martes, 20 de diciembre de 2022

ACORDAR

 

¿Cuánto ganan los dirigentes de los partidos políticos más representativos? ¿Cuánto  los magistrados que, teniendo su cargo caducado, aún continúan ejerciéndolo? ¿A quiénes interesa que cargos tan importantes, como los del C.G.P.J. y otros, no se renueven? ¿Por qué arbitrar medidas tan controvertidas por el Gobierno, si el no hacerlas les resultaría más fácil?

Muchas son las preguntas que uno, como un servidor, se hace, al haber llegado a una situación política preocupante. Una situación que nos debe hacer reflexionar y actuar en consecuencia.

Lo peor, es no hacer nada, “a lo don Tancredo”. O aportar soluciones dolosas, controvertidas o dañinas para una parte, sobre todo, cuando las posturas políticas están tan polarizadas. Ahora bien, no cabe otra que ponerse de acuerdo o tomar una ley salomónica que divida en dos al recién nacido, matando la criatura de la democracia, que no alcanza el medio siglo de vida. Algo que a pocos (yo diría que a nadie) beneficia.

A mi juicio, no hay más solución que los acuerdos. Los dos dirigentes de los partidos mayoritarios (Sánchez y Feijóo) deben pactar la renovación de los cargos judiciales que marca la Ley y, de no hacerlo, establézcase que, a partir de un plazo breve, automáticamente, dejarían de percibir su sueldo. Una medida extensiva igualmente a los cargos que no renuncian a él, una vez llegado su mandato. Tiempo habrá de perfeccionar y actualizar la Constitución.

No hace mucho escuché a Page arremeter contra el Gobierno de España (del partido socialista al que él pertenece) sobre las decisiones tomadas por el mismo, respecto a las leyes a medida para los culpables implicados en quebrantar el orden constitucional en  Cataluña, que a pocos nos gusta. Sin embargo, ¿Qué solución aportó Page? No sé si lo hizo, pero que yo sepa ninguna. De igual manera, todos somos críticos con resoluciones, fallos  y otras medidas que se toman por parte del Ejecutivo, el Legislativo o el Judicial y me parece estupendo. No, sin embargo, aquellas que descalifican, insultan, mienten o trolean sin aportar nada. ¡Me dan pena!

Anteriores gobiernos, de ambos colores, se nutrieron de votos catalanes, vascos y otros para sacar adelante sus leyes para todos que, en definitiva, vienen a crear un espacio de convivencia entre las gentes de los diversos territorios de España. Uno de esos gobiernos aplicó el artículo 155 para no conseguir nada positivo; al contrario, dieron lugar a enfrentamientos entre españoles, causas judiciales y demás daños colaterales que siguen sin cerrarse. Un  problema, el del process, no olvidemos, que aún persiste; sin lugar a dudas, en menor intensidad que antaño,  entre otras cuestiones, debido a las leyes que muchos criticamos y que, como repito a menudo, los pensamientos humanos no se exterminan a cañonazos. ¿Qué soluciones, pues, hay para que las razones y armonías prevalezcan? Los acuerdos y sanciones moderadas.

La democracia fue un paso gigante para España, pero aún quedan posos de la dictadura, difíciles de abolir, por el adoctrinamiento e intereses adquiridos desde entonces. El respeto y el conocimiento nos hará libres, algo que nadie ha de impedir siendo responsable de sus voces y actos, que han de ser orientados a compartir y colaborar criticando, pero cumpliendo la ley.   

Mi aportación al independentismo sería votar y votar. Dar la voz al pueblo. Eso sí, a todos los pueblos de España mediante un referéndum nacional, porque todos los españoles hemos contribuido con impuestos, trabajos, ideas, conductas… a formarla y a todos nos pertenece: ”La unión hace la fuerza, el separatismo la locura”.

viernes, 30 de septiembre de 2022

AUNEMONOS EN DEMOCRACIA

 

¿España es un país democrático?

El Reino de España se rige por una Constitución que no se cumple. Ni siquiera los altos mandatarios, los máximos poderes, nos dan ejemplo respetándola.

El Rey emérito tuvo que dimitir.

Los tres poderes independientes, de los que nos habla la Carta Magna, se la saltan a la torera.

La ley no es igual para todos y lejos queda del bien común o del trabajo para todos.

¿Merecerá la pena tenerla en cuenta si es así, si esto es cierto?

Si con ella no se funciona adecuadamente ¿para qué considerarla democrática?

El papel podrá decir lo que quiera, pero si quienes han de dar ejemplo cumpliendo lo que a todos nos es obligado cumplir lo contravienen, cómo puede ser España una democracia?

Su Rey, hoy emérito, tuvo que dimitir y continua por algún juzgado requerido. ¿Eso es ejemplaridad? El Poder Judicial sigue en manos de quien incumple la Constitución sin renovar sus cargos como es preceptivo. ¿Eso es ejemplaridad?

Son dos ejemplos significativos, pero para el común de los mortales la democracia no se puede dar mientras haya guerras y pobreza, injusticias y desigualdad, la corrupción campe por sus despechos y la arbitrariedad sea el eje de la sociedad regida por un sectarismo de partidos, sindicatos y otros colectivos que nunca se ponen de acuerdo.

Y qué decir de las religiones? ¿De la religión que nos guía y se lleva crudo una pasta gansa?

Son muchos los enigmas que los hombres nos procuramos ideando una vida después de la muerte, los secretos del espiritismo, el fenómeno los ovnis, la reencarnación, el fin del  mundo, sin poder demostrar científicamente la telepatía, la clarividencia, el ocultismo, la astrología, la ufología, la existencia de Dios y olvidamos que somos cuerpo y alma, de carne y hueso y con los pies en el suelo. Ignoramos o no queremos saber, sin embargo, que cuando el cerebro se estresa la concentración del glutamato aumenta, que las emociones son la mayor causa de las enfermedades y los colores del arco iris son rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Determínese que quien o quienes originen y ordene las guerras deben mandar a sus hijos a las trincheras acompañados por ellos mismos. Que comprendan lo que puede la ausencia, la distancia y la ignorancia. Que los uniformes den respetabilidad, pero a quienes lo porten gritando o vociferando, les sea retirada su autoridad. A los especuladores del hambre y la pobreza les deseo que la sientan como suya: prescindan de casa y comida y merodeen la caridad de quienes no la padecen. Y, por favor, hagan igual, para todos, la sanidad, la enseñanza y la justicia. Y, por concluir, que se sepa que no siempre las creencias y las conductas van juntas o de la mano. Ya pasó el tiempo de la magia y la mitología, ya va siendo hora de la ciencia y la tecnología, de que la religión permita a las personas recobrar su libertad.

