domingo, 18 de mayo de 2014

¡QUÉ NO NOS ENGAÑEN MÁS!



A veces, al levantarnos de la cama caemos en la cuenta,  que muchas cosas marchan al revés; hasta la lámpara de enfrente, por vez primera,  la vemos algo torcida cuando allí lleva instalada más de diez años y ni hemos reparado en ello.
¿Piensan, acaso, que el partido gobernante cree en la democracia de la que tanto habla? Estoy convencido de que no. Se dedican a lo suyo. Les importa una mierda lo que la gente piense o crea. Como los consejos de administración de una empresa: Su objetivo es ganar dinero.
A la gente se nos engaña. Nos engatusan diciéndonos  la importancia que tenemos. Nos toman el pelo. Incluso en campaña, antes de las elecciones, lo tienen muy claro: ¡Qué se jodan! Ellos van a lo suyo. A ganar dinero. ¡Qué fácil resulta hablar en nuestro nombre!
Veamos qué democracia interna tienen los partidos: Sus dirigentes son elegidos a dedo. El mismo dedo, que sirve en el Congreso para que sus gregarios hagan lo que se les indica. Antes, en sus reuniones internas, dijeron amén a lo que propuso el cabecilla principal nombrado por el artículo 23, es decir, a dedo.
Todo ese paripé de las elecciones es mentira. Como lo que dicen. Sólo quieren ganar su sueldo. Y ello es lícito; pero no lo es la falacia sin responsabilidad alguna. Y menos aún, cuando conseguido el puesto, se apoltrona en su escaño al amparo de una política que no debate, que calla de espaldas a quienes lo eligieron y sólo acepta las órdenes de su partido.
A la postre entendemos lo ignorantes que somos ¡Qué paguen los primos! Allá, en las alturas, roban y no pagan impuestos. Por eso están interesados en que el dinero físico circule y no se elimine. Que los paraísos fiscales no desaparezcan. Que las empresas guarden a su nombre, sin pagar ningún tipo de gravamen, toda la clase de lujos de las que ellos disfrutan. Y, por supuesto, que sus hijos las hereden para continuar con los chanchullos. Por eso están muy interesados en que permanezcan  las grandes diferencias entre nosotros, alimentando con subsidios de miseria a pobres y voluntarios de ONGs,  mientras gestionan y crean fundaciones, empresas tapaderas o patrimoniales, fondos en parajes cercanos y permitidos con estímulos a la economía, desgravaciones y demás componendas que les encaje. Y todo ello legalmente, a través de organismos Internacionales  u otros entes de dudosa catadura, dirigidos por bocazas que pregonan lo mucho que ganan los trabajadores cuando a ellos su avaricia no los detiene ¡Ganan lo que nadie sabe! Y, además, ¿para qué limitar las rentas? ¿Para qué pensar en un reparto justo de la riqueza? Para que ayudar a los desamparados ¡Qué se jodan! Se lo tienen merecido. Y eso es así, sin duda, porque Dios lo quiere. Ese Dios que está representado por una de las sociedades más rica que yo conozca. Ese Dios estará satisfecho si nada quiere con los indigentes, los que saltan las vallas.
Que no nos entretengan con carnaza de corrupciones cuando luego se queda en aguas de borrajas. Les interesa jugar al pin-pon insultándose unos a otros, mientras se ríen de la gente y nos tratan como si fuéramos chiquillos. ¿No ha pensado alguien que el  dinero público se puede controlar  si todo se moviera a través de una sola cuenta corriente? ¿Si los cargos  estuvieran limitados en el tiempo y, por supuesto, separados e independientes a los de la justicia? ¿No sería mucho mejor si el Estado se financiara con sus propios recursos? ¿Si dejaran de ayudar a los poderosos?... ¿Qué cómo se consigue eso? Lean 5 Fórmulas para el bienestar de España que se regala comprando la novela ESCAPE ¡Qué no nos engañen más!

No hay comentarios:

Publicar un comentario