domingo, 28 de abril de 2024

OJO: LOS PELIGROS ACECHAN

 (“Amanece en la campiña vasca. Un hombre camina a cámara lenta. Cruza una valla. Atraviesa un campo de trigo mientras pasa las manos, como en una película de Hollywood, por la parte superior de las espigas. Al mismo tiempo suena música y se escucha una voz: “Si no te ríes del honor porque no quieres vivir entre traidores... Si anhelas nuevos horizontes sin despreciar tus viejos orígenes (...) Si conservas intacta tu honradez en tiempos de corrupción...”.

Sale el sol. El hombre corre, atraviesa un bosque, cruza un riachuelo y luego sube por un empinado sendero: “Si sientes gratitud y orgullo por quienes, de uniforme, guardan el muro (...). Si amas a tu patria como amas a tus padres...”. La música llega al clímax. El hombre esta en la cima de la montaña. La voz termina diciendo: “Sabrás que estás logrando hacer a España  en grande otra vez”. Aparece un slogan en pantalla: “Hacer España grande otra vez”.

El hombre que aparece en el vídeo es Santiago Abascal, y la grabación un anuncio de Vox. 2016”).

Párrafos, los anteriores, extraídos de “El Ocaso de la Democracia de Anne Applebaun, en cuyo libro sigue dando a entender que, en cualquier momento, puede vivirse algo imprevisible o de inflexión y no podamos, como ahora, decir confiadamente lo que pensamos, o no sea posible debatir racionalmente una idea, o no se respete el conocimiento ni la experiencia, o donde no sea fácil cruzar las fronteras, o esté prohibido acudir a la Ley para defenderse. 

Un hecho, circunstancia o situación nueva pueden aparecer y proyectarse en la mente de algún gobernante. Es posible que se pueda dar una de las irrelevantes condenas antes citadas y el fracaso de la democracia sea un hecho. Sobre todo, cuando entre los ciudadanos reine la apatía o la indiferencia por no querer saber nada; cuando el interés por la política sea de escaso valor o se piense que carece de importancia, o no teniendo en cuenta que la política y su puesta en marcha, es la forma de vivir de los pueblos. 

Alude la escritora, que quienes se sientan y consideren demócratas no deben olvidar que no hay victoria política  permanente y que nada ni nadie puede garantizar su perdurabilidad, por mucho que se esté convencido que la democracia es el mejor sistema social y político existente

Téngase muy en cuenta que existen muchos políticos, periodistas y otros medios de divulgación que son expertos en la desinformación; charlatanes y embaucadores que se basan en mentiras, bulos, falsedades, hechos sin probar y argumentos no documentados que se consideran salvadores de patrias e interesados en extender verdades a medias, cambiando de opinión, modificando lo sucedido (basta con cambiar de canal televisivo, leer varios periódicos o escuchar a los distintos medios digitales políticos). Personas muy auténticas y mucho españolas, que nada tienen que ver con la generalidad de la población, y otras que se arrogan sacrificios en beneficio de la gente cuando, en realidad, solo tratan de salvar su culo, dado que prefirieren vivir en una sociedad de un solo relato, de un solo partido, de una única decisión.

Se hace imprescindible reuniones y discusiones entre los dos principales partidos de España. Que se  pongan de acuerdo en lo básico y fundamental para el bien general de la ciudadanía, a fin de que la democracia no se debilite y prevalezca, para que los derechos de todos, principalmente los de las mujeres y gente vulnerable, no se ninguneen y la libertad y el respeto sean los caminos a seguir.

El actual acontecimiento en España no se cerrará mañana con la renuncia o no del Presidente de Gobierno actual, dado que hay fuerzas no democráticas que ni saben de humanidad, ni de lo que significa el pueblo, ya que, en su mayoría, no pertenecen a la casta de los pobres pero honrados, están por encima del bien y del mal y el peligro de involución no les preocupa, aunque asome en las andadas de muchos.