La Constitución ha de imponerse modificada con muchas de las variantes que se citan, avalada por cada uno de nosotros con miles de ejemplos para que haya plena democracia.

viernes, 23 de septiembre de 2022

NO CONFIEN. CUESTIONAR ES LO PRECISO.

 

En caso de que exista Dios, no necesita de vigilarnos. Ni tampoco castigarnos con condenas siniestras mandándonos al infierno. Y menos todavía felicitarnos, dándonos la enhorabuena en el cielo por haber sido una persona buena.  ¿No lo cree? Dios, en su caso, se limitaría a crear todo cuanto existe partiendo de uno de sus minúsculos e invisibles suspiros. Y todo ello sin esfuerzo ni pesar, sin molestarse siquiera seis días. Dios es Algo ilusorio que rige en el corazón humano o emerge de su interior para que reine el entusiasmo o la melancolía, el júbilo o  el arrepentimiento, sin que tales sentimientos fueran creados específicamente.

Todo, pues, está desde el inicio de ese soplo divino. Puede que sea la duda más asombrosa a dilucidar, carente de respuesta por parte de los seres inteligentes conocidos. Todo surgió de la Nada aunque de la Nada, según nuestro entendimiento y comprensión, nada se pueda obtener. Así que deberemos hacernos a la idea de que la Nada no existe por dos razones. Una, porque es nada y, otra, porque su significado se puede transformar imaginándonos creyentes del poder de la Nada, como yo mismo me considero.

No solo Dios puede crear. Todos y cada uno de nosotros podemos hacerlo ya que, por muy disparatadas que creamos que son ciertas invenciones, nunca podrán igualar a las razones imprevisibles que se esgrimen para justificarlas. Lo real va siempre por delante de  lo que podemos suponer y cualquier cosa, por absurda e impredecible que parezca, puede suceder en un instante, en cualquier momento. Piensen en la inmensidad del miedo. En las historias de las mitologías y las religiones. En aquello que carece de sentido o ignoramos, aun sabiendo que todo está relacionado entre sí. Vivimos en una burbuja cristalina, llamada Tierra, que camina incansable hacia su destrucción sin más, sin hacerse preguntas, y que, como los humanos, no encontrará más respuesta que su muerte, el final de su destino.

Si la idea, hasta aquí formada, nos es entendible: ¿Qué necesitamos saber más? ¿Acaso los hijos demandan saber quiénes son sus padres? Solo nuestro amor y compresión les importa. Ocupémonos siempre de hacer el bien siendo honrados. Eso es lo único importante.

Seamos prácticos. Velemos por sí mismos, sin ocupar nuestro tiempo en cosas que solo a otros interesan. Más aún, cuando y de momento, poco podemos hacer contra quienes con ciertos poderes, los emplean jugando impunemente con las palabras, las emociones, los sentimientos. Léase:

Las religiones que relegan a las mujeres y  tratan de someternos a todos con sus creencias y dogmas. Los charlatanes que nos dicen estar en posesión de la verdad augurándonos dones y castigos con sus mensajes que ni ellos mismos se creen. Las predicas  inverosímiles y ridículas  en beneficio de alguna causa espuria o desconocida que nos separan y enfrentan. Los indolentes parásitos que, conocedores de que no hay una verdad universal, nos exponen a la guerra, a la pobreza, a la miseria o a la estupidez, sin comprometerse ellos ni a los suyos. Los expertos que vaticinan y pronostican lo que va a suceder, pese a que nunca habrá manera de saber lo que hubiera sucedido. Las asociaciones que reclaman derechos sin soltar los que ya tienen guardados, silenciando a quienes de verdad los necesitan. Los políticos que prometen y no cumplen, siendo la parte canalla y emergente de un colectivo que miente sin parpadear. Las consideraciones gratuitas que acabamos de fabricar si previamente nos las piensan o no las meditan.

No confíen. Siempre es conveniente dudar, poner todo, incluso la Nada, en cuestión.

sábado, 10 de septiembre de 2022

UN PLANTEAMIENTO A CONSIDERAR

En España apenas si se aportamos soluciones a las dificultades y problemas. Se buscan culpables, cuando no se formulan continuas críticas sin argumentación alguna.

Fijémonos en jueces, políticos, empresarios, particulares que se atreven a realizar cualquier barbarie sin medir consecuencias de antemano, sin importarles aquello que  no sea su propio ombligo. Por esto, confiar en alguien resulta un acto de fe, un salto al vacío. Entre otras cosas, porque somos poco dados a preguntarnos antes si lo que se dice y percibe es verdadero, bondadoso o de utilidad como haría el filosofo Sócrates en uso a su razón. Ya va siendo hora de pensar que caminamos erguidos, de comprender que utilizamos herramientas complejas porque nuestro cerebro es mayor de lo que era, que los consensos son de vital importancia para un futuro que no precisa de guerras  ni disputas sin sentido, cuando únicamente la paz y una equidistante razón entrambos, son los necesarios.

Sugiero, por tanto, que un programa económico, político y social de actuaciones se discuta y concrete por hombres apropiados, sabios y entendidos, para que el Gobierno,  democráticamente constituido, una vez elaborado, lo lleve a cabo al margen de la ideología e ideas que sus hombres tengan y con las que pueda ser complementado. Que se modifique sin miedo la carta magna, que se prescinda de la hetero fobia (miedo al otro), evitando sucedáneos o trivialidades, estableciendo afinidades en las diversas direcciones, sin preguntarse el porqué unos lo quieren u otros lo odian, el qué dirán o cómo actuaran los demás, siempre que España no sea un Madrid que se ensancha y haya ciudades fuertes y libres en concordia con los campos sanos, ricos y anticlericales que se identifiquen con el bien general.   

Y una cosa más, soy partidario de que sean los impuestos el medio legal para igualar las abismales diferencias económicas existentes, aún siendo consciente que ello es virtualmente imposible de momento y, más aún, cuando se han de regular los impuestos, no solo de las personas física sino también de las jurídicas. No obstante, y considerando que la vida de los humanos es lo más importante, la referida igualdad a la que aludo, ha de partir de la mínima renta necesaria para que una persona física pueda sobrevivir. Esto supone un concienzudo esfuerzo para desarrollar en qué consiste o cómo se concreta, más o menos parecido a la puesta en marcha del programa político (elaborado por un grupo de sabios que cito) conocido con anterioridad por los electores para que por él decidan sus votos.

Considerémoslo.

