanas y se aprobaran. Y no lo hicieron. Sencillamente, porque de forma expresa estaban incumpliendo la ley como la incumplieron. Y la ley es lo esencial y lo primero en democracia. No vale el capricho de una oligarquía; la imposición de una dictadura; la conveniencia de una parte, en perjuicio de otra tan importante como la primera; la fuerza de un púlpito, de un estrado o de una tribuna para salirse con la suya; la creencia de una profecía, de un sueño o de una razón dudosa que son parte de un futuro por ver: en este caso, absurdo e inestable.

No olvidemos que al respecto ya existen precedentes. Organicen de nuevo su colecta. Fuercen y obliguen a pagar “su tributo” como la vez anterior. Que sufraguen la malversación de fondos los que les apoyan. Inviten a los huidos a moderar sus gastos. Y, por supuesto,  muchos estaremos de acuerdo en que se celebre un referéndum cada cierto tiempo (antes determinado, no cuando unos quieran), para que todos los españoles que hemos contribuido con nuestros impuestos a lo que actualmente es España, votemos para que Cataluña sea independiente, para que vuelva la Republica, para que todos seamos iguales ante la ley o para lo que se determine de acuerdo con la legalidad vigente.

Mientras tanto, ya se sabe: “la pela es la pela”.

  

domingo, 20 de junio de 2021

LA GRAN EMPRESA III

 

Nuestra sociedad ha de tender y procurar que todos los productos y servicios vitales para el hombre sean de carácter universal,  gratuitos y de los que el país no quede desabastecido. El sector privado tratará de comercializarlos si ve en ellos rentabilidad y, en su caso, evitando el oligopolio, la GRAN EMPRESA actuará como la privada, siendo competitiva, ofreciendo seguridad, compromiso y mayor calidad, sin renunciar a la obtención de beneficios.

Bienvenidos los servicios privados, bienvenido todo aquello que al hombre le sea útil sin sacrificar a personas necesitadas por un ánimo de lucro desmedido. Un dolor como el Covid 19, exhibido por los “Almacenes de Personas Mayores”, no es de recibo. No se puede anteponer los dividendos particulares a la vida de la gente.

LA GRAN EMPRESA deberá actuar mejor, lograr ganancias, ser digna con sus empleados, exigiendo responsabilidades y cumpliendo con la legalidad.

No se ha de perder de vista a las empresas que quiebran o estén en ese proceso. Ya no solo por la carga de los trabajadores que pasarían a la GRAN EMPRESA, sino por el capital que desperdician y evaporan. Pueden ser motivo de recapitalización y aprovechamiento para nuevos objetivos o compañías que, desde la perspectiva pública, sean rentables. Lo público no ha de hacerse cargo de las perdidas privadas y ni estas para la rentabilidad de aquellas. Lo público ha de actuar con las expectativas de lograr beneficios y no pérdidas.

Que lo publico incremente la riqueza de los ricos, vale; pero que no eleve la desigualdad de los más vulnerables. Piénsese que hoy un solo hombre es más poderoso que el propio Estado. Repasemos empresas multinacionales. Bancos que pueden producir burbujas a base del dinero ficticio. Trata de personas que imitan en la clandestinidad a la esclavitud romana. Países como Bermudas, Islas Caimán, Irlanda, Luxemburgo, Los Países Bajos, Singapur, Suiza, que ampara todo tráfico comercial sin preguntar su origen. Capitales ávidos de altos dividendos ignorantes de donde se invierten que, además, no quieren saberlo. Pobres de solemnidad rechazados en todas partes, en especial, por un capital irracional que los ignora, prefiriendo limosnas, actos altruistas con que paliar un problema que, de no abordarlo seriamente, jamás se solucionará. Traficantes de drogas, mafias, asesinos, delincuencia a la que damos la espalda y embauca a una población (juventud en especial) desmotivada y desatendida. Cada cual puede ir aportando más y más temas de los que LA GRAN EMPRESA ha de ocuparse. Si los particulares pueden hacerlo, ¿por qué no nacionalizarlo? ¿Utopía realista?    

Pagar impuestos no gusta a nadie y se puede evitar a base de que LA GRAN EMPRESA redima parte de los mismos con las  ganancias que obtenga. Una compañía energética, farmacéutica, de telecomunicaciones, financiera,…, (vitales para la humanidad) los obtiene para sí, su personal y sus accionistas.

martes, 8 de junio de 2021

LA ESPAÑA CATÓLICA

 

¡Qué extraño resulta ver a la gente tomar un camino distinto al recomendado por su Dios!

Un Dios que les pide humildad para poder ser ensalzados. Que aboga por el perdón para que (ellos), en su caso, sean perdonados. (Incluso, antes de ser crucificado, lo puso en práctica perdonando al “buen” ladrón). Un Dios, Jesús, que elaboró, según los Evangelios, la oración del Padre Nuestro, “perdonando las ofensas” y reafirmado, por su excelencia, por la Santa Madre Iglesia.

Sin embargo, en España, ante el indulto anunciado por el Gobierno, muchos son los que claman: “No hay perdón”. “No se puede perdonar sin arrepentimiento”.

La Iglesia y el clero callan. Aunque, posiblemente, si volviera la Santa Inquisición, que (ellos) instauraron, volverían a ponerse de su lado. Eso sí, para estos no sería necesario alegar arrepentimiento, porque (ellos) nunca se han arrepentido.

Cierto es, que Franco, el vigía del nacionalcatolicismo, tampoco perdonaba a nadie aunque (ellos) se arrepintieran. E, igualmente, como otros tantos que callan, fue muy católico, con lugar preferente en las iglesias, pasando bajo palio a las mismas, al compás del himno nacional, comulgando muy a menudo y siendo un dictador que sometió a España a su voluntad.   

