lunes, 29 de abril de 2019

EVITEMOS LA VIOLENCIA


He escuchado y mantenido conversaciones con muy diferentes personas (familiares, amigos, vecinos, conocidos y otros) cuyos pensamientos no solo distan mucho de los míos (que estimo la diversidad como un bien a generalizar promoviendo la igualdad de oportunidades), sino que, además, entre ellos, argumentando las mismas razones de peso (libertad, democracia y otros valores de no menos relevancia como la honestidad, el respeto, etcétera…) a la hora de llevarlas a efecto, según promulgan, son absolutamente antagónicas entre sí, aunque en algo estén de acuerdo: en prohibir, imponer, someter…

¿Cómo gozar de libertad si ambas partes tratan de imponer sus criterios sobre los demás?

¿Cómo gozar de la democracia si son incapaces de dialogar entre sí o ponerse de acuerdo?

Insultos, vetos, amenazas, “kale borroka”, “escraches”, violencias, vandalismos y otras tropelías, son las únicas características que identifican a los extremismos que, además, se quejan atribuyendo al contrario las acciones que cometen.

Son personas de signos opuestos en el marco político, social y económico que vive España. Y, guste o no, los nacidos en el territorio español son españoles aunque, políticamente, algunos no lo sean. En otras épocas, y la historia nos ilustra al respecto, las denominaciones de la España de hoy y la gente que la ocupaba, eran bien distintos. Los tiempos cambian y continuarán cambiando, se quiera entender o no, sean más o menos duraderos sus periodos.

¿Quién actualmente no tiene sangre de sus antecesores romanos, visigodos, judíos o árabes?

Desde siempre nacer y morir son etapas naturales y realidades que nadie pone en duda; sin embargo, ni para las mismas existe acuerdo, siendo sonadas sus discrepancias. Los unos, tratan de nacionalizar mediando para que lo público prevalezca. Los otros, intentan privatizar para que sea lo privado lo que se instaure. Es decir, blanco o negro, sin matices. Comunismo o capitalismo, que jamás se entenderán, toda vez que los objetivos que persiguen, además de utópicos, están en la distancia, si no en las antípodas, de la mayoría de la gente.

Igualdad de oportunidades, a las que yo aspiro, es una mezcla de ambos posicionamientos sin que nada ni nadie los imponga, sin mediatizar ni obligar a hacer una u otra cosa, coexistiendo lo privado y lo público. Sin embargo, habrá que intervenir (dirigir, primar, competir, legislar) para regular todo cuanto directa o indirectamente desequilibre tal igualdad. La carencia de posibilidades para conseguir las mismas oportunidades en salud, educación, trabajo, justicia, poder de decisión, seguridad y medios vitales, es lo que, a mi juicio, habrán de regularse.

No todo tiene un mismo tratamiento y el poder ha de residir en el pueblo. Ambas cosas las saben nuestros políticos que son parte del problema y de la solución. Mirémonos y descubramos los misterios que nuestros genes arrastran, desde que el hombre es hombre, mediatizados por la presión de la conducta y la educación recibidas. Es hora de ganar el futuro y evitar la violencia, tanto verbal como física, conviviendo con pensamientos libres y distintos, sin que nada se imponga o prohíba, pero si regularizando las cosas a las que optar libremente, contrayendo, con su uso, una responsabilidad. Es decir, hagamos lo que queramos, pero ateniéndonos a las consecuencias, recordando que no hay efecto sin causa y que el fin no justifica los medios. Y, mientras ese tiempo llega, bien podríamos proponernos evitar, como hemos citado, todo tipo de violencia.

miércoles, 24 de abril de 2019

SEPA CON CERTEZA A QUIEN VOTAR


Soy uno español más que, en unas fechas,  iré a votar porque quiero hacerlo. Me estimo muy afortunado perteneciendo a una clase media (económicamente hablando) en extinción y, desde mi consideración de hombre de “izquierdas”, de avanzada edad en la que la aspiración personal o profesional carecen de fundamental interés, he madurado para llegar a las siguientes conclusiones:

Hay varios bloques de opciones a elegir que, a mi juicio y respetando otros criterios, son: 

1. Los de “izquierdas” con PODEMOS al frente.
2. Los moderados con PSOE y CIUDADANOS (escorados a izquierda y derecha respectivamente)
3. Los de “derechas” comandados por el PP.
4. Los nacionalistas: VOX (a nivel nacional) e independientes de diversas tendencias y lugares.
5. Otros referidos a cuestiones concretas: Animalistas, Regionalistas, Ecologistas y otros.