Evitemos las ocasiones peligrosas y “cuídate de las aguas bravas, que de las mansas me cuido yo”, ya que eres consciente de que “a río revuelto, ganancias de pescadores

domingo, 21 de abril de 2024

SOBRE POLÍTICOS Y COSAS POLITICAS

Alguien, producto de un acto fallido (que diría Freud), me preguntó el porqué en mi última entrada no hablé de Sánchez, olvidándose que tampoco mencioné a Calvo Sotelo y Zapatero. Y ¿por qué solo, únicamente, a Sánchez? Siguiendo al psicoanalista citado, sencillamente es porque mi interlocutor/a no desea hacer frente a una realidad desagradable y de manera inconsciente tenía a Sánchez presente, entre ceja y ceja.

No es casualidad, pues Sánchez, además de ser el presidente actual, suscita el mayor radicalismo de las dos vertientes más importantes del pensamiento de los españoles. Unos, le odian sin comprensión, y otros, se entusiasman con él. La mayoría no son equidistantes, ni tienen término medio, aunque en dicho término se encuentre la virtud, pero todos tomamos partido.

Sánchez pasará a la historia por el “no es no”, “la amnistía” y (pronosticando) por ser el político sin pelos en la lengua ya que, por lo general, siempre expresó a bote pronto lo que sentía y era conveniente en cada momento o eso, al menos, era lo que parecía. Ahora, en esta su última etapa como presidente ha variado su discurso, sin embargo, cada uno cree lo que  quiere creer y eso, para una gran mayoría de personas, es mucho más importante que la verdad.

Pienso, con derecho a equivocarme, que es responsabilidad política pensar en el futuro, pero es mejor no esperar y actuar lo antes posible, en el presente. No me gustan los vaticinios o augurios con los que nos escandalizan, ni las promesas que no se cumplen, con las que nos engañan; ni los juicios políticos que, mirando atrás, celebran para entretenerse habiendo tantas cosas por hacer. Que dejen sus señorías de hacer justicia y se dediquen a trabajar para los ciudadanos. No trajinen tanto en cosas baldías que no sirven para nada y menos cuando de ellas se encarga la justicia. ¡Hay tantas cuestiones por acometer!

Señores políticos: Atajen de una vez por todas las mentiras, las calumnias, las malas amistades, las corrupciones. Dejen de engañar mirando al espejo de quienes se lo consienten, esa gente tan tonta que los defienden. Demuestren su honradez abiertamente ganándose la confianza de la gente del pueblo. ¿Pero qué se han creído algunos de ustedes? Tendrán inmunidad parlamentaria, pero váyanse hacer puñetas. Bastante motivos tienen los forofos peleándose por su equipo de fútbol para encima tener que preocuparse de sus disparates. ¡Cuánta miseria, cuántos bulos, cuánta carroña! ¡Qué los mojigatos soplen sus velas! 

Ojo a los discursos de unos y otros, políticos y periodistas, interesados en unos u otros objetivos. Muchos son los que vaticinan o prometen justo lo contrario que luego sucede o hacen. ¿Y a quién creer? No lo duden: al que presupongan más honrado y respete a todos; al quien no amenace con falsas afirmaciones, ni escandalice con manipulaciones; al menos cáustico que no lanza oraciones fúnebres ni medias verdades; al que se implique en el asunto que se dirime.

¡”Dios nos libre de las aguas mansas que de las bravas me guardo yo”!

La democracia no ha de peligrar. Hay que hablar y hablar de todo y, especialmente, de la forma de vivir del pueblo, que es política: sin acritud ni pesar. No hay que emplear el “y tú mas” o el “cuanto peor mejor” para llegar a entendimientos y acuerdos. Estos serán mejores que un buen pleito. Consigamos vivir en paz sabiendo que, de verdad, nuestros políticos nos representan y los necesitamos para llegar a entendernos y lograr arreglos sin necesidad de descalificar ni enfrentarse. Evitemos alzar la voz que ello no supone tener razón y recapacitemos ilusionándonos con que las guerras se ha de dejar ir, que son cosa del pasado y solo cabe recordarlas u olvidarlas.

domingo, 14 de abril de 2024

PROGRESO

El  progreso para liberarnos, si; pero para atarnos a él, no.