¡Ellos!

 ¡Mentirosos! ¡Salvajes! ¡Fariseos! ¡Salvadores de Patrias! ¡Amigos de la Enemistad!

Seguir a Cristo es perdonar. Poner la otra mejilla. Ponerse en lugar de los demás. Respetar.

Serán (ellos), muchos, los que irán al infierno por santurrones y antijudíos. Por su práctica religiosa mendaz, que es pecado, y porque Jesús era judío, ¿no?

Es extraño, cuanto menos curioso, ver a España, el pueblo más católico del mundo, cometer un pecado de soberbia cuando más necesitado está de olvidarse de ella, de encontrar fórmulas de encuentro y reconciliación entre todos sus habitantes.

Insolencia es lo que sobra en muchos partidos y, en su lugar, se precisa del compromiso. Y, sobre todo, olvidar la infamia mostrando la forma de cómo solucionar los problemas, aunque para eso, sería de imperiosa necesidad que se reunieran y acordaran sobre cosas tan importantes como el paro, la pobreza, la educación, la democracia, las pensiones, los impuestos y un largo etcétera  en los que todos podemos opinar, para que, una vez establecidos los pactos sobre determinadas materias, el Gobierno próximo que sea elegido, pudiera llevarlos a cabo poniéndolos en práctica. 

También los catalanes que desean la independencia saben (lo reconozcan o no) que no es posible la autodeterminación porque no es una región sometida (ya lo fue con Franco como el resto de España) y, ante un posible refrendo para su independizarse, necesitan de mi voto como hasta ahora han contado con mis impuestos. O sea, que el cinismo es gratis y, a lo barato y a la fe, solo (ellos) se acercan de boquilla.

Así que dejen de cacarear y actúen como gente civilizada y no como salvajes. Respeten la Constitución cumpliéndola o modifíquenla. Renueven el Poder Judicial y crean en sus Estatutos. 

sábado, 5 de junio de 2021

LAS COSTUMBRES

 

La educación pasa por los hábitos, las costumbres y modos que se arrastran desde la infancia.

·         Los españoles de la época de Franco, y hasta hace bien poco, estábamos educados por nuestras madres que eran, en general, lo que hoy se llama “machistas”. Ellas arrastraban las formas de sus madres y orientaban a las hijas en las tareas de la casa, la costura y aquellas que consideraban para chicas. A ellos, los chicos, a los recados a lo sumo, al trabajo y al estudio fuera de casa. Nuestros padres, pues, constituía una familia tradicional manteniendo la mayoría de los preceptos que el poder (Iglesia y Autoridades) dictaban.

·         Otra materia delicada era la referida a la diversidad de sexos. Solo el masculino y el femenino se consideraba la normalidad. Poco o nada sabíamos de que la Naturaleza provee de mayor diversidad de especies y géneros. De fallo o equivocación evolutiva discurríamos de los hermafroditas, invertidos, homosexuales,…. Y un grave peligro se cernía sobre ellos con penas infames, denigrantes y perversas.

·         Menos fobia presentan los emigrantes, si bien, últimamente, cada vez es mayor el temor hacia ellos. Hay gente que no es consciente de que, desde siempre, fuimos y seguimos siendo emigrantes y no por ello somos delincuentes. Bien es cierto que todos partimos de una educación distinta en base a las creencias religiosas e ideológicas de nuestros Estados, a las posibilidades económicas, hábitos particulares y... menos mal que poco representan los de distinto color en nuestro territorio. La emigración ha de integrarse con educación e imitando los buenos ejemplos del país receptor.

·         No obstante, el mayor peligro que nos acontece es la miseria. Ella, que camina a ras de suelo o transita por el infierno buscando sobrevivir, jamás será admitida ni adaptada en ninguna sociedad. Es un maligno error que la sociedad permitimos. Carece de conciencia, sin saber distinguir entre el bien o el mal, deambulando invisible entre nosotros como un perro sin dueño husmeando alimento.

·         No creo ni en el cielo ni en el infierno, ni en la reencarnación u otros destinos que, para después de la muerte, muchas creencias nos auguran. Por el contrario, sí creo en la bondad y la maldad, en el placer y el castigo, en la suerte o el infortunio. Y no comprendo cómo alguien, sabiendo de tales vicisitudes, se considera un elegido o un maldito.

·         Materia e intangible, cuerpo y alma, en el Cosmos todo se desarrolla conforme a unas leyes o circunstancias, aún desconocidas, en la que nosotros, los humanos, poco podemos hacer. Solo en nuestro orbe hemos de procurar el aprendizaje, desde nuestro nacimiento, basándolo en el respeto hacia los demás.

·         Hemos de superar los instintos del animal que fuimos y somos. Olvidarnos del rencor, la venganza, el odio… y educarnos desde la infancia (en casa, en la guardería, en la escuela, en la universidad, en la calle, en las empresas) respetando a los demás y sabiendo que hemos de tener iguales derechos y obligaciones. Anular las ideologías permisivas con el crimen o la tiranía que, bajo ningún concepto, son admisibles ni justificables.

·         Las historias de los pueblos las hacen las personas corrientes (hombres y mujeres, pobres y ricos, libertos y esclavos) y las escriben los enterados dirigidos por los vencedores. Las guerras, las ideas y las políticas, hasta ahora, son las que encauzan los pasos de la gente; si bien, los intereses particulares,  que abarcan todos los asuntos, desde la curiosidad hasta la ruina, son los causantes de las preocupaciones y problemas, de los placeres y alegrías que se originan. Los hechos, las costumbres, las tradiciones, los hábitos han de cambiar por razones de conveniencia no por imposición de los influyentes y poderosos.