  

sábado, 6 de agosto de 2022

ODIAR, ATRAER, AMAR.

 

¿Merece la pena vivir odiando?

 

Hay muchas personas, especialmente mujeres, empeñadas en asegurar que los machos las odian. Constantemente se están criminalizando los delitos de odio de aquellos sobre estas. Y, creyendo que no hay nada más lejos de la realidad, en voz alta me pregunto: ¿a qué pueden responder tales aseveraciones?

 

Carezco de datos para manifestar lo opuesto (me imagino que igual de quienes lo afirman), sin embargo, no tengo la menor duda de que la Naturaleza no nos ha creado para odiarnos precisamente y sí para lo contrario: amarnos y procrear en bien de la especie.

 

Ambos (hombres y mujeres) somos como un día completo. Veinticuatro horas distintas formando parte de una misma cosa. Una perfección que se ve afectada por infinidad de contratiempos, situaciones y circunstancias externas, mientras ajenos intereses enfrentan la claridad del día con la obscuridad de la noche o, posiblemente, se confronten los diferentes estados ambientales de nuestros humores y ánimos.

 

A mi juicio, la animadversión o el odio de género del que se habla, hemos de buscarlos a partir de imaginaciones absurdas producidas por el homo sapiens desde el comienzo de los tiempos donde  relacionando creencias e ignorancias que, todavía trascienden al mundo de hoy, se abrieron paso a través de magias, engaños y religiones convertidas en tradiciones,  costumbres y hábitos fijados a nuestra forma de vivir e impuestas por unos machos que se arrogan el mensaje de unos dioses, a los que aún veneramos, merced a una mercancía inacabable, ferviente y ficticia que manejan  aportando únicamente esperanzas de goces o vaticinios de terror eternos: ¡casi na!

 

No somos los hombres ni las mujeres culpables de continuar con usos yerros. Por tanto, sugiero, que contra tales equivocaciones, prejuicios o credos luchemos al unísono unos y otras criticando a quienes con dogmas, promesas y miedos nos “obligan” a mantenerlos. Seguir dando cobertura a prácticas ocultas cuando todo, desde hace mucho, se ha trasformado en un negocio bien urdido, es incrementar el mismo (aunque proporcione un efecto placebo indiscutible) y dar pábulo a la injustica del odio.

 

No olvidemos que los humanos (hombres y mujeres) de cualquier condición somos como una  simple jornada. No somos enemigos y sí seres vivos complementarios. El rencor no germina como una semilla y las sinrazones, desavenencias y discordias se pueden resolver con sus antónimos. El odio solo perjudica a quien en su alma lo almacena. Provoca estrés del que nadie sale indemne y, por supuesto, un perverso descontrol que, pese a toda dificultad, se puede dominar, dado que  como civilizados poseemos un intelecto privilegiado. Razónese antes de cometer una locura.

 

Los crímenes que tanto pregonan los medios no son sino alharacas para transmitir sentimientos de angustia que no responden a una realidad generalizada. Hombres y mujeres nos respetamos en la medida que los tiempos avanzan, aunque estos lo hagan lentamente en ese sentido, debido a cuestiones culturales apuntadas anteriormente. Por consiguiente, será la educación (hábitos y costumbres) y la igualdad (un cambio de normas elementales religiosas adquiridas) las que aceleren la tolerancia mutua entre hombres y mujeres, a fin de que el odio no se origine. El camino a recorrer, no exento de dificultades, pasa por ahí y por no difundir mensajes de parte y contraproducentes que causen odios: efectos contrarios a los que se  pretende perseguir.

 

Deshagámonos de la ignorancia con la que fuimos y seguimos sometidos. Desatémonos de las ligaduras que nos apresan y quieren continuar atándonos, aunque los políticos no se atrevan a proponérnoslo. No podemos destruir los pensamientos genuinos, siempre presentes en nuestros instintos,  de atraer y copular, sintiéndonos hermosos.

viernes, 17 de junio de 2022

LIBERTAD

 

Libertad es una palabra que se emplea a todas horas. Esa es una libertad manoseada, aprovechada y empleada por muchos indolentes de la vida. Es una libertad que no respeta a los demás imponiendo su criterio. La que no quiere pagar impuestos y se adueña de lo que le interesa. La misma que ejerce una dictadura con intereses ocultos que nadie puede cuestionar.

La libertad es de todos y para todos. No es de nadie, ni nadie ha de arrogársela. Nada que ver con la que piden ciertos seguidores a sus políticos, o la que emplean ciertas asociaciones cristianas y no cristianas que la usan en su beneficio exclusivamente, sin considerar otros razonamientos y puntos de vista.

La libertad hay que ganarla, no pedirla. A nivel individual principalmente. Y se conseguirá cuando desaparezcan las imposiciones, cuando nos pongamos en lugar el otro, cuando después de un debate razonado la igualdad de oportunidades se establezca.

La libertad no es posible ni plena entre las rentas altas y bajas, mientras las diferencias entre ricos y pobres sean tan excesivas. Los primeros pueden  moderar sus riquezas si se les aplica impuestos a sus rentas, a los beneficios que obtienen de sus negocios, a las transacciones que realizan, por pertenecer a los consejos de administración de grandes compañías,  por los sueldos, indemnizaciones, primas, bonos, despidos, planes de pensiones, fichajes… que reciben. A los segundos hay que proporcionarles trabajo con el que puedan ganarse la vida y ampliar sus salarios hasta que no haya ninguno exento de pagar impuestos, aunque sea por rentas bajas.

La Administración derrocha mucho dinero (un bien escaso que cuesta mucho ganar y no es suyo) en base a una libertad delegada. La mayoría son políticos que tiran con pólvora ajena, sin reparo alguno y, ya se sabe: “de lo que no cuesta se llena la cesta”. Gastos que se podrían disminuir o suprimir anulando o aligerando entes y cargos. (El Senado, el defensor del pueblo, los tribunales de cuentas, las Diputaciones, el Banco de España, Ministerios, otros Organismos representativos, enchufados, asesores, periodistas a sueldo, palmeros, familiares, amigos... Menguando las aportaciones a ONGs, Partidos, Sindicatos, Obras beneficias, Sectores improductivos, Iglesias, Asociaciones que a nada contribuyen, Entes que no aportan soluciones ni propuestas, Parásitos. Chiringuitos).

