Desde hace algún tiempo vengo oyendo
comentarios y maldiciones contra la señora Merkell. La tal señora, a mi juicio,
tiene sobradas razones para no darnos (ni siquiera prestarnos) una peseta más. Le llueven las críticas por
su falta de solidaridad, por no querer hablar de los eurobonos o de la deuda
europea. En definitiva, porque no se fía de España.
Me he preguntado que haríamos nosotros en su caso. ¿Qué
haría usted?
En una pequeña aldea del mundo llamada España, asociada a
otras de la CEE, hay entidades de crédito (CCLM, CAM, Madrid, Bancaja, Sur,
Nova Galicia, Catalunya, Cantabria, Extremadura, Tarragona, Manresa, Valencia,
etc.) que han dilapidado desde 3.000 a más de 20.000 millones de euros cada una
sin saber cómo: nadie lo explica ni hay responsables. El Gobierno no
informa que con los impuestos de los contribuyentes se pagan sus sueldos. Unos
sueldos nada desdeñables e infinidad de los gastos millonarios que originan,
así como los de sus asesores y los de una miríada de políticos que no
gobiernan, que gozan no sólo de prebendas para ellos sino para sus conocidos, a
los que colocan en cargos tan miserables de los que tan sólo al mes se llevan
unos 6000 euros. ¡Pobrecillos! ¡Vayamos
calculando! Gastan además en obras faraónicas innecesarias ¡y el dinero no
es suyo! (aeropuertos en Ciudad Real, Castellón y otras en Galicia,
Valencia, Palma de Mallorca, etc.)
Póngase la cifra que se quiera y ¡diez ceros! después, sin ningún
tipo de control, ni miramiento, aumentando una deuda que no pueden pagar,
sin que el Gobierno de turno haga nada por impedirlo, al contrario, alentando
con el paradigma de la pasta gansa
que se llevan insignes expresidentes de gobierno, miembros del máximo tribunal
de justicia, cargos de partidos políticos, consejeros de cajas y empresas ya no
sólo privadas, (que también) sino públicas, de organismo oficiales, etc.; hasta
algún allegado de la casa real se contagia, por citar algún ejemplo. ¿Van
sumando? A los ciudadanos nos orientan y, sin esfuerzo, relacionamos dinero fácil con nombres que nos suenan:
Gil, Marbella, Malaya, Rumasa, Palma de Mallorca, Valencia, Gurtel, Fabra,
Emarsa, Brugal, Eres, Andalucía, etc. de donde emergen tufos estafadores. Y,
por supuesto, se dice, que no se encuentra los dineros que desaparecen. ¡Y
es que todo vuela! Ellos, las compañías, los dineros, pero vuelven los Filesa, los Matesa, los Ruiz Mateos y la
madre que los parió; y me digo, ¿si los santos, ni las vírgenes comen,
alguien se los habrá comido? Pero no. Desaparecieron y punto: muevan altares o
rincones ni aparecen, campan para seguir robando en más descuidos.
¿Alguien en su sano juicio prestaría, sin garantías, una peseta a una aldea semejante?
A la Merkel le importa un comino quien pague: la salud, la
educación, la cultura, el bienestar de la gente, que más da. Esas son las
fianzas que quiere, porque como muchos ciudadanos, no se fían de esos que
nos representan, decidiendo en su
provecho. Ni de los de ahora, ni de los
de antes que nos toman por tontos sin atreverse a dar la cara para informarnos,
sin exigir explicaciones a los que son de su cuadrilla, permitiéndoles no
devolver lo robado, carentes de responsabilidades, sabedores que no sufrirán
penalidades. Se gustan acusando a la gente de haber vivido por encima de sus
posibilidades cuando ellos o son unos mangantes o desconocen la realidad o no
tienen a nadie suyo en el paro. ¿A quién quieren engañar?
Tomen las riendas de la austeridad para quienes tienen,
(limitando sus rentas, regulando sus herencias) no para los que morirán de
hambre, echándolos fuera de España a encontrar trabajo o a que la inanición los
elimine. Digan y hagan lo prometido, no se escondan entre las mentiras y la
ignorancia a la que quieren llevarnos.
Apoyaré siendo crítico con la autoridad que me representa.
Alemania también lo agradecerá.
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