“El progreso ha propiciado beneficios para desmantelar lo conseguido. El peligro del pasado es que los hombres se convirtieran en esclavos. El peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots”. (Erich Fromm).

“El progreso es la capacidad del hombre para complicar lo sencillo”. (Thor Heyerdahl) .

“Progreso es una bella palabra. Pero su motivador es el cambio, y el cambio tiene sus enemigos”. (Robert F. Kennedy

El progreso es la acción de ir hacia delante, evolucionar, avanzar, perfeccionar, crecer... En nuestra historia reciente, pasada la dictadura... ¿Cómo y de qué manera se fue gestionando?

Después de la horrible pesadilla fascista, la transición española fue un gran avance caminando hacía la democracia. Mantenerse en lo contrario me parece irrazonable. Entonces, se pusieron de acuerdo infinidad de ideas distintas y opuestas; se estableció una amnistía absoluta; vimos rostros de personajes en las Cortes que jamás nadie pudiera imaginar; se creció no solo en justicia social sino, además, se confeccionó un sólido raíl que sirvieran de guía: la Constitución. El poder establecido cedió entonces y los españoles sometidos rehusaron vengarse.

¿Se podría haber hecho otra cosa, de otra manera? Por supuesto. Pero ni unos y otros estarían satisfechos. Una reparación perfecta, después de cuarenta años, difícilmente se consigue sin derribar el edificio. Sin embargo, aquellos pactos fueron un auténtico progreso aunque hoy, debido a que la memoria flaquea y se difumina, oscurecen hasta olvidarse. El olvido es perdón y este, únicamente acude a quienes carecen de envidia y rencor. Cierto es que, en aquel tiempo, no existía educación democrática y se tuvo que improvisar aprendiendo sobre la marcha.

Ello me hace resaltar la figura de Adolfo Suárez; un presidente emergido del régimen totalitario que se hizo demócrata en momentos muy difíciles para la convivencia. Fue reemplazado por los suyos, imbuidos del espíritu rancio y falso de Una, Grande y Libre, “por ser poco español”. En ese mismo acto, no casualmente, acaeció el Golpe de Estado de Tejero (otro gran español como Franco) poniendo en riesgo la vida en España. Y es que hay  quienes  se consideran más españoles y Suárez, tal vez no lo fuera. Algo parecido le ocurrió a Casado, muy español por cierto, pero no tanto como Ayuso o Feijó que lo descabezaron del P.P. de manera inmisericorde.

Si los disgustos enferman al organismo humano y las dificultades de los habitantes de España son alarmantes, esta padece, se debilita y cae en la inestabilidad. Hagamos memoria: Dirigida por Felipe González, zozobraron de miedo los ciudadanos, enfrentados Euskadi Ta Askatasuna (ETA) y los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). La gente tembló cuando Aznar atribuyó armas de destrucción masiva a Irak de Sadan Husein y en el 11 M acusó a ETA de la terrible matanza de Atocha. Se resintió también la población cuando la Ley no supo quién era “M. Rajoy”. El que diera ánimos a Bárcenas estando en la cárcel y ordenara romper a martillazos un disco duro para ocultar pruebas, las mismas que trató de obtener un individuo disfrazado de cura para incriminar al preso. El 155, por la independencia de Cataluña que duró menos de un  minuto y todavía colea. 

¿Quiénes, a tenor de estas cuestiones, pueden creer a sujetos que ahora, de vez en cuando, nos dan lecciones de arrojo y legitimidad? Unos individuos, rebosantes de suficiencia, tratando de humillar con su soberbia y méritos de entonces a ciudadanos que en ellos confiaron, creyendo sus mentiras.

España padeció con ministros de ambos gobiernos que durmieron en la cárcel por corruptos y embaucadores. Y hoy, lamentablemente, aún se sigue dando aire a tales delitos exterminadores de la democracia.