En aras a la libertad bien merece la pena esforzarse mirando por los demás.

sábado, 11 de junio de 2022

UN CONTRATO NOTARIAL

 

Se dice del rey emérito, que es la persona que más deteriora la monarquía, y no les falta razón. Tampoco hay que quitársela a quienes aseguran que las de Podemos (un partido de amigos surgido del 15M que, en su día, causó entusiasmo hasta cogobernar en coalición) son las que más hacen en contra del principal pensamiento de las izquierdas: la igualdad, la igualdad de oportunidades. Una igualdad al menos en pro del beneficio más elemental como es el derecho a la presunción de inocencia. Ellas, se arrogan una igualdad a su manera, sin pararse a pensar que la igualdad que tratan de establecer brilla por su ausencia. En el Ministerio que dirigen con tal nombre, al parecer, los hombres están excluidos, no son consultados, ni aptos para trabajar en él. ¿Es eso un excelente modelo de igualdad?

La gente de izquierdas y derechas, conservadores y progresistas (aunque no todos),  si luchamos por la igualdad de oportunidades para todos. Somos conscientes de que las mujeres han estado y siguen (afortunadamente cada vez menos) marginadas por su condición femenina y, en especial, por las costumbres heredadas en infinidad de facetas de las que los hombres, en su conjunto, no somos los culpables. La mayoría de nosotros comprendemos ciertas situaciones lamentables, defendemos a las mujeres en general, dado que somos complementarios, y gozamos, lo mismo que ellas, de los instintos naturales que no se pueden eliminar por decreto. Unos y otras, mediante adoctrinamientos, coacciones interesadas, normas y demás prejuicios tendenciosos fuimos y seguimos siendo objeto de imposiciones causadas por  nuestros gobernantes políticos, religiosos e influyentes (monarquías, gobiernos, iglesias y otros poderes) estableciendo normas y hábitos sin haber olvidado la “ley de la selva” de donde procedíamos, sin facilitarnos una educación racional acorde con los nuevos tiempos, sin valorar las diferencias existentes entre las personas,…, pero nunca, hasta ahora (¡en democracia!), se ha incriminado al sexo masculino de forma tan clara y dictatorial, en beneficio del sexo femenino que, precisamente, no es manco. Carece, eso sí, de la fuerza bruta de los hombres, pero goza de la astucia de su sexto sentido.

Se puede prohibir fumar en público. Se puede aconsejar que los bebes no duerman boca abajo. Se puede modificar cualquier cuestión establecida, impuesta en su día por considerarla equivocada, se puede discutir algo concreto, pero por ley no se puede cambiar la evolución de la Naturaleza. Un instinto, una emoción, una angustia… se podrán prohibir, recomendar e, incluso, contravenir, pero eso: ¿Cómo se consigue? Acaso, ¿podemos evitar pensar lo que pensamos o no desear lo que deseamos? Una palabra origina un pensamiento y este una emoción que, posiblemente, dará lugar a un sentimiento inherente a la conducta de cada cual. Hombres y mujeres, partes de la misma naturaleza, de los mismos espacios, hemos de atraernos para reproducirnos. Y para consumar su acto, un acto de seducción por lo general íntimo y placentero, ni la ley, ni la religión, han de decirnos cómo hacerlo.

Efectivamente, somos seres biológicos racionales que hemos de anteponer el juicio al empleo de la fuerza, la violencia, el engaño, la coacción… para el logro de cualquier cosa. De no hacerlo así, el peso de la justicia se encargará de hacérnoslo saber. Una ley que ha de ser igual para todos, está incapacitada para saber lo ocurrido físicamente, y lejos, muy lejos, de adivinar un pensamiento o si, en una relación entre un hombre y una mujer, uno u otro, expresaron su consentimiento, lo aprobaron con un gesto, con un suspiro o se pusieron de acuerdo. Jamás la ley puede dar por válido el testimonio de uno de ellos. Y que yo sepa, "la palabra de Dios" no existe, o ni es palabra de hombre ni tampoco de mujer.

Vivimos en una sociedad donde quebrantar lo prohibido a muchos satisface, sobre todo si lo consideran injusto. No han desaparecido las guerras, los delitos, las infamias... Y me pregunto: ¿Cómo la ley (encarnada en un juez: hombre o mujer) podrá interpretar si en un pasado hubo o no un deseo mutuo, un atrevimiento tolerado, un gesto singular, deshonesto o delictivo? ¿Simplemente porque una mujer así lo diga? Lamento no estar de acuerdo. Las mujeres, los hombres debemos de ser íntegros, responsables y asumir las consecuencias. Y habrá que denunciar una agresión, una provocación, una violencia, una injusticia… para defenderse y pedir protección y obtenerla, hasta que el asunto sea dirimido y se afronten las consecuencias. Pero exhortar a denunciar a las mujeres, indicándolas que no sufrirán consecuencias, es no defenderlas o denigrarlas, perjudicándolas de antemano.

Nada que ver con los sinvergüenzas, criminales,  hombres y mujeres, que abusan de su fuerza y su astucia para imponer su voluntad. Contra ellos estamos todos, pero también contra los que, con sus controvertidas leyes, dan pie a blanquear la falsedad o la mentira. Siempre ha habido y habrá asesinos, personas que matan a sus hijos y no, precisamente, por causar daño a su pareja, sino porque solo se quieren a sí mismos. Pensemos que no solo el sexo es la causa de tanta victimas, también están los suicidios, los atropellos en general, la delincuencia callejera, los atracos, las peleas…La Naturaleza es irracional con los derechos humanos, nada quiere saber de ellos, aunque psicológicamente nos haya hecho para gozar con el sexo y sufrir dolor con nuestras barbaridades, hasta el extremo de que la mayoría de las enfermedades son causadas por el estrés, el medio ambiente, las hambrunas y otros cuyos resortes la ciencia desconoce.   

Los humanos de bien, jamás atentaremos contra lo que más queremos: mujer, hijos,  familia, amigos...; tampoco contra los demás seres vivos porque eso forma parte de la condición humana y que, caracteriza incluso, a los animales de los que procedemos.

No me leído las leyes de las que escribo, pero muy pocos, seguro que ustedes tampoco, se leen el B.O.E. Sin embargo, lo que si capto es la opinión de la gente, lo que en púbico se dice, lo que en mis círculos, mayoría de hombres, se manifiesta: “Hay que tener mucho cuidado y alejarse de las mujeres, que cuando quieran te la lían”. Es lamentable escuchar cosas como estas: me entristece, poniendo a los hombres en guardia. Y no lo digo por mí, que ya no me es posible tener descendencia, ni pensar lujuriosamente, sino por los hombres en general que deberán procurarse, para evitar  problemas al confiar sus sentimientos de amor en una mujer o flirtear con ella, un contrato suscrito por ambas partes y, a ser posible, ante notario, aunque también, me imagino, que surgirán modelos estándar que lo harán compatibles.

