jueves, 7 de enero de 2021

PARA EL BIENESTAR CIUDADANO. 3.- El Estado crea ocupación.

Un año aproximadamente será necesario para que se consolide el primer pilar social (EXTINGUIR EL DINERO FÍSICO) tal como indicábamos en nuestra anterior entrada. Un tiempo en el que las Cortes de España podrán promulgar y desarrollar una Ley de Ocupación para lograr el Pleno Empleo, obligando al Gobierno a movilizar a todos los habitantes que, en edad laboral, no tengan trabajo. Es decir, exigir el cumplimiento constitucional que fuerce al Estado a crear ocupación en la que se asiente el segundo pilar social (EXTINGUIR EL DESEMPLEO) más importante para el bienestar ciudadano.

El Estado, en el menor tiempo posible, tendrá que establecer una oficina local (distrito, barrio, aldea, municipio, ciudad) con medios técnicos y humanos necesarios que lleven a término y con seguridad la Ley expuesta para que el demandante de empleo, en un máximo de seis días, esté ocupado en la empresa pública o privada y cuyo salario le permita vivir dignamente. La Administración tendrá un censo diario permanente de las personas sin empleo, con sus datos personales, características, experiencias y demás particularidades de cada uno de ellos. Personas que dependerán del Estado (o quien este designe) mientras la iniciativa privada no les coloque directamente.

El Estado se convertirá en el principal Mercado Laboral ante la ausencia privada, incapaz de dirigirlo e imponerlo, y porque, por sí solo, ni se regula ni se normaliza. Retendrá un 10% a cada perceptor para cubrir parte de su pensión u otra contingencia.

Por el hecho de ser ciudadano español o habitante legal en España nadie quedará atrás o desatendido. Este estará dispuesto a ser útil a la sociedad ocupándose (trabajando o formándose) allá donde sea necesario. El Pleno Empleo será una realidad y todo el mundo tendrá un salario digno para poder vivir.

Las Administraciones (todas) revisarán cuantas prestaciones económicas desembolsen  (subvenciones, retribuciones y demás caridades) y dejará de pagarlas, salvo las excepciones de fuerza mayor que se contemplen. El Estado proporcionará ocupación que no podrá ser rechazada repetidamente, en cuyo caso, de no justificarse satisfactoriamente, quedará sin emolumentos públicos y al albur de sus circunstancias personales. Las administraciones públicas serán solidarias, pero no caritativas: remunerarán a quien trabaje con un sueldo que se abonará en la cuenta bancaria del ocupado.

La abolición de los trabajos físicos irá en aumento. Los trabajos para la comunidad se  extenderán hasta el punto de que el Estado copará la mayor parte de las tareas: seguridad, sanidad, educación, atención social, intermediación de medios laborales… Los emigrantes encontrarán  trabajo o formación de igual manera. Se necesita mucha mano de obra allá donde la empresa privada no llegue, en la vendimia de La Mancha y la Rioja, en la recogida de la cereza en Huelva y la aceituna en Jaén, en las tareas de la huerta de Murcia, los naranjos de Valencia y los frutales de Lérida, en los chiringuitos de Andalucía y hoteles de Canarias o Mallorca, y en otros lugares que el Mercado Laboral habrá de satisfacer, siendo imprescindible habilitar, en su caso, instalaciones decentes para que cuantos trabajen puedan vivir honradamente (descansar, socializar, educarse, respetar leyes y normas tanto españolas como extranjeras).

 

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