Ha llegado el momento de elegir una formación. Lo haremos, posiblemente, porque siempre votamos a los mismos o, de ninguna manera, nos decidiremos por alguno en concreto. Ahora bien, todos y cada uno de nosotros queremos lo mejor, lo que pensamos que será mejor para nosotros y el resto de españoles (que quiere decir para España), ya que, en definitiva, aisladamente, nadie quiere el mal para nadie y solo quien goza de intereses partidistas emplea argucias para “llevar el ascua a su sardina”. No es mi caso, dado que no pertenezco a partido alguno y mi identidad es tan española, desde “mi extremada moderación” (como yo mismo la califico) que me atrevo a suscribir lo siguiente:

Si económicamente eres pobre y quieres ser menos pobre o, si eres rico y quieres ser menos rico, vota la primera opción. 

Si no has perdido la esperanza, evitas aventuras y no te sorprende la rutina, vota al segundo grupo: tendrás, a veces, mal sabor de boca y los vientos te llevaran de un sitio a otro, pero… ¿qué importa si lo aceptas?

Si eres pobre y quieres ser más pobre o si eres rico y quieres ser más rico, no lo dudes, elige la tercera posibilidad.

Si quieres volver a la nostalgia de la dictadura donde  la democracia no cuenta y, con razón o sin ella, te impongan las cosas, seas pobre o rico, el cuarto grupo será el que te conviene.

El quinto apartado corresponde a gente especial, exclusiva de su propio interés por encima del general. Incluimos a ricos insolidarios nacionalistas que anteponen su identidad local a la tendencia ideológica por la que abogan.

No cabe duda de que existen difusas (o, tal vez, menos imprecisas) líneas de separación entre los grupos que componen los bloques citados. No obstante, hay un antídoto contra las falacias,  descalificaciones e insultos empleados por los “lideres” de cada uno de ellos (que denotan su incapacidad de argumentación) y, sobre todo, la más absoluta falta de respeto por nosotros, su electorado, tomándonos por “tontos”; pues bien, tal antídoto (reflexione) es no dar el voto a semejante prepotente y decidirse por otro: su confianza se lo agradecerá.

sábado, 13 de abril de 2019

INNOVAR LA CONSTITUCIÓN: UN PROPÓSITO PARA PONERSE DE ACUERDO


Votar es una decisión personal que debería realizase más a menudo para que nuestra delicada democracia fuera tomando cuerpo y cada una de las medidas a instaurar se fraguaran por la mayoría de los ciudadanos, sobre todo, cuando a estos son a los que les afecta sobremanera. En la dictadura un único individuo impone su criterio como si fuera Dios o su error no afectara. Actualmente, son unos pocos (dirigentes de partidos) quienes lo hacen con tintes internos de democracia, quedando al margen el ciudadano por mucho que le digan que está representado. La tecnología puede procesar, entre otras cosas, elecciones de forma rápida y económica.

Ya va siendo hora de adecuar la Constitución, nuestra Constitución, en todos y cada uno de sus Títulos, Capítulos y Artículos que la componen, por los españoles, mayores de edad. En su momento, allá por 1978, se aprobó, como no podría ser de otra manera, después de una larga Dictadura, dado los deseos de libertad de los españoles y los ánimos militaristas vigilantes. Hoy, posiblemente, algunos de los citados artículos se cambiarían. Aspecto este a sancionar por la gente y redactar por expertos en un determinado plazo fijado. Los nuevos, en su caso, serían o no respaldados por un número mínimo exigido de personas para llevarlos o no a efecto, en una votación definitiva.

Comenzaríamos así con una Constitución sometida e innovada por una democracia más perfecta, sin condicionantes, a la que nos iríamos aficionando (y más si se aprende en la escuela) eludiendo a la clase política de su gran carga de responsabilidad para la que muchos de ellos no están capacitados. Plebiscitos, a todos los niveles (local, comunitario, nacional) y de cuestiones muy diversas, serían muy aconsejables para que todos los ciudadanos tuviéramos la posibilidad de participar y fuéramos corresponsables. El pueblo empezaría a ser importante. Y, tal vez, no tendríamos campañas de trolas y promesas irrealizables como ahora, aunque su tiempo fuera más aburrido, carente de embustes que discutir, pero consecuente con nuestras decisiones ciudadanas, y cuyas dificultades nos serían achacables.

Hoy he soñando que el Poder, que surja de las Generales próximas del 28 A, lo propone a las Cortes para que lo citado, algo que está en la mente de muchísimos españoles, se lleve a cabo.