Cualquier ley que siendo discriminatoria o injusta se imponga, será una ley que producirá los efectos contrarios a los que trató de evitar. Si beneficia a unos, como es el caso que nos ocupa, vendrá a la larga a perjudicarlos por el hecho de sentirse ese uno perjudicado e, instintiva o conscientemente, atentará contra el otro al que considera que se lo ha causado. Todo siempre tiene justificación por muy injusto que sea, o puede justificarse, pero tratándose de seres humanos la igualdad no se mide de una sola manera, ni una sola dirección.

¿Quién puede hacer ver a los talibanes lo injusto y atroz de sus leyes? Nadie por el hecho de su fundamentalismo, de su ideología o de sus principios, puede tomarse la justicia por su mano, ni ejercerla, ni imponerla y menos, por supuesto, si además se realiza en un país que se considera democrático.

domingo, 29 de mayo de 2022

¿UN DESTINO INEVITABLE?

 

Los hombres no hemos perdido todavía los impulsos ancestrales del animal que fuimos. Los machos buscando hímenes en los que introducir el sexo por el placer genético y primigenio de la reproducción. Ellas, si son fértiles, aspirando a complacerles sin resistirse para su propio goce, incrementar el deseo de ellos y tener descendencia. Ahora, a veces, ambos se desinhiben y controlan la procreación por razones sociales, que hace miles de años no existían, sin haber desaparecido la fuerza de los machos.

Después de muchos siglos, una vez los primates se fueron adaptando a las fórmulas antinaturales en el uso de ritos, hábitos y costumbres, amén de las normas educativas impuestas por los gurús y los reyes, avanzaron desprendiéndose, poco a poco, de su irracionalidad para convertirse en otra especie: la humana. Ya, para entonces, resultaba peligroso alojar o reprimir emociones impresionantes, capaces de producir enfermedades físicas o mentales, dado su origen psicológico. Pero pasará mucho tiempo para erradicar la figura del macho dominante que nos parece muy lejana, pero no lo es tanto, recurriendo  a  coacciones dolorosas mediante cismas, prohibiciones, leyes radicales… para que eso suceda. No fue fácil dejar atrás a los ángeles, a los dioses, a los diablos y demás símbolos, solo masculinos,  para que las diferencias atávicas, entre los sexos, se fueran limando hasta olvidar el origen del homo sapiens. Ellos, nunca renunciarían a su fuerza. Ellas harán lo propio con su intuición o sexto sentido. Lo cual vendrá a significar que el techo o límite de la evolución humana se alcanzará quedando estancando en un destino inevitable. Será otra nueva y genuina especie la que, cohabitando con los humanos, sin doblegarnos, pasaran a ser los más altos en la cadena trófica, los que nos sustituyan: ¿Avatares? ¿Figurines? ¿Imágenes inimaginables? ¿A través de meta-versos? ¿En la invisibilidad de la luz o formando parte de ella? ¿Metafísicos?...

Hoy son pocos los que creen y confían en la política y en la religión. En España están desacreditadas. Ambas imponen leyes y costumbres a su conveniencia. Y como “solo los idiotas no tienen miedo”, a él acuden en su propio provecho. A corto o a largo plazo, según les convenga. Con promesas de beneficios inmediatos o en la vida eterna. Con vaticinios a medida, indicando una cosa y la contraria. Y para colmo, imponiendo, a través de sus leyes una igualdad entre hombres y mujeres opuesta a su naturaleza humana, simplemente, por coincidencias aleatorias. Convendría que se ocuparan de no meter miedo y acabáramos con las inmoralidades que vemos cada día (reducidas al ejemplo que nos dan, a la seguridad que nos ofrecen, al respeto que nos merecen,  a la creencia que nos brindan, a las mentiras que nos inquietan, comenzando desde lo más alto: rey y gobernantes, magistrados y altos cargos, representantes sindicales, económicos y religiosos), a fin de que el pueblo llano les imite, aprenda a ser honrado y bondadoso y no al contrario como con su ejemplo nos inducen.

Seguramente, aún, queden muchísimos lustros para la desaparición absoluta de los humanos como especie preponderante. Será menester recapacitar si queremos vivir en un mundo donde podamos entendernos en paz, acortando diferencias sociales y económicas entre las rentas altas y bajas, entre los distintos conocimientos y saberes, en la concordia y la armonía, rompiendo las falsas esperanzas que las religiones y nuestros representantes políticos nos brindan y, sobre todo, anulando la falacia más creíble manteniendo que el destino lo tenemos escrito y, hagamos lo que hagamos, es inevitable. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

TOLERANCIA

En general, ponerse de acuerdo es difícil. La cesión siempre será necesaria para entenderse. Establecer, por tanto, leyes iguales o equiparables -reconozcámoslo- será una tarea imposible. No existe una persona igual a otra y, por consiguiente, resultará imprescindible añadir la asignatura TOLERANCIA a nuestra educación y enseñanza. Y cómo no, antes de juzgar, ocupar el lugar del otro y, por extensión, el de los demás. Nadie puede tener la prerrogativa de la inmunidad, la patente de corso, la verdad de su parte…, por mucho que cualquier excusa sea buena para meter un pleito o la normalidad no exista al ser para cada uno diferente.

Son infinitas las causas que determinan las desigualdades humanas para poder expresar, sin temor a equivocarnos, que “ni el capitalismo representa la libertad, ni el comunismo la justicia”, “ni el silencio es invisible, ni el dinero es poder”, aunque así se estime o se parezcan.

“Al margen de las diferencias anatómicas y fisiologías obvias entre machos y hembras, la diferencia cromosómica tiene influencias en sus cerebros y, por tanto, en su forma de comportarse. El sexo pues influye en el cerebro de manera doble: por mecanismos hormonales y por la expresión y represión de determinados genes”.

Las hormonas sexuales femeninas o las masculinas caracterizan a mujeres y a hombres; si bien, aún siendo del mismo género, los estímulos y las percepciones que dan lugar a la memoria, a la emociones y a la consciencia, originarán la toma de decisiones y sus diversas actuaciones. Ni siquiera el ADN determina por completo lo que somos; lo que hacemos en nuestra vida puede activar o desactivar genes y con ello enfermar o protegernos. Los genes no cambian, pero se apagan o se encienden con lo que hacemos y pensamos, con los interruptores de la educación, la comida, el ejercicio y demás circunstancias de las que resaltamos, con carácter general, el dolor y el placer, encarnados por el miedo (el enemigo del conocimiento porque el propio conocimiento puede eliminarlo) y la pasión (ausente del lenguaje de la razón y sus argumentos). Tan poderosos impulsos tratan de imponerse sometiendo a la voluntad con sentimientos de envidias y rencores, amores y generosidad  respectivamente, antes de caer rendidos o desesperados ante una fe ciega o una esperanza ilusionante.

