sábado, 21 de febrero de 2015

¿QUÉ HARÁN AL RESPECTO?

Cuando los ciudadanos (hombres, mujeres, niños o mayores) son bombardeados por la existencia de algún conflicto o contienda, siempre hay algún militar que manifiesta su profundo pesar y lo lamenta, pero lo justifica con que “la guerra es la guerra”. Ocurre lo mismo cuando vemos a gente indefensa o a familias expulsadas de sus casas mientras, en los medios radiotelevisivos o en la prensa, el prestamista que lo motiva declara sentirlo poniéndose en lugar de los desahuciados, hasta el extremo de empatizar con sus víctimas, viniendo a explicar, finalmente, que “los negocios son los negocios”.

Son dos muestras de hipocresía nada extrañas (una cotidiana en España como el pan de cada día) semejantes a las disculpas de un político cuando comete un error . A lo sumo pide perdón sin que se resienta en su cargo, sin dimitir, sin que su jornal merme, sin aceptar responsabilidad alguna. En el fondo “la política es la política”, argumenta.

Hemos de saber que hay políticos a los que no les mueve, precisamente, el servir a los ciudadanos como afirman, y han accedido (pido disculpas de antemano si me equivoco) por “conseguir una parcelita de control a través del modo que sea, no importa lo sucio o agresivo que resulte. Gente ambiciosa y sin escrúpulos que vive en la puñalada trapera al compañero y en la falta de principios acostumbrados a esas miserias. Tratan de militar en cualquier organización independientemente de la ideología que tenga”.

Hemos de aportar. Y aportar no es declarar “abajo el Rey”, “fuera La Constitución”, “a la cárcel con los ladrones”, “muera la corrupción”, “aniquilen el paro, …”, sino decir como  eliminarlo o sustituirlo indicando las fórmulas o procesos para combatirlo o establecerlo y no sólo enmendando o criticando al contrario. Publicitarlo en los medios es importante, pero, mucho más, dar ejemplo de lo que se divulga en la vida personal. Utilizar la radio, la televisión, el dinero público con fines propios o partidistas es tan negativo para la democracia como lo pueda ser la corrupción.

Las organizaciones políticas nuevas que quieren gobernarnos han de dar pruebas claras, en todos sus actos, de Honorabilidad, Transparencia, Rentabilidad y no incurrir en lo que reprochan y atacan. Los aparatos sucios no sirven, los viejos trucos están denostados, las prácticas engañosas asustan y exigimos que nos muestren las garantías de que disponen para no caer en los mismos errores de quienes nos han gobernado. ¿Quitarán el dinero físico de la circulación para combatir a los delincuentes? ¿Erradicarán las desigualdades deshonestas entre los ciudadanos? ¿La Justicia será independiente de la política? ¿Anularán el desempleo? ¿Carecerán de inmunidad y privilegios como cualquier persona? ¿La libertad y la pluralidad de pensamiento serán respetadas?.... Y, ¿cómo lo harán?, ¿cómo acometerán la educación y el medio ambiente?, ¿cómo racionalizarán la economía con los derechos sociales? ...

Hoy día hay una enorme liquidez de dinero que está queriendo ir a la economía real, sin embargo se queda en los mercados financieros que, como todo el mundo sabe, son mercados especulativos. ¿Qué harán al respecto? Son tantas y tantas las interrogantes que sólo y a fin de cuentas vale que el hombre esté por encima de todo y se actúe, como dije antes, con Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad para salvaguardar la democracia. No obstante, como ciudadano de a pié, no me gustaría quedarme sin contestación a las preguntas realizadas que, por otra parte, en los libros Escape y 5 Fórmulas para el bien de España, ya han sido contestadas.


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