¡Cuánta tristeza tener que hablar de ellos convencidos de que no son progreso para España! 

domingo, 7 de abril de 2024

OBVIEDADES

Hoy, nuestros políticos en general, se están dejando llevar por el refrán que dice: “calumnia que algo queda”. Ello les da pie a montar un show de insultos constantes, crispando y enfrentando a la gente permanentemente y a su antojo. Por eso hemos de criticar a todos ellos y, además, porque en lugar de presentarnos hechos acaecidos nos muestran presagios o vaticinios, sabiendo que cualquier realidad es más importante que una promesa, por dorada que esta sea o por muy maravillosa que nos la pinten. Casi nunca cuentan lo que han hecho o han dejado de hacer, pero siempre prometen lo que harán: lo óptimo si lo hacemos nosotros; lo pésimo si lo hacen ellos. Unos y otros son adivinos y cuando se les pregunta contestan lo mismo: lo que los interesa.

Hay partidos políticos y sus dirigentes que tienen mal perder y no les importa votar en contra de lo propuesto por el Gobierno de turno, sea lo que sea; simplemente, por el hecho de ser oposición e ir en su contra; sin reparar que, con ello, perjudican a millones de ciudadanos que les dieron su confianza. Estos, a punto estuvieron de no poder beneficiarse de las subidas de las pensiones, del aumento del salario mínimo y de otras medidas en favor de los más necesitados. Una reducción general de impuestos, en un sistema fiscal progresivo, favorece en mayor medida a la clase más rica y no a la gente de rentas menores. Todo ello al margen de otras disposiciones no económicas como el divorcio, la eutanasia, el aborto, la unión de parejas homosexuales y otras derivadas de una “igualdad de oportunidades” que la gente de mayor poder adquisitivo puede prescindir.

Los sistemas políticos son los que son. Creados y dirigidos por personas físicas culpables o inocentes de los mismos. Cualquiera que se precie deberá tender a conseguir borrar el hambre de la faz de la Tierra. Privar de sufrimiento a seres indefensos. Escolarizar a todos los niños y menores de edad. Evitar el sacrificio de animales y plantas que constituyen, junto con los hombres, los seres vivos conocidos de este planeta. Lograr que los derechos y obligaciones sean los mismos para todos y proporcionar una ocupación con la que poder subsistir.

Vaya mi loa para tantos políticos que eso persiguen y en los que reina la sagrada idea de libertad, respeto y honra. Mi repulsa para aquellos otros que emplean la falsedad, la injuria y el engaño como arma arrojadiza, detestable y de enorme peso, que ¡lo tengo claro! a la larga caerá sobre ellos. 

Siento tristeza por la gente que habita en países no democráticos de cuya vasta cultura e historia  no aprendieron sus dirigentes. Por los disidentes excluidos de un régimen de libertad y justicia, esclavos de una única voluntad y poder, utilizados contra ellos para cortar sus cuellos con la guadaña de la muerte. Presagio y espero, no obstante, que tales poderes caigan brutalmente, tarde o temprano, de la misma forma que ahora lo ostentan; y, por último e igualmente, lamentar y apenarme por la existencia de naciones subordinadas a poderes económicos, religiosos y mediáticos en la sombra que, ocultando su fuerza y dominio, mandan arbitrariamente a su conveniencia.

Mi agradecimiento a los lectores del presente blog por manifestar que incido en lo que, a mi juicio, hay que hacer cuando, en realidad, es mejor indicar lo que no se debe hacer. Creo que tienen razón, no obstante, la experiencia me dice que, a la hora de tomar partido, decidir o votar, como la gran mayoría de la gente, nos quedamos con lo último que nos convence, incluso siendo opuesto al criterio que teníamos preconcebido. Por eso, insistiré en (como escribí hace dos semanas) “que aislemos a los sospechosos y tomemos nota: esperemos y actuemos, una vez se aclare la verdad”; para concluir, con un refrán igual que he comenzado: “Obras son amores y no buenas razones”

“No conviene siquiera lamentarse de lo que no se tiene elegido”.