Tolerancia, pues, para todos y cada uno de los pensamientos que llenan las almas de los humanos, hombres y mujeres, que usan su voz y no la violencia. Hoy, la memoria de Franco  me recuerda a Putin con su propagada. Entonces, mi cerebro en desarrollo, aprehendía  todo cuanto veía, escuchaba y sentía, hasta el extremo de considerar a su excelencia el Generalísimo mi ídolo, del que renegué una vez procesados mis neurotransmisores y comprobar la estafa que simbolizó con su conducta, mentiras y adoctrinamientos. 

miércoles, 18 de mayo de 2022

DIFERENCIAS GENETICAS

Hoy, todavía, después de más de 70 años, tengo vivos los recuerdos que cuento a mi nieto de siete años, especialmente cuando voy a por él a su colegio. La escuela se regía entonces por sexos: las niñas por un sitio y los niños por otro. A la que yo iba, era solo de chicos menores de diez años. El maestro, un tal Chani (tullido él), mantenía en un habitáculo de no más de treinta metros habitación y un pequeño patio cubierto a más de 40 niños. Los más cercanos a él, los mocosos, de no más de cinco que, como los demás, apenas si podían moverse de sus sillas por cuestión de capacidad y a veces irrumpían asustados con sus llantos ante el temor de ser golpeados con la palmeta o el puntero. Los mayores mantenían un silencio estremecedor cuando así lo ordenaba el temido maestro y, en especial, cuando alguno recibía un castigo: generalmente uno, diez, veinte, treinta o más palmetazos en sus manos abiertas. Algunos los aguantaban estoicamente, pero muchos más lloraban a grito pelao. Los sábados por la tarde por una golosina competían a ser el más bueno, mientras se rezaba el rosario y se leía algún pasaje de la historia sagrada. Los críos mantenían una quietud total como si fueran estatuas vivas, sin gestos ni movimiento alguno, con los brazos cruzados o las manos unidas en oración, dejando correr las lágrimas de sus ojos vidriosos  por su rostros, hasta el extremo que en el silencio se oían los aleteos de las moscas en su vuelo, los suspiros de los chicos al respirar o el golpe de algún repentino desmayo que se producía.

Entonces, mi hermana, mayor que yo, apenas si pisaba el cole de las niñas, toda vez que la costumbre no lo exigía y mis padres, imponiendo el sentido poco común del hábito y disciplina, consideraron que no necesitaba ir, aunque ella deseara saber más. Aprendió lo más básico y otras cosas de mujeres, dado que ellas eran educadas para soportar otras cargas distintas a las de los muchachos, como la costura, las faenas de la casa y a un marido. Este sería el cabeza de familia ostentando la representación familiar y la mujer la dueña y sutil alma del hogar.

Hoy, un constipado, unos mocos, un simple malestar o dolor de barriga, lleva a las criaturas hasta su casa, recogidos del colegio con el mayor de los cuidados ya que, no hay duda, son lo más preciado. Ayer, nacían más criaturas en torno una convivencia distinta y con otras susceptibilidades que los formaban más fuertes y más débiles al mismo tiempo, a las que doy pábulo tal como a continuación expreso:

-          Roque tócame Roque.

-          Déjame en paz.

-          Anda Roque, tócamele Roque.

-          Que me dejes en paz te digo.

-          ¿Qué es lo que pasa ahí? -Intervenía nuestra madre.

-          Nada madre, que Roque me está tocando.

-          Yo no la estoy tocando.

-          Roque, deja a tu hermana en paz. –Volvía a avisarme nuestra madre.

-          Pero si es ella.

-          Ya está bien, no quiero oíros más. –La tercera vez que ella, mi madre, se alteraba.

-          Anda Roque, tócame Roque.

-          Te vas a la mierda.

 –Y yo, Roque, le daba un empujón para que mi madre, ya harta, me atizara un zapatillazo poniéndome el culo rojo como un tomate, mientras la culpable se desternillaba.

 ¡Cuántas diferencias heredadas a igualar entre hombres y mujeres!

 

viernes, 25 de marzo de 2022

NUEVOS TIEMPOS

 

Tiempos convulsos son los que estamos atravesando.

Muchos son los factores para que esto sea así. El Covid 19, la Dana, la Filomena, el Mercado de las energías, la Guerra de Ucrania, la Inflación, las políticas, la sociedad…  y, especialmente en España, la agravante tendencia a derribar a un Gobierno legalmente establecido.

Los tiempos son los que son y nadie puede cambiarlos salvo las sinergias reivindicativas bien dirigidas a desestabilizar a la sociedad de por sí perturbada por los elementos antes citados y los populismos. Así el transporte, el campo, la pesca… basándose en un encarecimiento de precios de los carburantes, no dispuestos a trabajar con pérdidas, como debe ser. Antes, cerrados por la pandemia, restaurantes, turismo, espectáculos… se quejaron de igual forma, alentados por proclamas, cacerolas y banderas. Todos recurren al papá Estado, algo razonable, muchos aprovechando la coyuntura propicia para hacer caer al Ejecutivo, sin que otros lo sepan. Por tanto, cuestiono las causas que lo justifican cuando están sometidas por partidos, entes, agrupaciones, sociedades… con intereses particulares o para auparse al poder y beneficiarse.

Presiento que no es difícil saber quiénes disfrutan con la situación a sabiendas de “que a río revuelto ganancia de pescadores”. Obsérvese, que sin aportar soluciones vaticinan desastres  presuntamente deseados y contribuyen olvidando las circunstancias adversas por las que atravesamos.

Son muchos los sectores que en otros tiempos nadaron en la abundancia con beneficios  y, por supuesto, con nadie los repartieron. Elogiaban los mercados aduciendo que eran el motor que todo regula y, únicamente, se quejaban cuando sus costos se encarecieran, pero, sin embargo, callaban porque los repercutían en sus ventas o servicios, como ahora podrían haber hecho. Pero no…

¿Ahora, cuando llegan las vacas flacas, por qué no lo hacen de la misma manera y cada cual aguantan su vela? Lo que no se puede hacer “es estar en misa y repicando”. La fórmula no consiste en que todos asumamos las pérdidas de los negocios y en épocas boyantes apenas si contribuyen con los impuestos, ya que son enemigos acérrimos de ellos.

