sábado, 20 de junio de 2015

EVITAR LO GRATIS

Todo, absolutamente todo, debe representar un valor. Obtenerlo, un coste. Tal vez, por eso se diga: "no dar el pez; enseñar a pescarlo". Con la compra de la novela de ficción Escape (terapéutica para los hombres) se regala el libro 5 Fórmulas para el bienestar de España y, entre ellas, habla de ocupar, de dar trabajo a todo a quien lo necesite a cambio de un s.m.s. (salario mínimo de subsistencia) para que cualquiera pueda sobrevivir sin mendigar ni delinquir; sin acudir a la caridad ni causar indignación, ya que tales procederes no son sino el fracaso de la sociedad que los permite.  Carezco de negocios y mi mayor interés personal es divulgar El Proyecto que encierran los libros reseñados y el debate del presente blog: http://ciudadesocupacionales.blogspot.co.uk/
“De lo que no cuesta se llena la cesta”. Es imprescindible un esfuerzo, un sacrificio, una renuncia, un coste en definitiva para el logro de cualquier cosa. Conseguir algo sin ningún tipo de compromiso, tener lo que se desea sin nada a cambio, tener todo a su disposición en general, es un alarde de inutilidad que, tarde o temprano, pasa factura, independientemente del origen de la persona.
La situación del trabajo actual en España es lamentable; más aún, cuando su ausencia, ese ocio obligado, desgasta  cuerpos y mentes vigorosas para la acción. No poder trabajar es una lacra que origina esfuerzos estériles con su búsqueda, miseria por la falta de ingresos, inutilidad ante los conocimientos que retroceden, inseguridad para afrontar el devenir, desconfianza en sí mismo y en la sociedad, impotencia de no saber contra quien rebelarse, deseos truncados y una larga lista de apocopes, minusvalías o decrepitudes  conducentes a la esclavitud moderna, para la que los Gobiernos no tienen respuesta o no quieren darle solución ¡Si ellos carecieran de ingresos! ¡Si tuvieran un coste personal por no remediarlo!
La existencia de rentas astronómicas que permiten a sus beneficiarios gozar de lo que deseen sin pensar en el dinero, los herederos que con su sola mirada consiguen cuanto se proponen, los cargos relumbrones alcanzados sin esfuerzo, carentes de responsabilidad o sin tener que dar cuenta de sus actos, se convierten en engoladas criaturas sin respeto, faltos de un hervor que, por lo general, viven en mundos distantes a los del resto. Quizás alguna vez tengan que compartir lo mismo que los demás, porque lo que ocurre a alguien puede suceder a todos.
De tales subsistencias contrarias se han escrito millones de páginas seguramente, sin embargo, ninguna de separar radicalmente (de verdad) las personas físicas de las personas jurídicas y lo público de lo privado. Es algo sencillo y fácil de realizar. No es utópico. Es otra forma de hacer política; donde cualquiera pueda optar libremente por lo que crea mejor conforme a sus principios, creencias y determinaciones y poner la economía al servicio de la mayoría. Así: Cualquier persona física alcanzará sus sueños dependiendo de sus capacidades y actitudes. “La dignidad no vale nada si uno no se la gana, si no está dispuesto a pagar un precio por ella”. Cualquier persona jurídica podrá obtener los beneficios que se proponga, facilitándole la exención de impuestos y decidiendo (a partir del s.m.s.) sus costes laborales y su contratación.  

En los libros leerán que el Estado propiciará la igualdad de oportunidades para todos con H.T.R. (Honorabilidad. Transparencia. Rentabilidad). Y que los miembros políticos del Gobierno que lo represente, elegidos democráticamente, algo propio deben jugarse, preconizando que ”nunca confiemos en las palabras de un hombre que no es libre de hacer lo que promete” y, menos aún, si le acompañan antecedentes de que no cumplió lo prometido.

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