martes, 3 de diciembre de 2019

QUE EL PASADO DE ESPAÑA NO REGRESE AL PRESENTE


“Un diplomático alemán murió en París asesinado por un judío. Los nazis utilizaron el incidente para espolear una revuelta contra los judíos en toda Alemania. Asaltaron sus comercios y negocios y mataron mucha gente. A ese suceso, Kristall Nacht, la Noche de los Cristales rotos, lo llamaron así por la infinidad de cristales rotos de los escaparates esparcidos por las calles. El Gobierno alemán aseguró que había sido una revuelta espontanea, pero, en realidad, se trató de un acto de barbarie perfectamente planeado y ejecutado por el gobierno, y estuvo a cargo del mismísimo Goebbels.(Noviembre de 1938)”.

Todo el mundo sabe como acabó aquello.

En Noviembre de 2019, 81 años después, en España, concretamente en Cataluña, ocurrió algo con tintes parecidos a cargo de los CDR y orquestado, presuntamente, por un gobierno que se dice democrático, pacifico y dialogante. Un gobierno que, afortunadamente, carece de armas como aquel, pero henchido de soberbia suficiente para declarar la independencia de un territorio que no solo a quienes lo forma y a sus seguidores pertenece. Un gobierno que promueve un sentimiento patrio y victimario odiando a los que no comparten su ideario, anteponiéndolo a la razón sin importarle el daño que provoca en la gente y en el lugar donde lo practica, por mucho que consideren que la biología puede cambiar los sentimientos.

¡Líbrenos Dios de espíritus tan retorcidos!

Cuando ves como viven en algunos países, nos damos cuenta de la suerte que tenemos. Pasa, sin embargo, que en España no todos vivimos igual de bien y las desigualdades del bienestar cada vez son más acusadas, aumentando las diferencias entre pobres y ricos, entre lugares de primera y de segunda, con gente olvidada debido a su nula voz, a su silencio, a su indiferencia o a la “comida de coco” que les efectúan sus gobernantes para tapar sus propios desaguisados.

“Uno no es de donde nace sino de de donde pace”. Uno es de allá donde se le quiere, se le estima o se le reconoce. Solo la autosuficiencia sirve para iniciar a faltar el respeto a los demás.

Y ojo a las palabras. Desconfiemos de las voces que, aun siendo elocuentes, incitan al odio, a la violencia, a la descalificación. Todo comienza con el discurso que nos enfrenta. Aquel que aborda la discriminación, la diferencia, la supremacía. Aquel que nos entusiasma y alardea de nacionalismo exclusivo para contaminarnos con la superioridad de los unos sobre los otros.

“El mundo es representación. La realidad es representación y la representación es realidad. Lo mejor es aceptar la representación tal como es. La lógica y la realidad no existen, del mismo modo que no existe el convencimiento de que todos somos hijos de la tierra, de la misma tierra. Pretender seguir el camino del entendimiento por medios heterodoxos, es como pretender que un escurridor flote en el agua. Nadie es capaz de lograr que flote un objeto lleno de agujeros”.

La paz, la armonía, la convivencia en la educación han de prevalecer. El odio genera odio. La violencia engendra violencia. La pobreza deriva a más pobreza. Existen bienes, recursos, medios suficientes para que nadie tenga que predicar la caridad para los demás. Basta con que seamos responsables, solidarios y tolerantes entre sí y entre los demás pueblos. Las soluciones no pasan por la independencia, sino al contrario, por  atisbar en la comprensión la búsqueda de los problemas y las fórmulas para remediarlos entre todos y no aisladamente. 

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