No hay duda que entre los muchos debates este es el principal y más trascendente de todos. A nadie se le escapa que las propuestas que efectúan los partidos políticos desde las tribunas, pidiendo los votos de la gente para poder presidir España, son, en su generalidad, normas y regulaciones determinando libertades a la ciudadanía, que, sin duda, son necesarias; sin embargo, lo antes posible, se debería ocupar al pueblo en la ratificación o no, como hemos citado, punto por punto, de la Carta Magna para que la implicación corresponda, por entero, a todos los españoles.

Una proposición esta, que merecería la pena prometer por todos los cabezas de partidos en disputa por el poder, actuando de heraldos de la misma, antes de que se conformara dicho Poder. Desde ya, se establecerían las ponencias propias de cada uno de ellos, el número mínimo de personas que dirigirían el proceso innovador de la Constitución, sus observaciones, sus resultas e implicaciones. Constituidas las Cámaras se llevaría a efecto la proposición con los acuerdos alcanzados, para que fuera confirmada por el Pueblo en un plazo de dos años, a la mitad de la Legislatura. Cabe tomar la presente medida sin miedo, sin heroicidad, ni de forma arbitraria, y sí, con prudente valentía en un tiempo periódicamente previsto de antemano.

domingo, 7 de abril de 2019

CONSEGUIR ACUERDOS


Pocas son las personas que pueden desasirse de la ideología que, a través de los años, se le ha impregnado en las costuras de sus neuronas. La objetividad en las opiniones es tan difícil de conseguir como el cero absoluto en la temperatura. Se puede intentar tratar de comprender al otro e incluso ponerse en su lugar sin perder la compostura durante un periodo corto, pero de ninguna forma suplantarle o pensar como él. Todos y cada uno de nosotros, por suerte, somos diferentes. Sin embargo, ello (lo de pensar de una u otra manera) cambia como cambia el clima dependiendo de las circunstancias que son variadas y caprichosas que obedecen al momento, lugar, perspectivas,  intereses,  predisposición,  adoctrinamiento, ánimo, sistema…

Somos muchos los que nos atrevemos a escribir sobre cómo perfeccionar las realidades existentes en beneficio de los hombres y la sociedad. En ellas coincidiremos la mayoría, no así en la forma de hacerlo. No obstante, y limitándonos a España, hecho en falta el discurso de aquellos que pretenden dirigir este país, a través de sus partidos, sobre los puntos comunes y vitales más importantes para el conjunto de los ciudadanos tales como:

1)      SALUD (Centros hospitalarios).  
2)      COBIJO, ALIMENTACIÓN Y VESTIDO (Viviendas, mercados comerciales).  
3)      EDUCACIÓN Y FORMACIÓN (Guarderías, escuelas, talleres).
4)      IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y JUSTICIA (Leyes, juzgados).
5)      TRABAJO Y CULTURA (Medios, recursos, disposiciones).
6)      SEGURIDAD, LIBERTAD Y DEMOCRACIA (Principios, valores).
7)      PENSIÓN Y BIENESTAR (Residencias, viajes).

Cada uno de nosotros puede pensar en las distintas etapas de la vida por las que discurrimos. A saber:

a)      Nacer y vivir. Y para vivir de manera digna es imprescindible el alimento, el vestido, el cobijo y, además, hoy en día, también otras necesidades con las que relacionarse. Para conseguir estas, el trabajo nos proporcionará los recursos con que poder hacerles frente. Obtener dicho trabajo dependerá de la salud, la formación, las oportunidades que tengamos y las exigidas por las leyes y normas establecidas.

b)      Crecer y desarrollarse no es baladí; incapaces que somos de valernos por sí mismos. Se precisa de cuidados y educación para llegar a la adolescencia. Una etapa esta sin duda, trascendente que marcará el devenir personal de cada uno de nosotros. 

c)       Ser adulto o animal político con criterios individuales y definidos. Un período definitivo para que el hombre pueda realizarse. Su salud, su cultura, su libre decisión, su respeto a las leyes establecidas democráticamente, su seguridad física y jurídica, su esfuerzo y voluntad, entre otros, serán elementos nada desdeñables, dignos de elogio.

d)     Llegar a la vejez y morir. Pocas necesidades materiales, pero si las necesarias para no ser una persona decrepita. Una pensión digna que permita no tener que pensar en ella.

Puntos y etapas en los que todos los partidos políticos podrían ponerse de acuerdo. Con seguridad, no tendrían dificultades para ello, independiente al orden de importancia en los que fueran catalogados. Luego, cada grupo, daría a conocer sus soluciones más convenientes, las fórmulas y medios con las que llevarlas a cabo. Más tarde, por último, a la vista de tales informaciones, la ciudadanía votaría con su mejor juicio y su ponderado criterio.