El Mercado, la Competencia, la Oferta y la Demanda son libres, sin duda, pero el Estado, que somos todos y no puede ser nada de eso, debería de renunciar a ser regulador como hasta ahora (nacionalizando pérdidas y privatizando beneficios), y sí, al contrario, operando igual que los intereses privados actúan:  convirtiéndose en competencia y permitiendo el caos que provocan para, en su caso, hacerse cargo de ellos por inanición o absorción. “Otro gallo nos cantaría”. Eso sí. Ojito con los reguladores que surjan o se ofrezcan. Sean externos, de otros lares o potenciales, deberán ser estrechamente controlados.

miércoles, 23 de marzo de 2022

MUJERES Y HOMBRES

 

La igualdad no existe.

Hombres y mujeres se empeñan en hacer lo posible en imposible y viceversa. Difícilmente se podrá cambiar el rumbo, el destino, la naturaleza humana, tanto o más que tratar de asegurar o no la existencia de Dios. Son cuestiones de infinita trascendencia irrealizables de conseguir, al menos, a corto o medio plazo.

Mujeres y hombres jamás podrán ser iguales. A lo sumo podrán equipararse en igualdad de derechos y obligaciones, aun cuando sus características diferentes darán resultados diferentes. En el mejor de los casos, en busca de optimizar recursos, Dios, la Naturaleza o algún fenómeno prodigioso, podrían hacer surgir seres hermafroditas que economicen la fecundación, el más significativo asunto que ocupa a la humanidad. Ya, desde el nacimiento del homo sapiens, su constitución y desarrollo, aun siendo univitelinos, se acusan diferencias. Solo la invención de un portento adecuado podrá construir modelos de cosas, no de seres vivos, con idénticas tipologías y peculiaridades. El intento de crear o hacer entes u objetos similares, será merced a la igualdad de oportunidades, la tan ansiada y asimilable paridad que tanto se admira y pregona, dados ya en determinados aspectos. No así, sin embargo,  a la hora de aplicar la ley. Esta y sus efectos distan, cada vez más, entre hombres y mujeres, aunque debería ser al contrario. Pero no. Mujeres y hombres no son iguales ante la ley, aunque la Constitución española lo diga en su artículo 14 y, por tanto, sus derechos y obligaciones son dispares.

 ¿Por qué al hombre se le anula la presunción de inocencia ante la palabra (verdadera o no) de una mujer? Eso es, presuntamente a mí juicio, una discriminación manifiesta empleada por la ley, no ya en casos extremos, sangrantes o de fuerza mayor, sino en la totalidad de los mismos.

Todo el mundo sabe las diferencias entre los diversos géneros. Es evidente que ningún ser vivo es idéntico a otro como hemos dicho antes: algo perceptible a simple vista y conforme a las infinitas combinaciones de genes y memes generados. Hombres y mujeres se complementan. No obstante, la justica nada quiere saber de iguales o complementarios. Para ella, la ley, las hembras hablan y dicen una cosa y la contraria y, casi siempre, tienen razón. Los machos van de frente y, casi siempre, tienen las de perder, salvo excepciones. Las huellas primigenias de las hembras recolectoras (a corta distancia) y los machos cazadores (de largo recorrido) se sintetizan en ello. Los jueces, tal vez, consideren que emplear la fuerza física (obvia) por los hombres, muy distinta a la fuerza  psicológica (oculta) de ellas, les da ventaja. Nada más lejos de la realidad. La mayor parte de las veces los daños psicológicos (no visibles) son infinitamente más dañinos y graves que los físicos (evidentes) que se acreditan como prueba. Un claro síntoma es la cantidad de suicidios existentes en España: tres veces superior en los hombres que en las mujeres.

Búsquense fórmulas para la protección de las mujeres antes que queden indefensas, pero no por eso castiguen a los hombres sin pruebas objetivas que los hagan culpables y, mucho menos, a los hijos que la mayoría de las veces están influenciados por sus progenitoras. Piénsese que estos asuntos no son matemáticos y una sola fórmula jamás puede ser aceptable. Las susceptibilidades y los sentimientos, el cuerpo y el alma, la vida en definitiva, va en ello, de ahí que sea tan difícil su manejo. Un cuidado especial, transcendente, ha de emplearse, antes de recurrir a una medida preventiva, por norma, contra el hombre, dado que  no hay, ni se da  en los humanos, la palabra de Dios.

miércoles, 16 de marzo de 2022

NACER PARA MORIR

 

Una idea, un pensamiento, una ideología, ¿merecen la muerte de un ser humano?

Una situación asfixiante, una falta de acuerdo, un desencuentro, lo que nos espera, ¿es suficiente para dar un golpe de estado o iniciar una guerra?

¿Existe algo de más valor que la vida de una persona?

Solo una enfermedad incurable o la muerte deberían arrebatarnos la vida. Todo lo demás tiene soluciones. Y si no lo crees, ¿por qué no te preguntas cuánto vale la tuya?

Son muchos, es cierto, los que piensan que la vida vale bien poco. Basta visualizar niños muriendo de hambre, gente sufriendo penosamente, seres maltratados, violados impunemente e, incluso, momentos por los cuales alguien hubiera deseado no haber nacido. Sin embargo, piensa un momento: “¿Podrías acabar con alguna vida?”

Tal vez haya quien lo haga por caridad. Por una enfermedad irreversible. Suicidándose. Por formar parte de un pelotón de fusilamiento. Por dinero, por poder o...

¿Y, por qué lo harías tú?

¿Y por qué lo hará Putin?

Nadie es más que nadie. No debemos consentir que quienes no temen por la vida de los demás ni por la suya propia, se instalen entre nosotros. Condenemos el crimen, a los asesinos,  a quienes los patrocinan.

Es triste que todavía haya quien siga manteniendo, justificando o enalteciendo a los que provocan la muerte de sus semejantes, sencillamente por pensar, sentir o hablar de distinta manera. No es necesario citar a nadie ya que a nuestras mentes acuden infinidad de nombres que jamás olvidaremos. ¿Será por esto último el porqué lo hacen?

Luchemos pacíficamente para hacer entender lo que estamos leyendo. Llevemos a tales precursores del bien a sus semejantes (eso es lo que se imaginan, pues no carecen ni de poder ni de dinero generalmente) ante los tribunales independientes para que se les haga justicia, aunque pienses, igual que muchos, que lo mejor sería acabar con ellos. Esto último vale con pensarlo no con efectuarlo si no queremos convertirnos en uno como ellos.

¿Alguien conoce una razón para iniciar una guerra? ¿Hay algo positivo en ello?

