“El
fin justifica los medios". "Ser o no ser, esa es la cuestión”. La libertad, después de la vida, es el
derecho más importante del hombre. ¿Qué objetividad hay en cada una de las tres
citas anteriores?
Difícilmente
hallaremos libertad y objetividad en estado puro. Son esencias volátiles,
efluvios pasajeros, diamantes sin tallar. Nadie, absolutamente nadie, es libre
ni objetivo. Infinidad de condicionantes (intereses, obligaciones…) lo impiden desde que nacemos, manteniendo una mente vacía hasta que el hombre tapa con la
muerte su desnudez. Una simple palabra nos predispone a pensar (imaginar, dudar,
sentir) e, incluso, a actuar de determinada manera constriñendo la
imparcialidad y el libre albedrio con hipótesis o suposiciones, especialmente,
cuando la información o el conocimiento son insuficientes.
Durante
las dictaduras, porque alimentan en la población un sentimiento de miedo a base
de imponer un acatamiento a leyes injustas, emitidas arbitrariamente por un
poder único, y donde la miseria y la pobreza
se ocultan (o están ausentes), al representar una lacra que desean evitar. No
obstante, cientos de hechos delictivos se realizan aunque estén prohibidos, y las
injusticias, las inmoralidades y otras muchas conductas deleznables se manifiestan
continuamente condicionando libertades y objetividades.
Esto
último se da en democracia también, ya que la libertad no solo consiste en
hacer lo que uno quiera sino ejercerla respetando la decisión mayoritaria de la
población, aunque se considere ilícita o indebida, subjetivamente. Por tanto, la
libertad ha de pulirse, seleccionarse, dirigirse, regularse…en base al bien
común y general; ya sea imponiendo vetos individuales (por fumar, no ponerse el cinturón en los coches, mascarillas…)
o, evitando los bulos, promesas e improperios que perturben la libre decisión
personal.
Existen
además otras circunstancias en las que la gente es incapaz de desasirse de
compromisos sociales, laborales, económicos…que condicionan la libertad. Ni qué
decir de las sectas, asociaciones, religiones o ciertos regímenes políticos que
dominan la vida de cada cual, inmiscuyéndose en su libre albedrio por mucho que
su independiente pensamiento (si es que lo es) comprenda que no todas las citadas
pueden ser autenticas. Tal vez su religión no sea la verdadera y su dios, si
solo hay uno, tampoco lo sea.
La Libertad es el mayor bien que el hombre puede poseer. Sin embargo, la pura libertad es una entelequia, una ilusión, la sublime idea que nos asiste para confortarnos. ¡Qué nadie con ella -¡esa es la cuestión!- trate de engañarnos.