Reyezuelos, dictadores, patrioteros, nacionalistas, embusteros… más a una industria armamentista puede interesar la guerra. Esta únicamente puede quebrar si las siguientes generaciones son capaces de convencerse de que la paz en el mundo es imprescindible. Comencemos a preparara a nuestros hijos y nietos para ello. Han de saber que todos nacemos para morir irremisiblemente, no para matarnos. Que no ignoren sus consecuencias y todos saldremos ganando.

sábado, 12 de marzo de 2022

¿Por qué nos enfretan?

 

Leo el titular de una noticia (hoy 12.03.22) que dice: “VIOLENCIA DE GÉNERO. Xxxxxxxxxx, tercera localidad que se suma a la plataforma Viogén” e, ignorando a qué se refería su última palabra, continué leyendo la misma para saber que ese vocablo está relacionado al Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género, Viogén. El pueblo en cuestión,  de unos 2.200 habitantes, mitad hombres, mitad mujeres, de una provincia con más de 200 municipios y 692.000 almas, “inicia los trámites para adherirse al Sistema y… protección de las víctimas. El alcalde -termina la noticia- subrayó el compromiso municipal contra la violencia de género y a favor de hacer lo posible para que la localidad sea un lugar más seguro”.

Enseguida me percaté que los medios no paran de comernos el coco con la violencia de género (“un accidente gramatical que nos clasifica en masculino, femenino y neutro”)  y especialmente la realizada por los hombres, dado que poco o nada se difunde de la ejercida por  mujeres a las que, sea dicho de paso, únicamente se las considera víctimas. Sin embargo, la nota del diario apuntada ¡chapó! no habla como viene siendo habitual, de VIOLENCIA MACHISTA (“actitud o comportamiento de quien discrimina o minusvalora a las mujeres por considerarlas inferiores respecto de los hombres”) en la que ellas (“o elles”) quedan fuera.

Hoy insultan y acusan, sin más, a los hombres como si fueran delincuentes, maltratadores o criminales en contra de las mujeres. Ni siquiera ante el infundio de cualquiera de ellas goza o se le reconoce su presunción de inocencia. El machismo sin duda existió, existe y existirá por desgracia. La delincuencia no es exclusiva. Reconozcamos que en otras épocas, y actualmente en ciertos sitios y casos, la mujer estuvo oprimida, tratada como un mueble, incluso, por imperativo legal y de eso hay que echar las culpas a los sistemas políticos, a las instituciones, a las leyes y, sobre todo, a las religiones y costumbres que aún perduran.  Jamás escuchamos a nuestras abuelas y madres decir que su marido fue machista. Tal vez, básicamente, porque recibían el jornal que él llevaba para que ella lo administrara como gobernaba la casa, o cuando ambos se amaban y de manera educada compartían las decisiones o cuando juntos ante los demás se excusaban. El rol del hombre y la mujer era distinto, ni peor ni mejor,  y jamás seremos iguales porque lo que se complementa no es lo mismo. Eso sí, no había un Ministerio de Igualdad del que se oye ser presuntamente antónimo, radical y  xenófobo ya que ningún hombre trabaja en él, ha impuesto leyes partidistas y que dice la mujer es creíble, palabra de Dios.

Ni entonces ni hoy existen hombres que se precien, o por el hecho de serlo, odien a la mujer. Habrá circunstancias u otras causas que lo provoquen y viceversa. Tampoco por el hecho de ser hombre se es un criminal o por ser mujer  se es prostituta. ¿Cuánto quedará para seguir albergando nuevas injusticias y como las de antaño seguirlas callando? ¿Qué intereses median para enfrentar a hombres y mujeres?

lunes, 21 de febrero de 2022

ENTRE LADINOS ANDA EL JUEGO

 

“Soy un aguerrido defensor de Franco. También lo soy de Jesucristo, nuestro señor. No puedo ser de otra manera por convicción y me siento español de pura cepa, manchego por más señas. Tengo siete años y me encanta vivir en la década de los años cincuenta del siglo veinte”.

Desde entonces ha llovido un poco.

Mi Patria no ha cambiado, es España, pero, aún siendo el mismo y aquella la etapa más feliz de mi vida, hoy no me reconocería de ignorar que era yo aquel crío.

Mi pueblo, sí, el más importante, y mi barrio, el de San Sebastián, no digamos: glorioso.

¿Cómo olvidar tales vivencias?

Ni quiero, ni puedo olvidarlo. Es una añoranza entrañable, sincera y pura como el agua brotando cristalina de un manantial. Sin embargo, sin querer ni entrar en detalle, la contienda actual del Partido Popular me lo ha evocado. Franco de un plumazo, sin contemplaciones, se hubiera cargado a ambos. Al cabecilla de Casado y a la tigresa de Chamberí. Después, cada uno podría montar su circo entre sus más entusiastas seguidores, pero mientras tanto aire, que todo huele a chamusquina.

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos.

Quiero que un dictador no nos gobierno a su antojo y capricho, prefiero una democracia con todos sus defectos e irregularidades, que se irán subsanando a medida que se intensifiquen los controles y resquicios por donde se esfuma, como es el caso, por conductas semejantes.  

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos.

Quiero seguir viendo a Jesucristo no convertido en moneda de cambio de la gran multinacional que lo explota. Llenando los mercaderes sus alforjas, merced a un borriquillo palmeado entrando en Jerusalén o conmemorando su ignominiosa muerte en la cruz.

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos.

Quiero que la justicia camine avanzando hacía una verdadera probidad, que aún no lo es,  y reine en  ella, al menos, un recto e independiente espíritu humano.

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos.

Quiero que el saber de la gente y el respeto hacia los demás se engrandezcan para que la convivencia, el acuerdo y bien social, se aúpen por encima de salvadores de patrias y tiranos clementes cuando, en realidad, lo fueron por sus propios bolsillos e intereses.

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos.

Quiero que en nuestras casas, con nuestra familia, y fuera de ellas, con los demás, se pueda hablar de todo.  Y no, como entonces, donde con el brazo en alto había que decir: ¡Arriba Franco! Idolatrado entre yugo y flechas, bajo palio de iglesias, al compás del himno nacional, a imagen y semejanza del Sagrado Corazón o la Virgen de las Angustias, que daban miedo.

No, no deseo que vuelvan aquellos tiempos, aislados y alejados del resto de las naciones, pese a la felicidad que añoro, si bien, reconozco que hoy, aquella España triste y pobre, oscura como una tumba, desapareció para siempre aunque algunos trasnochados  la echen de menos.